Es la advertencia con la cual se nos previno de no enviar (a la libertad) al esclavo hebreo con las manos vacías luego de haber trabajado para nosotros, cuando salga como hombre libre al cabo de seis años. Inexorablemente hemos de bonificarlo con algo de nuestros bienes.

Es lo que El, exaltado sea, dijo: Y cuando lo has de enviar libre de ti, no lo enviarás vacío.

Las leyes de este precepto —es decir el precepto de 'bonificación' (haanaká) — han sido explicadas ya al comienzo del Tratado (Talmúdico) de Kidushín.