Es el precepto con el cual se nos ordenó entregar al kohén la pata (derecha) delantera, las mejillas (de la mandíbula inferior) y el cuajar de todo animal puro que faenamos.
Es lo que El, exaltado sea, dijo: Y ésta será la ley de los Sacerdotes, por parte del pueblo —de los que faenen—: si es un toro o una oveja...
Las leyes de este precepto han sido explicadas ya en el Décimo Capítulo (del Tratado Talmúdico) de Julín.
Los Levitas no están obligados con este precepto.
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