INTRODUCCION Y PERSPECTIVA GENERAL

Kuntrés uMaaián, un abarcante tratado escrito en el espíritu y estilo de las enseñanzas tradicionales de ética de la Torá, toca los diversos desafíos que uno experimenta cuando encara la realidad de la existencia material — obstáculos que se interponen en el camino al logro de auténticas alturas espirituales.

Lo que hace único a este tratado es el enfoque jasídico, el que enfatiza los aspectos místico-espirituales de las metas que una persona puede y debe lograr, los desafíos que se presentan en el camino, y la manera hondamente espiritual de superar dichos obstáculos.

En un tono cautivante, arraigado en citas de una rica variedad de fuentes bíblicas, talmúdicas y cabalísticas, el autor, Rabí Shalom Dovber de Lubavitch, encara una amplia gama de desafíos —que él denomina "necedades" o "insensateces"—cubriendo una variedad de experiencias humanas, y proporciona una clara dirección y senda que encarna el máximo modo de vida de Torá. Esto incluye no solamente el evitar insensateces mundanas, sino también un compromiso y devoción más allá de la razón a la vida de Torá, el lado positivo de una conducta no-racional.

La siguiente es una breve descripción del tratado.

ESPÍRITU DE NECEDAD

Rabí Shalom Dovber examina primero una insensatez por demás destructiva: la indulgencia en los placeres materiales.

El hombre, lo "selecto de la Creación", sólo debe deleitarse en búsquedas que son superiores a él, tales como el estudio de la Torá y otras procuras Divinas. De hecho, la indulgencia del hombre en los placeres materiales lo degrada. La indulgencia constante en los placeres materiales, acoplada a la concepción errada de que pecar no lo separará de Di-s, conduce eventualmente al pecado liso y llano.

La verdad es, sin embargo, que la experiencia del pecado sí separa al hombre de Di-s. En vez de habitar el plano de la santidad, donde la Divinidad se encuentra manifiesta, el acto pecaminoso pone a la persona en el plano de las impuras kelipot y la sitrá ajará (el "otro lado"), uno que se opone a la Divinidad, una dimensión en la que ésta está oculta. Es de este plano impuro de sitrá ajará que el pecador recibe su vitalidad y sustento, pero apenas brevemente, pues también esto, inevitablemente, cesará. Dado que él es judío, debe recibir su sustento sólo del plano de la santidad, y son la Torá y las mitzvot las que originan el sustento para el judío del plano de la santidad.

¿Qué conduce a la persona cuesta abajo por esta senda destructiva? Es el Iétzer HaRá, el "espíritu de necedad", el que la persuade a pensar que su pecado no la separará de Di-s.

EL SACIADO Y EL SEDIENTO

La persona también es llevada erróneamente a creer que aunque peque, todo estará bien, como está escrito: El se bendecirá a sí mismo en su corazón, diciendo: "tendré paz, pues tras lo que mi corazón ve adecuado iré", y con ello sfot (unir) al saciado con el sediento1.

El análisis continúa con una exposición sobre este versículo: 'El saciado' se refiere al Alma Animal, mientras que 'el sediento' alude al Alma Divina (pues el versículo habla de una persona que satisface las apetencias materialistas de su Alma Animal pero descuida los Divinos anhelos de su Alma Divina), que antes de descender dentro del cuerpo físico es exclusivamente espiritual y anhela a Di-s. De modo que cuando uno peca, esto hace que el saciado "se una" con el sediento: El sustento supremo que debía extinguir la sed del Alma Divina es entregado al Alma Animal. En consecuencia, la sed de santidad del Alma Divina perdura sin apagarse, mientras que el Alma Animal, ya saciada con todos sus placeres mundanos, se torna consentida en exceso.

La palabra sfot, además de "unir", tiene otro significado: "aumentar". La sitrá ajará puede recibir su sustento del Makíf Supremo2, o sea, el resplandor Divino que trasciende el organizado sistema y orden del séder hishtalshelut3. Y porque makíf es tan excelso, irrestricto por el calculativo sistema de jojmá —que insiste en que la beneficencia Divina sea proporcional a los actos del hombre—, la sitrá ajará puede recibir una abundancia de nutrición de allí a pesar de su repetida encolerización de Di-s.

