Iosef había pasado doce largos y penosos años en prisión. No sabía si alguna vez volvería a ser liberado, pero Hashem dijo - "No quedarás en cautiverio ni un momento más del que Yo he decretado. Tus años de prisión expiarán tus transgresiones."
Pasaste diez años en prisión por blasfemar sobre tus diez hermanos.
Pasaste dos años más en prisión en castigo por haber dicho al escanciador principal: 'Recuérdame y sácame de esta prisión' - dos años por dos palabras erradas.
Al mismo tiempo, los dos últimos años de Iosef en prisión fueron una bendición enmascarada, pues de haberlo mencionado ante el Faraón dos años antes, ¿cual hubiera sido el destino de Iosef?
Si el Faraón lo hubiera liberado, Iosef se hubiera convertido en un intérprete profesional de sueños y así hubiera ganado suficiente dinero para tener una vida acomodada. Pero ahora, dos años más tarde, después de los extraños sueños del rey, ¿qué le ocurrió a Iosef como consecuencia de su interpretación? Fue llevado al poder, convirtiéndose en el virrey egipcio.
Por dos años consecutivos, el Faraón tuvo sueños extraños cada noche pero no podía recordarlos cuando despertaba. Cuando llegó el momento de liberar a Iosef, el Faraón despertó en la mañana y recordó el sueño claramente.
La noche del sueño del Faraón era la noche de Rosh Hashaná, cuando Hashem decide la suerte del mundo entero y decreta la escasez o la abundancia para cada país.
El Faraón soñó que estaba parado al borde del Nilo y veía siete vacas gordas salir del río y pastar en los campos. A continuación, otras siete vacas emergían, más flacas y demacradas que cualquiera que hubiese visto antes. Las siete vacas flacas devoraron a las siete vacas gordas pero siguieron tan demacradas como lo habían estado antes.
El Faraón despertó. Volvió a dormirse y tuvo un segundo sueño similar:
Siete espigas gordas crecieron de un tallo y fueron devoradas por siete espigas flacas y azotadas por el viento.
Luego el Faraón soñó la interpretación de este sueño y no podía recordarla.
El Faraón despertó muy perturbado porque no pudo recordar el significado de sus sueños. Convocó a sus magos y adivinos y les pidió una explicación.
Todos exclamaron - Su majestad, no hay nada más obvio que la interpretación de su sueño.
- ¿Cuál es?- preguntó el Faraón.
El primer mago ofreció la siguiente interpretación:
"Las siete vacas gordas representan a siete hijas que nacerán de ti. El hecho que las siete vacas flacas las devoraron simboliza que morirán durante tu vida.
El Faraón no estaba satisfecho.
Otro intérprete aventuró - Las siete buenas espigas representan a siete reinos que conquistarás. Su suerte en las manos de siete espigas flacas índica que se rebelarán contra ti.
El rey no estaba contento porque no le parecía que esta interpretación era la que había soñado. Ordenó - Que se proclame en todo Egipto que quien posea la habilidad de interpretar sueños se presente ante mí. Quien eluda esta obligación será condenado a muerte, pero quien revele el significado correcto será generosamente compensado.
Cientos de astrólogos y magos egipcios confluyeron al palacio ofreciendo su sabiduría al rey. Presentaron un sinnúmero de diferentes interpretaciones, pero ninguna de sus explicaciones era aprobada por el Faraón.
¿Por qué nadie podía pensar en la verdadera interpretación?
Hashem obstruyó la sabiduría de todos los magos y astrólogos del reino, a fin de que Iosef fuera el que ofreciera la verdadera interpretación y se convirtiera en gobernante. Por ello, Hashem hizo que Iosef fuera convocado último después que todos los demás habían ofrecido su interpretación. Si Iosef hubiera interpretado el sueño del Faraón al comienzo, los magos hubieran reclamado - De habernos dado el Faraón la oportunidad, hubiéramos dicho exactamente lo mismo.
Pero ahora la sabiduría de Egipto estaba agotada y el misterio del sueño sin resolver.
