El evento frente al Monte Sinaí, cuando el Altísimo se reveló a los ojos de todo Israel y le entregó la Torá, se abrió con el primer mandamiento1: "Yo Soy Hashem tu Di-s..." El Midrash dice al respecto2: que el término Anojí, (utilizado aquí para decir) Yo Soy -está (dicho) en idioma egipcio.
Esto despierta gran asombro: Los diez Mandamientos son "abarcativos de toda la Torá"-concentran y sintetizan la totalidad de la Torá. Entre ellos mismos, los dos primeros Mandamientos son los más sagrados, ya que "Yo Soy' y No poseas' los hemos escuchado de boca de la Guevurá (el Poder Divino)3 " Entre ambos, el primer Mandamiento es el de un nivel superior, y la primera palabra- 'Anojí'- Yo- se refiere a la misma Esencia de Di-s (la Guemará4 dice que la palabra Anojí' es la sigla de las palabras Aná Nafshí Ctavit Iehavit -literalmente: Yo mismo la escribí, 'la entregué'- pero también significa a Mí mismo Me He escrito y entregado. ¡¿Cómo es posible que precisamente esta palabra esté en idioma egipcio?!
El Objetivo Obliga
Para entender esto debemos primero profundizar en la esencia y el objetivo de la revelación Divina en el Monte Sinaí. La Torá no fue entregada sólo a fin de preservar la santidad de la Lengua Sacra (=el hebreo bíblico); para ello no era necesaria la extraordinaria fuerza del evento frente al Monte Sinai. El Altísimo descendió sobre el Monte Sinaí para posibilitar la santificación y elevación espiritual de los elementos más bajos y más caídos -el idioma egipcio?
También previo a la entrega de la Torá se estudió Torá; la santidad existía desde antes. Pero el objetivo de la entrega de la Torá radicaba en unir la santidad con la existencia material; santificar y elevar también a los elementos más lejanos del mundo de lo sacro y de la Torá. Siendo que ése es el fin y el objetivo, éste se refleja de inmediato en la primer palabra de los Diez Mandamientos. Con ello se dan las fuerzas para unir el idioma egipcio, símbolo del nivel más bajo, con el cenit de la santidad- con Di-s mismo.
El Camino hacia Di-s
El hecho que Di-s mismo se invistió en "el idioma egipcio", enseña que el camino hacia El pasa específicamente por servirlo a través de las cosas inferiores y bajas. Independientemente de lo elevado que sea uno en su dedicación al estudio de la Torá y la Plegaria fervorosa (el lenguaje 'sacro')- con ellos sólo logra alcanzar un nivel limitado de la santidad. Pero al Altísimo propiamente dicho, a Su Gloria y Esencia, se llega sólo a través del "habeís5 bajado a Egipto" a través de elevarse con la conducta indicada por la Torá, los elementos materiales y bajos a la dimensión de la santidad.
Cuando el judío sale de los 'cuatro cúbitos' del estudio de la Torá y la plegaria, y se ocupa de la vida cotidiana terrenal de acuerdo a como manda la Torá llega al mismo Altísimo concretando Su Voluntad y el objetivo principal de la Creación y de la entrega de la Torá.
Elevar la Materia
Más aún: ni siquiera es suficiente el cumplimiento de los preceptos, que se lleva a cabo con cosas terrenales, es deber del hombre alcanzar el nivel del mandato de Conócelo en todos 'tus caminos'6, es decir, santificarla vida cotidiana, que también en ella se revele santidad ('Conócelo'- a Di-s).
Y debe saberse que este no es un detalle tangencial y secundario, sino que en él se expresa el objetivo de la Torá toda. Sólo así puede el hombre unirse con Di-s mismo- con el Anojí, 'Soy el que Soy'7
(Likutei Sijot, Tomo 3, Pág. 892)
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