Antes de fallecer, Rabí Israel Baal Shem Tov reunió a sus discípulos, revelándole a cada uno la misión que debía cumplir. A Jaim, uno de sus alumnos, le dijo que debía ir de un pueblo a otro, relatando historias del Baal Shem Tov. Un poco desilusionado, Jaim preguntó hasta cuando debería seguir con esto. "Te vas a dar cuenta solo," – fue la respuesta. Después de que el Baal Shem Tov falleció, Jaim comenzó a contar las historias de su maestro por todos lados donde viajaba.
Un día, cuando llegó a cierto pueblo, oyó sobre Reuven, un hombre que literalmente "pagaba" por escuchar historias del Baal Shem Tov. Jaim fue llevado a lo de Reuven y este lo invitó a que pasara el Shabat con el y le contara historias. El viernes después de la comida, Reuven y sus invitados prestaron atención a Jaim, esperando oír algunas de sus historias. Algo raro ocurrió y Jaim no recordaba ni una sola historia. Sonrojado, explicó que necesitaba descansar del viaje y que al otro día les contaría varias historias. Shabat al mediodía, sin embargo, ocurrió lo mismo. Otra vez, se disculpó y pidió otra oportunidad a la tarde. La tarde también pasó y Jaim no consiguió recordar ni una historia.
El Shabat terminó, todos se fueron y Jaim ya estaba en la estación de tren para irse, cuando de pronto ¡se acordó una historia! Excitadamente corrió hacia Reuven para contársela.
"Un día – comenzó -, acompañé al Baal Shem Tov a un pueblo a pasar Shabat. Llegamos un jueves y nos sorprendimos al encontrar el mercado vacío y desolado. Cuando preguntamos que estaba ocurriendo, nos respondieron: ¿Acaso no saben ustedes que hoy es Greena Dorneshtag (jueves verde)? ¡El sacerdote antisemita de la ciudad incita a sus congregantes y luego los manda a matar a los judíos!
Mi Rebe me miro, y me envió a decirle al sacerdote que "Rabí Israel Baal Shem Tov quería verlo". Temblando, me acerque al sacerdote mientras daba un discurso fogoso a una gran multitud, y le di el mensaje. Muy asustado me dijo que vendría enseguida luego de su discurso.
Cuando volví al Baal Shem Tov, me dijo: "Dile que venga ahora". Esta vez, el sacerdote se excuso ante la gente y me acompañó. La historia termina que los dos se encerraron en un cuarto por un largo rato pero no se que pasó allí adentro - Concluyó Jaim.
Totalmente sacudido, Reuven dijo a Jaim, "ahora yo tengo una historia para contarte. Crecí toda mi vida como un gentil. Envejecí y me hice miembro del clero y luego convertí en el sacerdote de esta ciudad. Sin embargo, me inquietaba un sueño donde el Baal Shem Tov me decía que soy judío y que regresara a mis raíces.
Ignore los sueños y continué con mi trabajo. Sin embargo, en ese jueves cuando usted apareció con el mensaje del Baal Shem Tov, me asusté mucho. "El Baal Shem Tov me hablo y me dijo quien era yo realmente, y cuales eran mis responsabilidades. Ahí mismo, resolví dejar la Iglesia y regresar a mi religión. Rabí Israel me dijo que cuando alguien viniese y me contase esta historia, ese seria el signo de que mi arrepentimiento había sido aceptado. Es por eso que siempre buscaba oír historias acerca del Baal Shem Tov. Cuando usted vino y no podía recordar ninguna historia, estaba destruido - mi arrepentimiento todavía no había sido aceptado. Ahora, sus palabras me trajeron alivio. ¿No me reconoces?
Únete a la charla