Finalmente Hashem hizo que el escanciador principal y jefes de los mayordomos recordara a Iosef, sin embargo, este egipcio desagradecido decidió ocultar del Faraón las habilidades de Iosef. Sólo cuando vio que la intranquilidad del Faraón lo llevaba al borde de la locura decidió, por su propio beneficio, mencionar a Iosef. Razonó - Si este Faraón muere o es depuesto y lo reemplaza un nuevo rey, no estaré seguro que podré retener mi cargo como escanciador real. Por lo tanto, me conviene mencionar a Iosef a fin de restaurar la tranquilidad mental del Faraón.
El escanciador principal envió el siguiente mensaje al Faraón:
'Yo pequé frente a dos personas. Una es un hombre llamado Iosef con quien tengo una deuda de gratitud. Pero, cuando me pidió que mencionara su nombre ante ti, no lo hice. La otra eres tú, retuve información acerca de alguien que sabe interpretar sueños'.
'Una vez el Faraón se enojó mucho conmigo, y con el repostero principal, y nos encarceló. Cierta noche, cada uno de nosotros tuvimos un sueño y ninguno comprendió su significado. Sin embargo, había un hombre en la prisión con nosotros que interpretó cada uno de nuestros sueños correctamente. Era joven (el escanciador principal pensó, mejor enfatizo este punto para evitar que el Faraón lo designe para un alto cargo) y un tonto (mejor me aseguro que el Faraón no lo sobrestime), un esclavo (y, como el Faraón bien sabe, la ley dice que solo un hombre libre puede convertirse en rey) y de la despreciable familia de los hebreos (quienes comen las ovejas que nosotros veneramos y a quienes no soportamos en la mesa, menos aun ocupando cargos importantes). Todo lo que Iosef dijo respecto de nuestros sueños se hizo realidad.
En efecto, los sueños del escanciador principal y del repostero principal se hicieron realidad como consecuencia de las palabras de Iosef, pues el cumplimiento de todos los sueños depende de la forma en que son interpretados.
Una vez una mujer fue de R. Eliezer para pedirle que le interprete un sueño. Ella le relató - En mi sueño vi que el cielorraso de mi casa se derrumbaba.
- Esto significa - interpretó R. Eliezer - que darás a luz un hijo varón. (R. Eliezer interpretó que el desmoronamiento del cielorraso simbolizaba los dolores de parto que son más severos en el caso de un hijo varón que una mujer).
Sus palabras se cumplieron y la mujer tuvo un varón.
Otra vez vino la mujer para averiguar el significado de sueño, pero cuando buscó a R. Eliezer en el Beit Hamidrash no lo pudo encontrar.
- ¿Donde está vuestro rebe?- le preguntó a los estudiantes.
- No está aquí ahora. Dinos tu sueño y nosotros lo interpretaremos- sugirieron los estudiantes.
- Otra vez vi que mi cielorraso se derrumbaba.
- Esto significa que enterrarás a tu marido- le dijeron.
- ¡Ay!- se lamentó.
Cuando regresó R. Eliezer, aún se escuchaban los lamentos.
- ¿Quien era, y qué pasó aquí?- interrogó.
- Una mujer vino a consultarle un sueño y nosotros se lo respondimos- contestaron sus estudiantes.
- ¿Cuál era el sueño y qué le dijeron?- preguntó R. Eliezer.
Le repitieron lo que habían dicho.
- Le hicieron perder a su marido- censuró R. Eliezer. - ¿No saben que el resultado de un sueño depende de como se lo interprete? Dice en la Torá que los sueños del escanciador principal y del repostero principal se cumplieron tal cual Iosef los explicó, se hicieron realidad porqué Iosef los había interpretado de esa forma.
En la terminología de nuestros Sabios, un sueño es 'una sexta parte de profecía'. Contiene el menor grado de profecía. Hashem trae ese aspecto particular de la profecía que la persona merece acorde con su conducta y teshuvá. Si modifica su conducta, hasta un mal sueño puede cumplirse en forma benéfica.
La primera vez que la mujer tuvo su sueño aterrador, estaba muy asustada e hizo teshuvá. Hashem hizo que se encontrara con R. Eliezer quien vio el aspecto positivo del sueño y lo interpretó de esa forma. La segunda vez, estaba de buen humor y no hizo teshuvá. Hashem hizo que se encontrara con los estudiantes de R. Eliezer quienes reconocieron la profética maldad contenida en el sueño y se lo mencionaron, haciéndolo realidad.
