Es la advertencia con la cual se nos previno de no aceptar rescate de un asesino involuntario a fin de eximirlo del destierro, sino que ha de ser desterrado inexorablemente.
Dijo El, exaltado sea: Y no tomaréis rescate para escapar a la Ciudad de su Refugio.
Las leyes de este precepto han sido explicadas ya en la Guemará (—Talmud, Tratado de) Makot.
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