Es el precepto con el cual se nos ordenó que todo sacrificio que ofrendemos sea íntegro en su especie, indemne de los defectos sobre los que el versículo y la tradición dicen que son defectos.
Es lo que El, exaltado sea, dijo: Integro será, para ser aceptado.
En expresión del Sifrá: "Integro será, para ser aceptado — es un Precepto Positivo"
Ya han traído prueba de que los vinos a ser vertidos en el Altar, sus aceites y sus sémolas, deben ser de lo más extremadamente bueno y perfecto de todo deterioro, de lo que El, exaltado sea, dijo: Íntegros serán, y sus libaciones, para ustedes.
Las leyes de este precepto han sido explicadas ya en el Capítulo Octavo (del Tratado Talmúdico) de Menajot.
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