Es el precepto con el cual se nos ordenó lapidar a los que transgreden determinados preceptos.
Es lo que El, exaltado sea, dijo: Y los lapidaréis con piedras y morirán.
Hemos de señalar los preceptos por los cuales, quien los transgrede, es pasible de (la pena de) lapidación, cuando mencione los Preceptos Negativos.
Las leyes de este precepto han sido explicadas ya en el Capítulo Sexto (del Tratado Talmúdico) de Sanhedrín.
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