Hace algunas semanas mi esposa estaba descansando en el sofá después de acostar a los niños por la noche y tuve el impulso de hacer algo positivo. Mientras iba a la cocina a preparar una taza de té para ella, me llamó y me preguntó si me importaría hacerle un té.

Hice el té pero perdí mucho del entusiasmo que tenía para hacerlo.

Hay algo especial en hacer algo inesperadamente y que no fue solicitado. Es una reflexión más exacta de lo que eres realmente y lo que realmente quieres hacer. Después de que mi esposa lo solicitara, el té se convirtió repentinamente en un trabajo (obligación) en vez de la expresión de cariño que era la intención.

Pero, ¿dónde nos deja esto con respecto a nuestra relación con Di-s? Nuestra relación con Él está escrita desde el momento en que abrimos los ojos en la mañana hasta el momento en que los cerramos de noche. Los trabajos demandados por esta relación –los 613- aparentemente no dejan mucho espacio para improvisaciones, para impulsivas y originales explosiones  de cariño y amor. Tú quieres cumplir con Él – bien, estás solamente cumpliendo con tu requerimiento de rezar. Tú quieres darle a Él algo especial, quizás una importante donación para la sinagoga - bien, pero solamente has cumplido con tu obligación de hacer caridad.

Por suerte tenemos la habilidad de expresarnos en el transcurso de esta muy importante relación. La parte no escrita de nuestra relación se llama teshuvá, traducida aproximadamente como arrepentimiento.

Muchos estudiosos de la Torá se han preguntado cuál es la razón de que Maimónides omite mencionar teshuvá de la lista de los mandamientos de la Torá que él mismo escribió. Él solamente indica que si una persona hace teshuvá, está obligado a confesar oralmente los pecados cometidos y por los cuales se está arrepintiendo. Se han dado muchas explicaciones pero quizás la más adecuada sea el Minjat Jinuj, que mantiene que la teshuvá es totalmente opcional. Él opina que la Torá sólo requiere de nosotros de confesarnos si hacemos teshuvá, así como estamos mandados de matar un animal si deseamos de comer carne - pero comer carne por sí mismo no es obligatorio.

La comprensión de la naturaleza de teshuvá ilumina sobre su naturaleza anómala. Debidamente traducida, teshuvá significa  “volver”. Teshuvá trata del retorno y la reconexión con su yo interno, su verdadera esencia…En el núcleo de cada Judío hay un alma que es una brasa ardiente de amor a Di-s, un alma cuyo solo deseo es de conectarse con su Creador y servirlo adecuadamente. Conectándose con su verdadero yo y así revelar la admirable relación que uno comparte con

Di-s, automáticamente es limpiado de todos sus pecados y es el principio de un nuevo capítulo en la vida, un capítulo dominado por nuevas metas y prioridades.

Con esta comprensión es claro que teshuvá no puede ser un mandamiento. Es la última expresión de uno mismo - y siguiendo un mandamiento no es la más verdadera expresión del yo.

Teshuvá agrega también un toque personal a la observancia de todas las mitzvot. Después de una correcta teshuvá, repentinamente es absolutamente obvio que cada Mitzvá es exactamente lo que quisieras hacer en el momento apropiado.