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Tehilim Diario

Capítulos 120-134

El Tehilím constituye un diálogo franco entre el hombre mortal y su Padre Celestial.

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Capítulo 120
Este Salmo reprocha a los difamadores, describiendo cómo el efecto mortal de su acto llega más lejos que las armas.

Canción de las Ascensiones: A Adonái clamé en la angustia y El me ha respondido. Adonái, salva mi alma de los labios de falsedad, de una lengua engañosa. ¿Qué Te dará, y qué aumentará para Ti, una lengua engañosa? [Te asemejas a] flechas filosas de un poderoso, y carbones de [madera de] retama. ¡Ay de mí que me he alojado entre Méshej, que he morado junto a las tiendas de Kedar! Demasiado tiempo ha residido mi alma entre aquellos que odian la paz. Estoy para la paz; mas cuando hablo, ellos están para la guerra.

Extraído del libro Tehilím con Fonética y Español, de la Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana

© Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana.

Prohibida su reproducción total o parcial sin autorización escrita de la Editorial.

Derechos Reservados.

Capítulo 121
Este Salmo habla del Paraíso Inferior, del que se asciende al Superior. También de cómo Dios nos supervisa.

Canción para las Ascensiones: Alzo mis ojos a las montañas — ¿De dónde vendrá mi ayuda? Mi ayuda vendrá de Adonái, Hacedor del cielo y la tierra. El no permitirá que resbale tu pie; tu guardián no dormita. En verdad, el Guardián de Israel no dormita ni duerme. Adonái es tu guardián; Adonái es tu sombra protectora a tu diestra. El sol no te dañará de día, ni la luna de noche. Adonái te guardará de todo mal; El guardará tu alma. Adonái cuidará tu ida y tu venida desde ahora y para siempre.

Extraído del libro Tehilím con Fonética y Español, de la Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana

© Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana.

Prohibida su reproducción total o parcial sin autorización escrita de la Editorial.

Derechos Reservados.

Capítulo 122
Este Salmo entona las alabanzas de Jerusalén y cuenta los milagros acaecidos allí.

Canción de las Ascensiones, por David: Me alegré cuando me dijeron: "Vayamos a la Casa de Adonái". Nuestros pies estaban parados en tus portales, Jerusalén; Jerusalén, la que está edificada cual ciudad en la que [todo Israel] está junto unido. Pues allí subían las tribus, las tribus de Dios — como fue ordenado a Israel— para ofrecer alabanzas al Nombre de Adonái. Pues allí estaban los asientos de justicia, los tronos de la casa de David. Orad por la paz de Jerusalén; gocen la paz aquellos que te aman. Haya paz dentro de tus murallas, serenidad dentro de tus palacios. En aras de mis hermanos y amigos, pido que haya paz dentro de ti. En aras de la Casa de Adonái nuestro Dios, procuro tu bienestar.

Extraído del libro Tehilím con Fonética y Español, de la Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana

© Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana.

Prohibida su reproducción total o parcial sin autorización escrita de la Editorial.

Derechos Reservados.

Capítulo 123
Este Salmo lamenta el largo tiempo que ya hemos pasado en exilio.

Canción de las Ascensiones: A Ti he alzado mis ojos, Tú que estás entronizado en el cielo. En verdad, como los ojos de los siervos se vuelven hacia la mano de sus amos, como los ojos de una criada hacia la mano de su ama, así están nuestros ojos vueltos hacia Adonái nuestro Dios, hasta que El Se apiade de nosotros. Apiádate de nosotros, Adonái, apiádate de nosotros, porque nos hemos hartado de humillación. Nuestra alma se ha hartado de la burla de los complacientes, del desprecio de los soberbios.

Extraído del libro Tehilím con Fonética y Español, de la Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana

© Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana.

Prohibida su reproducción total o parcial sin autorización escrita de la Editorial.

Derechos Reservados.

Capítulo 124

Canción de las Ascensiones, por David: Si no fuera por Adonái que estuvo con nosotros — diga Israel — si no fuera por Adonái que estuvo con nosotros cuando hombres se levantaron contra nosotros, entonces ellos nos habrían tragado vivos en su ardiente ira contra nosotros. Entonces las aguas nos habrían anegado, el torrente habría arrasado nuestra alma; entonces las furiosas aguas se habrían agitado sobre nuestra alma. Bendito es Adonái que no permitió que seamos presa para sus dientes. Nuestra alma es cual ave que ha escapado de la trampa de los cazadores; la trampa se rompió y nosotros hemos escapado. Nuestra ayuda está en el Nombre de Adonái, Hacedor del cielo y la tierra.

Extraído del libro Tehilím con Fonética y Español, de la Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana

© Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana.

