Es el precepto con el cual se nos ordenó que el novio se dedique específicamente a su mujer un año entero; que en él no vaya en viajes, no salga con el ejército de conquista, ni asuma obligación que a todo esto se parezca. En cambio, se alegrará con ella un año íntegro desde el día en que la hizo entrar (en matrimonio).

Es lo que El, exaltado sea, dijo: Libre será para su hogar un año, y alegrará a su mujer, la que tomó.

Las leyes de este precepto han sido explicadas ya en el Capítulo Octavo (del Tratado Talmúdico) de Sotá.