¿Hay una bendición disfrazada dentro de cada maldición? Debemos admitir, no siempre es fácil discernir, pero la mayoría de las veces creemos en este concepto.
La lectura de la Torá de esta semana trata de la purificación de aquellos afectados por un extraño mal similar a la lepra conocido como tzaarat (¡Una palabra inexplicablemente similar a tzores!) La Parashá enumera diferentes tipos de manifestación de tzaarat —en el cuerpo de la persona, en sus ropas o, aun en las paredes de su hogar. En el último caso, si tras el necesario período de cuarentena la mancha no retrocedía, las piedras de la pared afectada tenían que ser quitadas y reemplazadas por piedras nuevas.
Imagine que las paredes de su casa son demolidas. ¿Es una bendición o una maldición? No hay duda que el propietario de la casa en cuestión no se sentirá particularmente bendecido. Pero de acuerdo con nuestros sabios, el caso era a menudo diferente para los israelitas que vivían en Tierra Santa. Los anteriores habitantes cananeos de la tierra habían ocultado sus tesoros en las paredes mismas de sus casas. La única manera en que un israelita podía descubrir esos valores ocultos era si las piedras de la casa debían ser quitadas. Cuando esto ocurría, no llevaba mucho tiempo para que el pobre desdichado dueño de casa afectado por tzaarat se transformara en el rico heredero de una recientemente hallada fortuna. Repentinamente su oscura nube se llenaba de una cobertura de plata, oro y toda clase de objetos preciosos. Para él, en un momento, la maldición se convertía en bendición.
Hace un tiempo el negocio de un amigo fue liquidado. Naturalmente él estaba absolutamente desolado. Tras un tiempo abrió un nuevo negocio, el cual, gracias a Di-s, prosperó. Posteriormente me confesó que, viéndolo en retrospectiva, pudo ver cómo la anterior bancarrota fue verdaderamente una bendición. Aun recuerdo sus palabras: "Antes trabajábamos para los bancos, ahora trabajamos para nuestras familias".
Una mujer de mi congregación sufría una enfermedad cardiaca y los médicos dijeron que necesitaba una operación de bypass. Pero también tenía otras complicaciones médicas que hacían muy peligrosa la operación de corazón. Su calidad de vida era muy pobre. Si salía a caminar, debía detenerse a descansar cada pocos minutos. Entonces, un día, ella sufrió un ataque al corazón. Fue llevada de urgencia al hospital y los médicos dijeron que su única posibilidad de supervivencia era un bypass de urgencia. Había un 50/50 de oportunidad de éxito, pero si no lo hacían no habría ninguna oportunidad. Llevaron a cabo la operación y, gracias a Di-s, se recuperó completamente, disfrutando de muchos años de una calidad de vida grandemente mejorada, con najat de los hijos y los nietos. Por años ella bromeaba "Gracias a Di-s tuve un ataque al corazón. ¡Tuve mi bypass!" No era una broma.
Sería ingenuo sugerir que todo funciona siempre así. La vida no es tan simple, y a veces toma mucho tiempo el ver el bien oculto en los traumas y dificultades de la vida. Pero continuamos creyendo que Di-s es bueno, que lo que El hace realmente es buscar lo mejor para nosotros y que un día, en retrospectiva, veremos cómo cada una de nuestras frustraciones de alguna manera sirvieron para nuestro bien a un largo plazo.
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