El Beinoní ("hombre intermedio") es aquel en el cual el mal [del Alma Animal] nunca logra suficiente poder como para conquistar la "pequeña ciudad" [—el cuerpo, que las almas Divina y Animal pretenden conquistar—], como para investirse en el cuerpo y hacerlo pecar. Es decir, las tres "vestimentas" del Alma Animal —que son el pensamiento, la palabra y la acción— que se originan en la kelipá, no prevalecen en él sobre el Alma Divina como para investirse en el cuerpo —[ya sea] en el cerebro, en la boca, o en alguno de los demás 248 órganos— para hacerlos pecar e impurificarlos, Di-s libre.

Unicamente las tres vestimentas del Alma Divina, sólo ellas se invisten [y manifiestan] en el cuerpo, siendo éstas el pensamiento, la palabra y la acción relacionados con los 613 mandamientos de la Torá. El beinoní nunca ha cometido transgresión alguna en su vida, ni tampoco hará jamás una transgresión; jamás se le ha aplicado el nombre de "rashá", ni siquiera temporariamente, ni por un solo momento, en toda su vida.

No obstante, la esencia y el ser del Alma Divina, que son sus diez facultades, no mantienen una soberanía y dominio indisputable sobre "la pequeña ciudad", salvo en momentos específicos, tales como cuando se recita el Shemá o la Amidá. En ese momento [de plegaria] el Intelecto Supremo en lo Alto se encuentra en un estado sublime; también abajo, [en el mundo físico,] el momento [de la plegaria] es propicio para cada hombre [para ascender a niveles espirituales superiores]. En ese momento, [el beinoní] liga su JaBaD a Di-s, meditando profundamente acerca de la grandeza del bendito Ein Sof, y estimulando [con su meditación] un ardiente amor [a Di-s] en el lado derecho de su corazón, [amor éste que lo lleva] a [querer] unirse a El por medio del cumplimiento de la Torá y sus mandamientos por amor. Este [estímulo de amor a Di-s y su subsiguiente resolución de adherirse a la Torá y a las mitzvot y con ello unirse a Di-s] es el concepto esencial del Shemá que el mandamiento bíblico (deOraita) nos ordena recitar; del mismo modo, las bendiciones que preceden y que siguen [al Shemá], rabínicamente ordenadas (deRabanán), son un preparativo que nos permite cumplir [aquello que recitamos en] el Shemá, como se explica en otra parte.

En ese momento, el mal del lado izquierdo de su corazón está sometido al bien que se extiende por el lado derecho del corazón [proviniendo] de las facultades de JaBaD del cerebro que están unidas [en la meditación] a la grandeza del bendito Ein Sof, y es anulado por éste [bien]. Después de la plegaria, sin embargo, cuando el intelecto del bendito Ein Sof ya no está más en un estado de sublimidad, el mal [del Alma Animal] en el lado izquierdo del corazón vuelve a despertarse, y él [—el beinoní—] siente [una vez más] deseo por las apetencias y los placeres de este mundo.