Prohibida su reproducción total o parcial sin autorización escrita de la Editorial.

Derechos Reservados.

Capítulo 125

Canción de las Ascensiones: Quienes confían en Adonái son como el Monte Tzión que jamás vacila; perdura por siempre. Las montañas rodean a Jerusalén, y Adonái rodea a Su pueblo de ahora y para siempre. Pues la vara de la maldad no descansará nunca sobre el destino de los justos; así, los justos no precisan tender su mano a la iniquidad. Adonái, se benévolo con los buenos y con quienes son rectos en sus corazones. En cuanto a los que se vuelven a su perversidad, que Adonái los conduzca con los que obran iniquidad. Sea la paz sobre Israel.

Extraído del libro Tehilím con Fonética y Español, de la Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana

© Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana.

Prohibida su reproducción total o parcial sin autorización escrita de la Editorial.

Derechos Reservados.

Capítulo 126
Este Salmo habla del futuro y compara nuestro servicio a Dios en el exilio con quien siembra en tierra árida y llora suplicando a Dios que llueva para que la semilla no se malogre. Cuando puede cosechar, agradece a Dios.

Canción de las Ascensiones: Cuando Adonái haga retornar a los exiliados de Tzión, seremos como si antes hubiéramos soñado. Entonces se colmará de risas nuestra boca y nuestra lengua de cánticos de alegría; entonces dirán entre las naciones, "Adonái ha hecho grandes cosas por estos". Grandes cosas ha hecho Adonái por nosotros; estuvimos alegres. Adonái, haz retornar a nuestros exiliados cual arroyos a la tierra árida. Aquellos que siembran con lágrimas cosecharán con cánticos de alegría. El va andando y llora, cargando la bolsa de semilla; de seguro que retornará con cánticos de alegría, portando sus gavillas.

Extraído del libro Tehilím con Fonética y Español, de la Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana

© Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana.

Prohibida su reproducción total o parcial sin autorización escrita de la Editorial.

Derechos Reservados.

Capítulo 127
David instruye a su generación, especialmente a Salomón, a cerciorarse de que todas sus acciones sean en aras del Cielo. También critica a quienes invierten día y noche en lograr su sustento.

Canción de las Ascensiones, por Shlomó: Si Adonái no edificará una vivienda, sus constructores trabajan en ello en vano. Si Adonái no protegerá una ciudad, inútil es la vigilancia de su sereno. Es en vano para vosotros, quienes os levantáis temprano, permanecéis hasta tarde, y coméis el pan de la aflicción, pues de hecho El brinda sueño a Su amado. En verdad, el patrimonio de Adonái son los hijos; el fruto de la matriz es una recompensa. Como flechas en mano de un hombre poderoso, así son los hijos de la juventud. Dichoso el hombre que tiene su carcaj lleno de ellos; no se avergonzarán cuando hablen con enemigos en sitios públicos.

Extraído del libro Tehilím con Fonética y Español, de la Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana

© Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana.

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Derechos Reservados.

Capítulo 128
Este Salmo exalta a quien goza del fruto de su propio trabajo, evitando el robo y el engaño, incluso rechazando regalos. También describe la conducta apropiada para el temeroso de Dios.

Canción de las Ascensiones: Dichoso es todo el que teme a Adonái, quien marcha en Sus caminos. Cuando comas de la labor de tus manos, feliz serás, y gozarás bondad. Tu mujer será cual viña fructífera en las cámaras interiores de tu hogar; tus hijos cual retoños de oliva en torno a de tu mesa. En efecto, así será bendecido el hombre que teme a Adonái. Bendígate Adonái desde Tzión; que veas la bondad de Jerusalén todos los días de tu vida. Que veas hijos de tus hijos, paz sobre Israel.

Extraído del libro Tehilím con Fonética y Español, de la Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana

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Derechos Reservados.

Capítulo 129
El Salmista lamenta la opresión de Israel.

Canción de las Ascensiones: Mucho me ha perseguido ellos desde mi mocedad. Declárelo Israel ahora: "Mucho me han perseguido desde mi mocedad, [pero] no han podido conmigo". El arador ha labrado sobre mi espalda; ellos desearon alargar su surco. Pero Adonái es justo; El cortó las cuerdas de los inicuos. Humillados serán y echados atrás, todos los que odian a Tzión. Serán cual pasto sobre tejados, que se marchita antes de ser arrancado, con el que el segador jamás ha llenado su mano, ni el gavillero su brazo. Y los transeúntes nunca han dicho: "La bendición de Adonái está sobre vosotros; os bendecimos en Nombre de Adonái".

