Pregunta:

Una amiga dio la luz a un bebé con una rara enfermedad que la dejó gravemente incapacitada. Su expectativa de vida no va más allá de los diez años. ¿no consigo entender por qué Di-s hace eso. Si la vida tiene un propósito, cual es el propósito de una vida tan breve y triste?

Respuesta:

El nacimiento es una apuesta. Una alma entra en el mundo inocente y pura. Sin embargo tal vez no permanezca así. Este mundo es un laberinto de caminos, buenos cuanto malos, y es nuestra elección qué camino tomar. Cuando el alma viene al cuerpo, es vulnerable a la corrupción. Mientras actos de bondad elevan el alma, toda mala acción le provoca una mancha.

Algunas almas son tan puras, que simplemente no vale la pena la apuesta. Estas almas son demasiado preciosas para que corran el riesgo de ser comprometidas por la vida en un cuerpo. Son demasiado elevadas para que desciendan a este mundo. Sin embargo la otra opción, de jamás llegar a este mundo, significaría que estaríamos perdiendo el encuentro con estas almas sagradas y elevadas, y dejaríamos de oír su mensaje. Entonces estas almas vienen al mundo.
Sin embargo, a fin de que sean protegidas de los males en potencia de una vida terrenal, son enviadas en un cuerpo que no comprometerá su santidad. Vienen al mundo en una forma que está por encima del pecado, por encima del mal.

Bajo una perspectiva puramente física, nosotros las llamamos de incapacitadas o deficientes; bajo la perspectiva del alma, ellas están protegidas. Jamás se mancharán. Su estancia en este mundo generalmente es breve, y puede parecer triste. Sin embargo ellas conservaron su pureza. Y cumplieron su misión.

Estas almas especiales nos enseñan que el verdadero amor no necesita de un motivo. A menudo amamos por aquello que nos dan – amamos a nuestros hijos porque son lindos, inteligentes y se destacan; amamos a nuestros padres porque nos cuidan. Eso es amor, pero no es puro. Cuando nace un niño que no puede ser la usual fuente de orgullo para sus padres, todas las razones externas para amarlo desaparecen, y resta el amor más puro que puede existir. Estos niños son amados no a causa de aquello que hacen por usted, y no a causa de aquello que un día serán, sino simplemente por que existan.

Estas almas puras nos recuerdan cómo debería ser el amor. Solamente un alma pura y elevada puede provocar una emoción tan pura y sagrada. Podemos sólo sentir reverencia por ellas, y por los padres y amigos que cuidan de ellas. Y podemos sólo agradecer a todas ellas, por darnos un destello de lo que significa amor verdadero.