Es la advertencia con la cual se nos previno de no ungir con el Oleo de Unción elaborado por Moisés a otros fuera de los Sumo Sacerdotes y reyes exclusivamente.

Es lo que El, exaltado sea, dijo: Sobre la carne de todo hombre no ha de ser vertido.

Está claro que quien es ungido con él adrede es pasible de (la pena de) Caret. Dijo: Y que ha de poner de él sobre ajeno (a quien le fuera destinado) y será extirpado. Si fue sin premeditación — debe traer un (sacrificio) Jatat.

También las leyes de este precepto han sido explicadas ya al comienzo (del Tratado Talmúdico) de Keritot.