Muchas historias se cuentan acerca de Rabí Levi Itzjak Schneerson, padre del Rebe, gran Rabino de Rusia Blanca. Era conocido por ser muy estricto con cada detalle de la Halajá. Las Matzot que se fabricaban bajo su estricta supervisión eran famosas dentro y fuera de los límites del país. Ya un año antes del amasado de las Matzot, comenzaba el procedimiento. Debido a las difíciles condiciones reinantes en la Rusia soviética, esta tarea implicaba incluso arriesgar la propia vida. El molino de harina de la ciudad estaba a cargo de una familia judía. Cuando estalló la Primer Guerra Mundial era muy difícil y costoso conseguir piezas nuevas para el proceso de molido. Los dueños de la fábrica expresaron su deseo de no adquirir nuevos elementos, sino casherizar los existentes. Rabí Levi Itzjak les hizo saber que de ninguna manera aceptaría dar su autorización si no compraban un tamiz nuevo. Ante la negativa del Rabino, los dueños del molino adquirieron un cedazo nuevo y gigante. Cuando Rabí Levi Itzjak les preguntó qué los convencido de hacerlo, le respondieron que habían recibido un telegrama de los grandes Rabinos de Varsovia, que les informaba que indefectiblemente no comprarían ni una sola bolsa de harina si el Rabino Schneerson no daba su supervisión.

En el año 1939 logró, acudiendo a las más altas autoridades soviéticas- incluso el presidente- que el mismísimo gobierno abastezca de Matzot a los ciudadanos. Y aunque parezca increíble, de hecho ese año las autoridades señalaron que para la fabricación de Matzot debía seguirse estrictamente ¡cada detalle indicado por el Rabino Schneerson!

Ese año la ciudad de Iekaterinoslav fue la única en toda la Unión Soviética en donde se fabricaron Matzot públicamente, con todos los detalles halájicos y desde allí se proveyeron Matzot a todo Rusia Blanca y Ucrania, con la firma de Rabí Levi Itzjak. Este hecho provocó gran asombro, pues nadie podía creer que en la Rusia Soviética, donde cada acción relacionada con la religión debía hacerse en secreto pues podía costar la vida, se hubiese conseguido semejante logro. Esa era la fortaleza de Rabí Levi Itzjak, el gran luchador cuyo temple desconocía concesiones y su entrega por el bienestar del pueblo judío provocó algo tan asombroso en un lugar tan terrible.

Lamentablemente, Rabí Levi Itzjak fue el único que prácticamente no pudo tener provecho de su arduo trabajo, pues poco tiempo antes de Pesaj fue arrestado y con mucha dificultad logró llevar unas pocas Matzot para los ocho días de Pesaj.

Rabí Levi Itzjak fue condenado al exilio, donde falleció consecuencia de las terribles condiciones en las que se hallaba, el 20 de Menajem Av del año 1944.