Extraído del libro Tehilím con Fonética y Español, de la Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana

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Capítulo 130
El Salmista reza por el fin de este prolongado exilio.

Canción de las Ascensiones: Desde las profundidades clamo por Ti, Adonái. Adonái, oye mi voz; estén Tus oídos atentos a la voz de mis súplicas. Dios, si Tú preservaras las iniquidades, Adonái ¿quién podría sobrevivir? Contigo está el perdón, empero, para que Tú puedas ser temido. Mi esperanza está puesta en Adonái; mi alma espera, y yo ansío por Su palabra. Mi alma anhela a Adonái más que los [nocturnos] vigilantes [que aguardan] la mañana, aguardan la mañana. Israel, deposita tu esperanza en Adonái, porque con Adonái está la bondad, y con El hay abundante salvación. El redimirá a Israel de todas sus iniquidades.

Extraído del libro Tehilím con Fonética y Español, de la Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana

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Capítulo 131
En esta plegaria, David declara que jamás en su vida se enorgulleció, ni procuró grandeza o placeres terrenales.

Canción de las Ascensiones, por David: Adonái, mi corazón no se enorgulleció, ni mis ojos se alzaron altivos; no procuré cosas más grandes y maravillosas que mí. Ciertamente ubiqué mi alma en paz y la apacigüé como un niño destetado con su madre; mi alma era como un niño destetado. Israel, deposita tu confianza en Adonái, desde ahora y por toda la eternidad.

Extraído del libro Tehilím con Fonética y Español, de la Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana

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Capítulo 132
David entonó este Salmo al abatirse una plaga. El y los Ancianos de Israel vestían harpillera, el Santuario estaba lejos, por lo que se esforzó en intensa plegaria, pidiendo que Dios recuerde su esfuerzo y sacrificio en aras del Gran Templo.

Canción de las Ascensiones: Adonái, recuerda para David todo su sufrimiento, cómo juró a Adonái, prometió al Poderoso de Iaacov: "No entraré en la tienda de mi casa; no subiré al lecho que está tendido para mí; no daré sueño a mis ojos, ni sopor a mis párpados hasta haber encontrado un lugar para Adonái, una residencia para el Poderoso de Iaacov". He aquí que lo oímos en Efrat; lo encontramos en el campo del bosque. Vendremos a Sus residencias; nos prosternaremos a Su escabel. Alzate, Adonái, a Tu lugar de descanso, Tú y el Arca de Tu poderío. Que Tus sacerdotes estén investidos de rectitud, y Tus piadosos [levitas] canten con júbilo. En aras de David, Tu servidor, no rechaces [las súplicas de] Tu ungido. Pues Adonái juró a David una verdad de la que nunca Se retractará: "Del fruto de tu matriz pondré para ti sobre el trono. Si tus hijos habrán de cuidar Mi pacto y este testimonio Mío que yo les enseñaré, también sus hijos se sentarán sobre el trono para ti hasta el final del tiempo. Pues Adonái eligió a Tzión; la ha deseado como Su morada. Este es Mi lugar de residencia hasta el fin de los tiempos. Aquí moraré, pues lo he deseado. Bendeciré abundantemente su sustento; satisfaré a sus necesitados con pan. Vestiré a sus sacerdotes con salvación, y sus piadosos entonarán cánticos jubilosos. Allí haré florecer el poder de David; [allí] he preparado una lámpara para Mi ungido. A sus enemigos vestiré con vergüenza, pero sobre él, su corona florecerá".

Extraído del libro Tehilím con Fonética y Español, de la Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana

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Capítulo 133

Canción de las Ascensiones, por David: Mira, (cuán bueno y agradable es cuando los hermanos moran juntos! Como el precioso aceite [puesto] sobre la cabeza, cayendo [en abundancia] sobre la barba, la barba de Aharón que descansa sobre sus vestidos. Como el rocío del Jermón que desciende sobre las montañas de Tzión, pues allí ordenó Adonái la bendición, vida hasta la eternidad.

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Capítulo 134
El Salmista insta a los eruditos y devotos a levantarse por la noche e ir a la Casa de Dios.

Canción de las Ascensiones. Bendecid a Adonái todos los servidores de Adonái que se paran en la casa de Adonái por las noches. Alzad vuestras manos en santidad y bendecid a Adonái. Que Adonái, hacedor del cielo y de la tierra, te bendiga desde Tzión.

Extraído del libro Tehilím con Fonética y Español, de la Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana

© Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana.

Prohibida su reproducción total o parcial sin autorización escrita de la Editorial.

Derechos Reservados.

Extraído del libro Tehilím con Fonética y Español, de la Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana

© Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana.

Prohibida su reproducción total o parcial sin autorización escrita de la Editorial.

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