Similarmente, quien peca puede recibir una abundancia de sustento de este nivel de makíf. De esta manera, se "incrementa" la vitalidad de la sitrá ajará, o Alma Animal.

ISRAEL Y EL ALMA DIVINA

Sin embargo, como se mencionara, los Hijos de Israel tienen destinado a recibir su vitalidad específicamente del plano de la santidad, en razón de su conexión inherente con la Divinidad. Quien ha pecado y ahora se encuentra apegado a los planos impuros debe, en consecuencia, llegar a las profundidades de su corazón y volver a Di-s con todas sus fuerzas.

Por lo tanto, el hecho de que uno se bendice a sí mismo en su corazón diciendo "tendré paz incluso si peco", se debe únicamente a la persuasión del Iétzer HaRá. Se debe recordar que no hay que dejarse seducir por el Iétzer HaRá de ninguna manera (el Discurso presenta una serie de tácticas que el Iétzer HaRá podría implementar para persuadir al hombre a pecar).

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No obstante, no hay que sentirse desalentado, pues, como dicen nuestros Sabios: "Según el camello es la carga"4. A la persona se le dio un Alma Divina, la que emana de una fuente más excelsa y poderosa que la del Alma Animal. Por lo tanto, es capaz de imponerse a sus impulsos al mal.

EN GUERRA

Esta contienda es como una batalla. El Alma Animal y Iétzer HaRá, cuyo objetivo es su muerte espiritual, son los peores enemigos de la persona. Se le acercan hábilmente y sin tregua, persuadiéndolo para que ceda a las tentaciones físicas, hasta que cae, Di-s libre, del camino de la verdadera vida, la senda de Torá y mitzvot.

El cuerpo sólo puede purificarse mediante el combate agresivo con el Iétzer HaRá y el Alma Animal. En cualquier batalla, se debe prestar cuidadosa atención a los detalles. La batalla espiritual del hombre no es ninguna excepción. Las necias excusas que éste emplea para justificar su comportamiento son las hábiles y engañosas tácticas del Iétzer HaRá y el Alma Animal para conducirlo, Di-s libre, a la lujuria y los pecados.

Es posible que incluso un tzadík perfecto o erudito de Torá descubra en sí mismo este necio rasgo de la auto-justificación.

Aunque sutiles e incapaces de llevarlo a cometer concretamente un pecado, estos detalles son, sin embargo, de importancia crítica; y de ignorárselos, pueden causar un daño terrible.

Si este erudito culpa a la influencia del ambiente en que se encuentra y a otros a su alrededor por sus traspiés ocasionales, o si es arrogante por su erudición, es inferior al individuo simple y sincero que no puede comprender temas de la Torá y no tiene idea del servicio a Di-s.

La arrogancia es otras de las insensateces dañinas del Iétzer HaRá. De hecho, "Los orgulloso son tontos"5. Nuestros Sabios, en consecuencia, advirtieron: "Si has estudiado mucha Torá, no reclames crédito para ti, pues para ello fuiste creado"6.

EL SUSTENTO ES DE DI-S

Rabí Shalom Dovber expone a continuación una serie de otras insensateces, entre ellas la del hombre de negocios que atribuye su éxito a sí mismo, en lugar de a Di-s. Esto, a su vez, lleva a un análisis que explora la naturaleza de la bendición con que Di-s concede sustento a la humanidad.

Si la bendición proviene de Di-s, pregunta Rabí Shalom Dovber, ¿por qué debería uno molestarse por trabajar del todo? Además, nuestros Sabios dicen: "Todo el sustento del hombre se determina entre Rosh HaShaná y Iom Kipur"7.

Pero en otra parte se ha declarado: "El hombre es juzgado cada día"8. ¿Cómo puede reconciliarse esto? Lo que es más, necesitamos comprender nuestros pedidos diarios en la Amidá por salud y prosperidad. ¿No se ha determinado esto ya en Rosh HaShaná?

La respuesta: El juicio realizado a la persona entre Rosh HaShaná y Iom Kipur suscita su beneficencia y vitalidad para el año entrante sólo de una forma espiritual, en el plano superior de maljut de Atzilut9. El juicio diario es para determinar si la persona es digna de que su bendición se manifieste de una manera física, o si es indigna y su bendición quedará en su estado etéreo espiritual. Cierto, la beneficencia le ha sido asignada en Rosh HaShaná y Iom Kipur, pero puede llegar a él de una forma espiritual, o quizás la recibirá en el Mundo Venidero.

