Es la advertencia con la cual se nos previno de no comer la carne del toro lapidado, incluso si fue faenado (con shejitá) antes de su lapidación, por cuanto que su carne ha quedado prohibida para la ingestión desde el momento en que fue sentenciado, pese a haber sido degollado de manera ritualmente adecuada.
Es lo que El, exaltado sea, dijo: Su carne no ha de ser comida.
Dice el Mejilta: "Si un toro fue sacado para ser lapidado, y sus dueños se adelantaron y lo degollaron (ritualmente) — la ingestión de su carne está prohibida. Por ello fue dicho: su carne no ha de ser comida".
El que come un kazáit de su carne — recibe (la pena de) Malkut.
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