Es la advertencia con la cual se nos previno de no consentir que el brujo (o la bruja) estén vivos.

Es lo que El, exaltado sea, dijo: Bruja no has de dejar vivir.

Si hemos de eximirlo (de su pena) — seremos (también) transgresores al Precepto Negativo, y no sólo hemos anulado (el cumplimiento de) un Precepto Positivo — como (hubiera sido) de eximir a uno de los que son pasibles de (la pena de) muerte en el Tribunal.