Felicité a un grupo de padres por su deseo de aumentar sus conocimientos como tales. Pasábamos una hora semanal estudiando y compartiendo métodos para criar una familia saludable y fuerte. Les dije que el conocimiento es la madre de la acción. Necesitamos saber qué hacer, así podemos hacer lo que sabemos.
Una madre se paró y dijo "No estoy seguro de sentirme orgulloso por esto. En realidad no le dije a mi hermana que estoy asistiendo a un taller para padres. Se reiría de mí, y diría cosas como 'Siempre vas a esos seminarios de desarrollo personal. Las ideas que presentan parecen buenas en el seminario, pero no son prácticas en la vida diaria. Volverás rápidamente a tus viejos hábitos y entonces te sentirás culpable porque no estás haciendo lo "correcto"…' ¿No es mejor hacer lo mejor que sabemos y estar satisfechos con ello?" Concluyó.
Pregunté a esa mujer, si ella quería jugar al tenis, ¿jugaría con una persona que juega peor que ella, o con una persona que juega mejor que ella? "Jugaría con una persona mejor que yo" fue su respuesta "pues sería un desafío mayor y aprendería nuevas habilidades".
Le expliqué que ese principio también se aplica al juego de la vida y especialmente a los padres y a las relaciones. Cada uno de nosotros juega el juego de la vida sus propios talentos y en sus propios niveles. Pero la naturaleza humana es tal que —en las palabras del Talmud —"Quien tiene cien desea doscientos; y quien tiene doscientos desea cuatrocientos". No estamos satisfechos con lo que tenemos y siempre queremos más. Este rasgo de carácter, si es usado apropiadamente, puede ser implementado para mejorar nuestra calidad de vida. Esto puede ser hecho mirando a las personas que tienen métodos parentales y de relación mejores que los nuestros, y adoptándolos como nuestros pares.
Usted puede amar a su cínica hermana y parientes escépticos, pero sus pares deben ser elegidos muy cuidadosamente. La gente con la que pasa el tiempo regularmente influye en nuestras vidas, tanto si nos gusta como si no nos gusta. Interactuando con gente de calidad que está ansiosa por aprender y crecer, nosotros también entraremos en esa moda y obtendremos nuevos métodos e ideas que no habían sido parte de nuestro repertorio natural en el pasado.
No existe un padre perfecto o una esposa perfecta, pero tampoco hay un padre o una esposa que no haga algunas cosas bien. Como padre de 14 hijos, aun busco nuevas maneras de ser un padre mejor, y aprender algo nuevo cada día. Veo lo que funciona para los otros y veo si esos métodos también me darían resultado.
Ser padre es algo individual, que depende del carácter de los padres y los hijos, como así también de las circunstancias en que se encuentra la familia. La regla más importante para los padres es que no hay reglas. No todo lo que funciona para otros necesariamente funciona para mi, pero muchas cosas si. Sólo tratando y encontrando qué es lo que funciona podremos mejorar. Si vemos que algo no funciona, debemos detenernos y volvernos hacia otra cosa. Sólo hay guías generales. El principio básico de esforzarse por un equilibrio entre disciplina y amor es universal, y es aplicable en todas las situaciones con adaptaciones mínimas para cada uno.
Podemos ganarnos el respeto de nuestros hijos cuando ellos ven que estamos ansiosos de aprender como hacer las cosas mejor de lo que las hacemos. Ellos tendrán la impresión y comprenderán claramente que no somos perfectos y que aun estamos creciendo. Cuando nos equivocamos, lo que es inevitable, no nos juzgarán, pues saben que estamos en un viaje y aun no llegamos a destino.
Si piensa que la educación es cara, pruebe la ignorancia. Una persona que no lee buenos libros no tiene ninguna ventaja sobre la que no puede leerlos. Leyendo buenos libros para padres durante 10 0 15 minutos diarios definitivamente mejorará nuestras habilidades en el más importante trabajo de nuestras vidas.
¡Pruébelo —funciona!
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