Lo mismo se aplica a nuestros pedidos y plegarias diarias de salud y prosperidad. Aunque éstas han sido determinadas entre Rosh HaShaná y Iom Kipur, lo fueron entonces, sin embargo, sólo en un sentido muy general y espiritual, sin ninguna descripción física específica. De modo que cada día rezamos pidiendo que la beneficencia que nos fuera asignada irradie desde maljut de Atzilut y se traduzca en nuestras necesidades materiales.

Ahora bien, para que la beneficencia sea efectiva en el universo físico debe pasar por las diez sefirot de Asiá10 y numerosas constelaciones espirituales hasta adquirir forma física. Sin embargo, no se debe olvidar que Di-s es la verdadera fuente de esta beneficencia; El simplemente actúa a través de las constelaciones. Considerar éstas como la fuente de la beneficencia equivaldría a la idolatría, Di-s libre. Aunque la beneficencia es proyectada por su intermedio, ellas no son sino meras mensajeras de Di-s, sin poder alguno para otorgar o retener. Como el hacha en manos del leñador, las constelaciones mismas no tienen poder alguno y no deben ser tomadas en cuenta en absoluto.

¿Pero por qué es esto necesario? ¿Por qué debe venir la beneficencia específicamente por intermedio de las constelaciones?

Rabí Shalom Dovber explica que a fin de lograr beneficencia material en la forma de hijos, salud y sustento, son necesarias las "vestimentas" de los Mundos de Beriá, Ietzirá y Asiá (Bi"á), pues son ellas las que proveen la forma física que la bendición asume. De hecho, es por medio de la ocultación de la iluminación Divina que cobra existencia la materia física. A medida de que la beneficencia desciende por las diversas etapas de Bi"á se vuelve progresivamente una entidad más tangible, hasta asumir finalmente su forma física final.

Es interesante observar que la beneficencia asignada entre Rosh HaShaná y Iom Kipur es en consonancia con el estudio de Torá de la persona y su cumplimiento de mitzvot en el curso del año pasado. Además, depende de la manera de teshuvá durante Elul, el mes final del año.

¿Cuál es el auténtico propósito de la beneficencia física que esperamos y por la que rezamos? Es para que las almas de Israel —mediante su involucración en la Torá y las mitzvot— refinen las puras chispas de santidad que se encuentran dentro de la materia física, purificándolas y elevándolas. Esto, a su vez, purifica y eleva al mundo en general, concretando, así, el máximo propósito de la Creación. A ello se debe que la mayoría de la Torá y las mitzvot involucre cuestiones físicas y mundanas.

Esto explica el versículo Di-s te bendecirá en todo lo que harás11: Nosotros debemos hacer, es decir, esforzarnos para preparar un "recipiente" físico que pueda contener la bendición de Di-s para nuestra subsistencia. Pues dado que toda beneficencia debe emitirse a través de las vestimentas del mundo de Asiá (lit.: "Acción"), el hombre — quien fue creado "a imagen de Dis"— también debe crear una "vestimenta" para la beneficencia al "actuar", es decir, dedicarse al trabajo, de modo que la bendición desde lo Alto pueda contenerse dentro de esta vestimenta y recipiente. Pero estas vestimentas no son más que simplemente eso. La bendición viene desde lo Alto a través de la vestimenta, pero no, Di-s libre, de la vestimenta misma. Resulta, entonces, que demasiado énfasis y concentración en la vestimenta es innecesaria. En consecuencia, es crucial que la persona rece a Di-s, haga teshuvá, y sea fuerte en cumplir Torá y mitzvot a lo largo del año. Es allí donde debe estar su foco primario, en lugar de derrochar tanto tiempo como pueda en sus negocios, que es otra de las necedades del Iétzer HaRá. Pues si él es, Di-s libre, indigno, los esfuerzos extenuantes serán inútiles; y si es digno, incluso un poco de trabajo puede producir la bendición de Di-s que trae riqueza.

