Pregunta:

He oído decir que no se menciona la sinagoga en la Torá. ¿Entonces dónde y cuando se originó? ¡Es difícil imaginarse el “judaísmo” (al menos como lo conocemos hoy) sin sinagogas!

Respuesta:

Realmente la sinagoga no es mencionada en la “Torá Escrita” (es decir, los Cinco Libros de Moisés). La institución de la sinagoga es posterior, de origen rabínico.

El propósito de la sinagoga es proveer un lugar de reunión para facilitar y mejorar la obligación bíblica de orar, agregando un elemento comunal

Desde los tiempos de Moisés hasta la restauración del Segundo Templo, nosotros cumplíamos la obligación de orar diariamente componiendo nuestras propias plegarias, y orando privadamente.

También hacíamos peregrinaciones a Jerusalén para experimentar los servicios públicos que se llevaban a cabo en el Santo Templo.

Tras la restauración del Segundo Templo (352 a.e.c.), La Gran Asamblea, liderada por Ezrá, instituyó el Kadish, la Kedushá, Baruj, y el resto de los servicios comunales estándar (requiriendo la participación de un minian o quórum de diez), como así también la obligación de los individuos de participar en esos servicios.

Fueron levantados tanto en Israel como en la Diáspora lugares separados para orar comunalmente. Así nació el “Lugar de Reunión” —Beit Kneset en hebreo, y sinagogas en griego.

La principal experiencia de culto siguió siendo el viaje a Jerusalén para participar y ser inspirados por el servicio del Templo.

Cuando los romanos destruyeron el Segundo Templo en el 69 e.c., el único lugar para el culto público siguió siendo la sinagoga, la cual entonces adquirió importancia como el centro de la vida comunal judía.

Sin embargo el foco primario del judaísmo, siempre ha sido la vida de cada individuo y su hogar y familia, vivida en una comunidad fuerte y mutuamente responsable. En efecto, cuando una comunidad judía comienza desde cero, la construcción de la sinagoga no es lo primero en su lista. Como establece la ley judía, las prioridades con respecto a establecer instituciones comunales deben ser:

1) Una mikvé

2) Una escuela judía para los niños.

3) Un fondo de caridad.

4) Una sinagoga.

Por supuesto la gente puede —y lo hace —reunirse en cualquier lugar para orar comunalmente.