Nuestros Sabios sugirieron esto cuando dijeron: "El Santo, bendito sea, vincula un buen pensamiento con la acción". Debería haberse dicho: "La Torá se lo considera como si efectivamente lo hubiera hecho". Sin embargo, la explicación [radica en el principio mencionado antes]: son el temor y el amor a Di-s manifiestos en el corazón los que se invisten en la acción de los mandamientos, dándoles vitalidad para remontarse a las alturas. Porque el corazón también es corpóreo, al igual que los demás órganos del cuerpo que son instrumentos de la acción, sólo que es interno y su fuente de vitalidad, por lo que [en virtud de su corporeidad similar a los demás órganos y el hecho de que los provea de su vitalidad] puede investirse en sus acciones, para ser sus "alas", elevándolas. Sin embargo, el temor y el amor previamente mencionados —que se encuentran en la inteligencia del cerebro y lo recóndito del corazón— son de un orden mucho más alto que el del nivel de "acción", por lo que no pueden investirse en la acción de los mandamientos para transformarse en su poder intelectual y vitalidad para elevarlos, de modo que puedan remontarse a las alturas, de no ser por el hecho de que Di-s los vincula y los une a la acción [para que le sirvan de "alas"]. Ellos [—el amor y el temor de tevuná—] son denominados "buen pensamiento", porque no son temor y amor auténticos en un estado revelado en el corazón, sino sólo en la inteligencia del cerebro y lo recóndito del corazón, como se mencionó antes.*
* NOTA
Tal como está escrito en el Zohar y en Etz Jaím, que la palabra hebrea תבונה (tevuná, "entendimiento") comprende las letras que forman las palabras בן y בת (ben y bat, "hijo" e "hija"), los que [en las emociones humanas] representan el amor y el temor. A veces, la tevuná desciende para convertirse en la inteligencia del aspecto femenino de la "pequeña imagen", que [en la esfera humana] son las letras de la Torá y las mitzvot. Y el iniciado comprenderá [las referencias cabalísticas de esta Nota].
Pero Di-s realiza esta unión de tevuná con la acción a fin de elevar la acción de los mandamientos y el estudio de la Torá —que se llevan a cabo por influencia del "buen pensamiento" mencionado previamente— en el Mundo de Beriá, el nivel al que ascienden [el cumplimiento de] la Torá y las mitzvot cuando son motivadas por un temor y amor que se derivan de la meditación propia y que se revelan verdaderamente en el corazón de la persona. Sin embargo, aun sin ésta [vinculación] se elevan al Mundo de Ietzirá, por medio del temor y amor naturales latentes en el corazón de cada judío desde su nacimiento, como se explicará más adelante en detalle.