Pregunta:

Rabino, le agradezco su invitación a participar en sus clases pero, en este momento, no dispongo de tiempo para mi vida espiritual. Mi semana está realmente llena hasta el tope... trabajo, compromisos familiares, ejercicio físico, algo de vida social y algo de tiempo para descansar. No veo cómo podría hacerme tiempo para dedicarme a las actividades espirituales. ¿Verdad que comprenderá que no quiera 'consumirme'?

Respuesta:

Hay una historia que seguramente ya habrás escuchado en otro momento y posiblemente te la hayan reenviado cientos de veces por email. Pero igual te la voy a contar. Había una vez un rabino que estaba dictando su clase en un salón lleno de estudiantes. Empezó diciendo: "Mis queridos estudiantes, hoy es nuestra última clase juntos antes de vuestra graduación. Para esta ocasión especial voy a hacer algo diferente. Les voy a dar el secreto de cómo preparar un rico 'cholent'."

Los estudiantes quedaron sorprendidos. El 'cholent', es el guiso tradicional de Shabat, un clásico de la cocina judía, pero difícilmente podría ser considerado un tema tan complejo o profundo como para que un rabino lo trate con sus alumnos en la clase final de un curso.

El rabino colocó una olla eléctrica sobre el escritorio y la fue llenando de papas hasta el borde del recipiente. Luego se dirigió a sus alumnos y les preguntó: "A ver, ahora que llené la olla con papas, díganme "¿quedó llena la olla?"

"Sí," fue la respuesta de sus alumnos, confundidos por la sencillez de la pregunta, ya que no había quedado espacio como para que cupieran más papas en la olla.

Sonriendo, el rabino sacó una bolsa de porotos y la echó adentro de la olla. Los porotos se deslizaron y fueron ocupando los espacios que habían quedado libres entre las papas. "Muy bien," dijo el rabino, "¿quedó llena la olla?" Los estudiantes estuvieron de acuerdo en que sí, que realmente estaba llena.

Sin vacilar, el rabino tomó una bolsa de cebada y la volcó dentro de la olla. Los pequeños granos se fueron ubicando con facilidad en las grietas y rendijas, entre las papas y los porotos.

"Ahora quedó llena," dijeron los estudiantes. "¿De veras?", dijo el rabino, sacando unas bolsitas de especias. Empezó a agregar cantidades generosas de sal, pimienta, pimentón y ajo molido a la olla. Los estudiantes miraron con asombro cómo las especias se iban acomodando en lo que parecía ser una olla completamente llena.

El rabino, visiblemente divertido, volvió a preguntar: "y, ¿ya quedó llena?".

Sin esperar la respuesta, el rabino tomó una jarra llena de agua y procedió a verter el contenido en la olla. Para sorpresa de los alumnos, vació toda la jarra, sin que una sola gota rebasara el borde.

"Muy bien," dijo el rabino, con cara satisfecha. "¿Verdad que ahora sí quedó realmente llena? Los estudiantes estuvieron de acuerdo. "¿Están seguros?", insistió el rabino. "¿Están absolutamente seguros que no puedo colocar más nada en esta olla?". Los estudiantes dudaron y empezaron a intercambiar miradas nerviosas, pero finalmente dijeron: "¡No, no hay forma de poner algo más en la olla!"

Con dramatismo el rabino levantó un dedo, luego lo fue bajando lentamente y levantó la llave ubicada en el costado de la olla, encendiendo así el calentador. "¿Ven?", dijo triunfante el rabino: "acabo de llenar la olla con el ingrediente más importante de todos, calor. Sin calor, sería como si la olla estuviera vacía".

El rabino hizo una pausa y clavó su mirada en los asombrados alumnos. "Hijos míos," continuó diciéndoles, "están por dejar mi clase y salir a vivir vidas muy activas. En el mundo que los espera afuera no podrán darse el lujo de continuar estudiando los textos sagrados todo el día. Con el tiempo, las presiones para ganarse el sustento y cuidar de la familia los irán agotando. Pero siempre recuerden esto: el trabajo material son las papas y los porotos de la vida. Vuestra espiritualidad está dada por el calor.

"Mientras no se haya encendido el fuego, la olla estará llena de distintos ingredientes. Es el calor el que los une a todos en un guiso.

"Si no mantienen una conexión espiritual, rezando cada día, estudiando los libros sagrados, centrados en el verdadero sentido de vuestras vidas, entonces terminarán como un 'cholent' frío, muy ocupados, muy saturados, pero totalmente vacíos. Si han perdido el contacto con vuestra alma, la vida de vuestra familia se resentirá, la carrera que hayan elegido será poco satisfactoria y ni siquiera estarán motivados para hacer ejercicio.

"Pero si mantienen encendido el fuego en vuestra alma, si se ajustan a una rutina diaria que alimente el espíritu, incluso si es por unos pocos minutos al día, esos pocos minutos brindarán calor e inspiración a todas vuestras otras actividades. Una conexión espiritual le infunde sentido a vuestras vidas, los mantiene apuntalados y orientados, les inspira y motiva. Impregna con un sentido de compromiso todo lo que decidan hacer y les permitirá triunfar".

"Cada uno de ustedes se preguntará," continuó diciendo el rabino, "¿cómo podré tener tiempo para todo esto? ¿Cómo podré balancear las exigencias de la vida diaria junto al desarrollo espiritual? En la observación del 'cholent' podrán encontrar la respuesta. ¿Se han dado cuenta que, aunque parecía estar llena de papas y porotos, cebada, especias y agua, la olla no se desbordó cuando le di calor?" Nunca piensen que agregar espiritualidad a vuestra planificación será demasiada carga. Por el contrario, unirá a todos los demás elementos de vuestra vida porque, en primer lugar, les hará recordar por qué hacen todas esas cosas, trabajar para vivir una vida significativa, casarse para poner de manifiesto lo mejor de cada uno de ustedes y de vuestros cónyuges, tener hijos para educarlos en los caminos del bien, mantener buen estado físico para cumplir con vuestra misión. La espiritualidad es el calor que no ocupa espacio, por el contrario, crea más espacio".

Con una bondadosa sonrisa en su rostro, el rabino terminó su despedida expresando palabras de sabiduría que creo que también pueden ser apropiadas para ti.

"Nunca deberán creer que están tan ocupados como para que no se puedan dar el lujo de concentrarse en vuestra alma. La verdad es que no pueden darse el lujo de no hacerlo. Que D-os los bendiga, que todos y cada uno de ustedes siempre sea una olla de 'cholent' caliente.