Hay otro aspecto adicional en la cuestión de los alimentos prohibidos, razón por la cual se los denomina isur ["atado" y ligado]. Aun si la persona comiera una comida prohibida inconscientemente [y su intención al comer era] en aras del Cielo, es decir, a fin de servir a Di-s con la energía que deriva de ella y, lo que es más, [incluso si] realmente cumplió con su intención —estudió y rezó con la energía derivada de esa comida—, la vitalidad contenida en ella no asciende ni se inviste en las palabras de Torá y plegaria [producidas con esa vitalidad] como ocurre con los alimentos permitidos (heter), porque [esa vitalidad] se mantiene cautiva en poder de la sitrá ajará de las tres kelipot impuras. [Es así] aun si se tratara de una [comida prohibida por] prohibición Rabínica, porque "las palabras de los Escribas son aún más estrictas que las palabras de la Torá...".
Por lo tanto, el iétzer hará (Impulso al Mal) y la fuerza que anhela las cosas prohibidas también es " uno de los demonios nojudíos", que es el iétzer hará de las naciones, cuyas almas se derivan de las kelipot impuras. Pero el Impulso al Mal y la fuerza que anhela cosas permisibles [incluso cuando se hace sólo] para satisfacer el anhelo personal es "uno de los demonios judíos", porque [la vitalidad de una cosa permitida] puede revertirse a Santidad, como se ha explicado previamente.
Sin embargo, antes de haberse revertido a santidad es sitrá ajará y kelipá, y aún después un resabio de la misma permanece unido al cuerpo [de la persona], ya que cada elemento de comida y bebida que uno ingiere se vuelve inmediatamente sangre y carne de su carne. A eso se debe que el cuerpo deba someterse al "Purgatorio de la Tumba", a fin de limpiarlo y purificarlo de la impureza que ha recibido al disfrutar de cosas mundanas y placeres —que son de la impureza de kelipat noga y de los "demonios judíos"—, a menos de que uno nunca hubiera disfrutado de este mundo en toda su vida, como ocurrió con Rabeinu HaKadosh.