Es la advertencia con la cual se nos previno de no hacer estatuas a las que le sea rendido culto, y no hay diferencia entre si ha de hacerlas con su (propia) mano o pida (a otro) que las haga por él.

Es lo que El, exaltado sea, dijo: No harás para ti estatua y toda imagen.

Quien transgrede este Precepto Negativo es pasible de (la pena) de Malkut —es decir: por la elaboración de ídolo o el pedido (a otro) que lo haga para él, a pesar de que no le rindió culto—.