Los Hijos de Israel son llamados "Creyentes, hijos de creyentes". La fe es su patrimonio, y ellos saben bastante bien que es Di-s quien concede el sustento.

SANTA INSENSATEZ

Llegado a este punto se introduce un nuevo pensamiento. La "insensatez" puede tener una connotación positiva. De hecho, hay un concepto denominado "insensatez de santidad", que se refiere a una forma supra-racional de servicio a Di-s, una que trasciende la razón. La persona no consulta con su propio intelecto, intentando determinar lógicamente cuál debe ser su conducta. En cambio, actúa por la intensidad de su alma, conduciéndose de una manera que trasciende totalmente sus facultades racionales.

Así, la solución para la persona tentada por el Iétzer HaRá está en resistir todos los obstáculos con una terca firmeza que emana de la esencia de su Alma Divina, la que trasciende toda razón y lógica. Las almas de Israel poseen naturalmente esta inconmovible obstinación por la santidad. Es por eso que el judío está naturalmente dispuesto a entregar su vida para santificar el Nombre de Di-s, prefiriendo morir antes que negar su conexión con El. En cada interés humano puede existir esta inconmovible determinación para resistir las tentaciones del Iétzer HaRá y el Alma Animal. Sólo después de que la persona ha logrado este estado supra-racional de servicio a Di-s puede estar segura de que su forma racional de servicio a Di-s será como es debido. Pues cuando actúa con una firmeza que expresa la esencia de su alma, debilita la naturaleza del Alma Animal y revela los poderes del Alma Divina. Entonces le es posible avanzar a un estado de razonamiento y discernimiento Divino dentro de su alma, es decir, un estado racional de santidad. Y, como Rabí Shalom Dovber concluye, "entonces marchará confiado".

1. Deuteronomio 29:18.

2. Véase la nota 62 del texto principal, más adelante.

3. Véase la nota 184 del texto principal

4. Ketuvot 67a; 104a; Sotá 13b.

5. Dérej Mitzvotéja 108a. Sefer Jasidím, 387, declara: "Toda charla de

orgullo es necedad para su autor". Véase también Séfer HaBrít, de

Rabí Pinjás Eliahu de Vilna, 2:2 (quien menciona nuestra declaración

como "un hecho conocido").

6. Avot 2:9.

7. Beitzá 16a.

8. Rosh HaShaná 16a.

9. Véase el texto principal, Discurso Dieciocho, Capítulo 1, y nota 315.

10. Véanse las notas 96 y 138 del texto principal.

11. Deuteronomio 15:18.

ESTRUCTURA DEL TRATADO

Kuntrés uMaaián consiste de 28 Discursos, cada uno compuesto

por entre 1 y 5 Capítulos. Lo que sigue es la estructura

del tratado.

Discurso Uno:

La insensatez cuando uno no cumple la directiva de "santifícate

a ti mismo incluso con lo permitido", y cuando los placeres

propios no condicen con su misión como ser humano.

Discursos Dos a Cuatro:

Tipos diferentes de insensateces del Iétzer HaRá, al tratar

de hacer que el hombre transgreda una prohibición de la

Torá.

Discursos Cinco a Once:

La insensatez de "quien marcha por lo que su corazón ve

adecuado", convenciéndose a sí mismo de que a pesar de su

conducta "tendrá paz".

Discurso Doce:

El Iétzer HaRá tienta al hombre diciéndole que nadie verá,

o sabrá, de sus malos actos.

Discursos Trece a Quince (comienzo):

La insensatez de la "norma" negativa de que el hombre

está acostumbrado a justificarse a sí mismo.

Discursos Quince y Dieciséis:

La insensatez del erudito de Torá que es arrogante y está

satisfecho consigo mismo.

PERSPECTIVA GENERAL 19

Discursos Diecisiete a Veinticinco:

Las insensateces que conciernen principalmente a los

comerciantes. Al respecto, el tratado analiza en gran detalle

cómo no hay contradicción entre dos declaraciones del

Talmud: "Todo el sustento del hombre se determina entre

Rosh HaShaná y Iom Kipur" y "El hombre es juzgado todos

los días [o a toda hora]".

Discursos Veintiséis y Veintisiete:

La "insensatez de santidad" y su ventaja en el Servicio a

Di-s.

Discurso Veintiocho:

Resumen del tema central del tratado.