El mensajero del rey corrió a la prisión donde Iosef estaba encerrado, e informó a Iosef que debería aparecer ante el Faraón. El escanciador principal afeitó a Iosef quien no se había cortado el pelo desde que salió de la casa de su padre. Desde entonces, se había conducido como un nazir, absteniéndose del vino y dejándose crecer el pelo. Sin embargo, ahora se afeitó en honor al rey y cambio su ropa.
Iosef ingresó al palacio y quedó sorprendido ante el esplendor y lujo en el que el rey egipcio vivía. La corona del Faraón brillaba por sus joyas y su trono estaba hecho en oro, plata y perlas con setenta escalones que lo conducían a él.
La ley egipcia dictaminaba lo siguiente:
Un noble que tenía una audiencia con el rey se le permitía ascender treinta y un escalones y el rey descendía al trigésimo sexto escalón para ir en su encuentro.
Una persona ordinaria solo podía ascender los tres primeros escalones y debía permanecer parada en el tercer escalón.
Las personas brillantes del reino que podían hablar setenta idiomas tenían derecho a ascender hasta el escalón superior junto al mismo trono.
Iosef ascendió tres escalones. El rey le dijo - Tuve un sueño y nadie sabe como interpretarlo. Sé que sabes interpretar sueños.
- ¿Cómo estas seguro que la interpretación de los otros es incorrecta?- preguntó Iosef.
- También se me mostró la interpretación de mi sueño y por ello puedo ser engañado- contestó el Faraón.
Lejos de ser vanidoso por el hecho que el Faraón lo convocó especialmente, considerándolo un experto en el campo de las interpretaciones, Iosef contestó - La interpretación no está en mis manos. D- s le dará al Faraón una respuesta favorable.
El Faraón relató su sueño: "En mi sueño estaba a la orilla del río y vi a siete vacas ascender del mismo"...
- Ese no era tu sueño- interrumpió Iosef. - Tú viste siete vacas gordas de buen aspecto.
- Tienes razón- dijo el Faraón. - Quise probarte y ver si conocías el sueño.
El Faraón siguió relatando su sueño, pero nuevamente modificó sus detalles al describir al segundo grupo de vacas que salía del río como 'flacas y malas' en lugar de 'mal aspecto y demacradas'. Iosef lo corrigió nuevamente y describió las vacas como realmente lo eran.
- ¿Cómo lo sabes?- le preguntó el Faraón. - ¿Estuviste parado detrás de mí cuando lo soñé?
En efecto, Iosef conocía tanto el sueño como su interpretación a través del ruaj hakodesh. Le explicó al Faraón - Hashem le está dando un mensaje al Faraón. Las siete vacas gordas y las siete espigas buenas, ambas significan una misma cosa - Hashem traerá siete años de abundancia a Egipto. Las siete vacas flacas y las siete espigas flacas, ambas tienen la misma explicación - los siete años de abundancia serán seguidos por siete años de hambre. Las vacas flacas se tragaron a las vacas gordas y las espigas flacas devoraron a las espigas gordas como señal que el hambre sucederá repentinamente, dominando la tierra con tanta vehemencia que los años de abundancia serán olvidados inmediatamente. Hashem te dio dos sueños para enfatizar que El cumplirá definitivamente con Su decreto y que esto ocurrirá pronto.
Después de haber explicado el sueño, Iosef concluyó - Te aconsejaré cómo salvarte de los años de hambre. Elige a un hombre sabio y comprensivo para hacerse cargo de Egipto. Deben designarse oficiales para recoger una quinta parte de la producción en los años de abundancia y almacenarlo en los depósitos del Faraón. Este cereal será guardado para los siete años de escasez para que el país no muera de hambre.
El Faraón estaba muy satisfecho. - Tienes razón- dijo. Decidió designar a Iosef para que se hiciera cargo del almacenamiento de cereales para los años de hambre.
¿Qué lección podemos aprender de este capítulo que describe el ascenso de Iosef como resultado de la interpretación de los sueños del Faraón?
Entre otras cosas, nos enseña que la obtención de riquezas y éxito reside en las manos de Hashem, no en las nuestras. Si El lo desea, un esclavo prisionero puede transformarse de la noche a la mañana en rey; si El lo decreta, un rey es degradado a esclavo. Solo Hashem determina si alguien sera rico o pobre, poderoso o débil, próspero o decadente.
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