Es la advertencia con la cual se nos previno de no afligir a este esclavo que escapó hacia nosotros.

Es lo que El, exaltado sea, dijo: Contigo morará en tu medio, en el lugar que elegirá [en alguna de tus ciudades,] donde esté cómodo, no lo aflijáis.

En expresión del Sifrá, también respecto de él: "No lo aflijáis — esto es aflicción de palabras".

Pues tal como El —exaltado sea— agregó un Precepto Negativo en la aflicción con palabras del converso —debido a la humildad de su alma y su conversión— agregó también un tercer Precepto Negativo en (el caso de) la aflicción al esclavo —cuya alma es aún más humilde y baja que la del converso—. Que no digas: 'Este, esclavo, no ha de importarle la aflicción de palabras'.

Está claro que este esclavo acerca del cual habló el versículo, y también aquel converso del que advirtió de no afligirlo, son aquellos que aceptaron sobre sí la Torá, es decir: conversos legítimos.