Es la advertencia con la cual se nos previno de no castigar al compelido (por fuerza mayor) por el pecado que cometió, dado que estaba compelido en su realización.

Es lo que El, exaltado sea, dijo: (Si... la forzó el hombre...) a la muchacha nada harás... Y en (el Tratado Talmúdico de) Sanhedrín dijeron: "El Misericordioso eximió al que actuó obligado por fuerza mayor, pues fue dicho: y a la muchacha nada harás".