Es el precepto con el cual se nos ordenaron las señales del animal y la bestia, es decir: que sean rumiantes y sus pezuñas estén hendidas, y (sólo) entonces está permitido comerlos.
El que se nos haya prescripto revisarlos con estas señales constituye un Precepto Positivo. Es lo que El dijo: Esta es la bestia que comeréis...
Dice el Sifrá: "A ella comerán — ella (se permite que) sea comida, pero el animal impuro no es (permitido) para comida". Vale decir: El que posee estas señales es el que está permitido comer. Se desprende de ello, que el que carece de estas señales está prohibido comerlo; y éste es un Precepto Negativo que surge de un Precepto Positivo, el que es un Precepto Positivo según la regla que hemos explicado. Por eso han dicho junto a esta expresión: "No tengo (indicio) más que (para saber que transgrede) un Precepto Positivo. ¿De dónde (sé que también transgrede) un Precepto Negativo? Para enseñárnoslo fue dicho: Al camello, etc."— como hemos de explicar en los Preceptos Negativos.
Ha quedado explicado, pues, que lo que El dijo: A ella comerán — constituye un Precepto Positivo.
Con este precepto se pretende lo que te he mencionado, o sea, que se nos ha ordenado requerir estas señales en todo animal y bestia, y entonces será permitido comerlo; y esta ley es el precepto.
Las leyes de este precepto han sido explicadas ya en el Tratado (Talmúdico) de Bejorot y en el Tratado (Talmúdico) de Julín.
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