Es la advertencia con la cual se nos previno de no entregar parte de nuestros hijos al culto que era famoso- en la época de la Entrega de la Torá, cuyo nombre era Mólej.

Es lo que El, exaltado sea, dijo: y de tu simiente no entregarás para hacer pasar para el 'Mólej'.

El culto de esta idolatría consistía en que —como se explicó en el Capítulo Séptimo (del Tratado Talmúdico-) de Sanhedrín— se encendía un fuego, se lo abanicaba, (el padre) tomaba a alguno de sus hijos y lo entregaba en manos del que actuaba al servicio de aquel ídolo, y lo hacía pasar por encima de aquel fuego, de lado a lado.

El Precepto Negativo de esta acción ya ha sido repetido (en la Torá), y dijo El: No se encuentre en ti quien hace pasar a su hijo ya su hija por el fuego.

Quien transgrede este Precepto Negativo premeditadamente — es pasible de (la pena de) Sekilá, o Caret—sino fue lapidado—; y (si transgredió) sin querer — es pasible de (traer) un Jatat fijo.

Las leyes de este precepto han sido explicadas ya en el Capítulo Séptimo (del Tratado Talmúdico) de Sanhedrín.