Es la advertencia con la cual se previno a los Sacerdotes de no ingresar al Santuario en tanto sus cabellos están desgreñados, al estilo de como lo llevan quienes están de duelo, que no recogen ni ordenan su cabello.
Es lo que El, exaltado sea, dijo: Vuestras cabezas no dejaréis sueltas. Dijo el Targúm: "('Sueltas' quiere decir:) dejando crecer el cabello en abundancia". En Iejezkel explicó y dijo: Ni dejen que su cabello crezca largo —asimismo (es) lo que El, exaltado sea, dijo respecto del Metzorá: Su cabeza estará suelta; dijeron en el Sifrí: "dejará crecer su cabello"—. Otra expresión del Sifrá: "Vuestras cabezas no dejaréis sueltas — no dejen crecer".
Este Precepto Negativo ya fue reiterado respecto del Sumo Sacerdote, y dijo: Su cabeza no dejará suelta. Lo repitió para que no pienses que aquello que dijo a Elazar e Itamar, Vuestras cabezas no dejaréis sueltas, es por el (duelo por el) muerto únicamente, mas si así hizo no a modo de luto estaría permitido. Por eso explicó, en el Sumo Sacerdote, que es debido al servicio que ha de estar con el cabello cortado.
Quien transgrede este Precepto Negativo —o sea, si rindió servicio con el cabello crecido— es (penado) con (la) muerte (a manos del Cielo). Entre quienes son (castigados) con muerte están los (sacerdotes que hacen el servicio) con cabello crecido, pues fue dicho: y no moriréis.
Pero si (el sacerdote) entró al Santuario con el cabello crecido y no hizo servicio — éste, pues, transgrede un Precepto Negativo, pero no (es pasible de) muerte.
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