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1. [Las Haftarot (Secciones de los Profetas que se leen en la Sinagoga a continuación de cada Sección Semanal) de los 7 Shabat que van desde el 9 de Av hasta Rosh HaShaná, describen las bondades de Di-s en la Era Mesiánica, y por eso se conocen como Shíva DeNejémta – las "Siete de Consuelo"].

La Sección Semanal de este Shabat, Ekev, [también] es considerada una de las "Siete de Consuelo"1, pues no sólo las Haftarot de estas 7 semanas tratan del consuelo [que traerá la Redención Futura], sino también las Secciones de la Torá [de estas semanas están vinculadas con la Era Mesiánica. Esto es así] porque las Haftarot, en su mayoría, reflejan el contenido de la Sección Semanal2. Por lo tanto, si la Haftará [de este Shabat] habla del alivio de la Redención, también la Sección de la Torá [–Ekev–], con certeza, trata el mismo tema.

En realidad, el tema de toda la Torá es el de Redención, pues "No tienes hombre libre salvo aquel que se ocupa con el estudio de la Torá"3. [El cuerpo y el Alma Animal impiden que el Alma Divina manifieste su potencial espiritual y se conecte con Di-s, y es precisamente] por intermedio del estudio de la Torá [que] el Alma [Divina] se libera del estado de galut (exilio espiritual) al cual la someten el cuerpo y el Alma Animal; esto provoca que incluso el cuerpo se libere del exilio [físico] en su sentido más literal. [Esto sucederá con la llegada del Mashíaj, cuando todos los judíos nos reuniremos nuevamente en la Tierra de Israel].

[No obstante, la diferencia entre estas 7 Secciones Semanales y el resto de la Torá es que] en toda la Torá se abordan temas diferentes y variados, y a través de [el estudio de] ellos, resulta la Redención; no así en cuanto las "Siete [Secciones] de Consuelo": en ellas el tema en cuestión es el de la Redención propiamente dicha4.

Actualmente nos encontramos en el galut. Para explicar [y entender] el significado conceptual de la Redención, debemos entender antes el [sentido del] galut y la causa que lo originó. Al saber [y tomar conciencia de] la razón del exilio sabremos cómo corregirla, pues cuando enmendemos la causa [del galut] inexorablemente se rectificará su efecto. De este modo llegará la Redención.

El concepto explicado se asemeja a la situación de una persona físicamente enferma5: Cuando ésta toma conciencia de su estado y reconoce los síntomas que la aquejan, visitará a un médico, pues sabe que está enferma. Al reconocer los síntomas de su dolencia, sabrá qué explicar al médico, y este último sabrá qué medicina recetar y de ese modo la curará.

El mero reconocimiento de que uno está enfermo, y de los síntomas de su mal, ya constituye la mitad de su curación. Ello llevará eventualmente a lograr la otra mitad y restaurar la salud por completo.

[Lo mismo sucede con el galut.] El conocimiento del significado conceptual del galut y la causa que lo originó constituye el comienzo de la Redención, pues saber qué es [y representa] el exilio, hace que la persona busque cómo enmendarlo y procure salir de él hacia la "tierra buena y amplia"6.

2. Antes de que los judíos ingresaran a la "tierra buena y amplia" (por primera vez), deambularon por un gran desierto. Al salir de éste entraron a la Tierra de Israel. [En este contexto podemos aplicar el dicho de Rambán:] "Los acontecimientos acaecidos a los Patriarcas constituyen una señal para los hijos"7. El relato de la Torá acerca de la estadía de los judíos en el desierto, que antecedió al ingreso a la Tierra de Israel, constituye "una señal para los hijos", [es decir, la Torá nos está diciendo] que también el presente galut en el cual nos encontramos es similar al desierto en el que estuvieron los judíos en aquel entonces.

[Siguiendo el paralelismo recién trazado, llegamos a la conclusión de que] si nos interiorizamos acerca de [las características de] el desierto en el que se hallaron entonces los judíos –que es lo mismo que analizar nuestro propio y actual estado de exilio–, con este conocimiento sabremos cómo "curar" el actual galut.

En esta Sección [Ekev], una de las "Siete de Consuelo", la Torá nos cuenta acerca del desierto. Las Escrituras lo describen como "un desierto grande y temible, de serpientes, víperos ardientes y escorpiones, [lugar de] sed, donde no hay agua"8. Todos estos son [diferentes] aspectos del desierto, y también de nuestro galut. Y, como se explicó antes, el conocer las particularidades del galut ya nos brinda algo de alivio, pues nos hace concientes de lo que es preciso remediar a fin de salir del exilio hacia la "tierra buena y amplia".

3. Desierto no es un lugar apto para que viva allí un adám, un ser humano. El versículo habla del desierto en términos de "un desierto grande", para expresar que la extensión que ocupa el desierto, vacío de vida humana, es mayor que las áreas pobladas por el hombre.

El término adám (hombre) alude a los judíos – "Ustedes son llamados Adám"9. Shnéi Lujot HaBrít10 explica que la palabra adám proviene etimológicamente de adamé laElión – me pareceré al Supremo"11. Los judíos se comparan al Adám HaElión – el Hombre Superior12, [o sea, la estructura espiritual y física del judío deriva de la configuración de las Sefirot de los mundos espirituales que constituyen el Hombre Superior].

"El gran desierto", la extensión de suelo inapto para hábitat del hombre, el adám, es mayor que la superficie habilitada para ser poblada. En este sentido las Escrituras declaran: "Ustedes son los menos de todos los pueblos"13. Los judíos son minoría entre las naciones. Y entre los judíos mismos, aquellos que observan la Torá y las mitzvot como se debe, no son –hasta el momento y por ahora– mayoría.

El primer adjetivo con que es descripto el desierto es "[el] gran [desierto]". [Esto significa que] la primera causa, y el primer paso, del descenso [espiritual] con que comienza el galut es cuando la persona misma considera "grande" al mundo que lo rodea. Esta ve a lo "poblado" –los judíos y el judaísmo raigal– como una "superficie" pequeña, y al mundo que lo rodea, "el desierto de las naciones", como una "gran extensión", algo más grande que los judíos.

La verdad es que nada en el mundo puede tener [verdadero] dominio sobre los judíos14. Lo cierto es lo contrario: todo está sujeto a los judíos15, como se menciona en la Haftará de esta semana: "Reyes te criarán y princesas serán tus nodrizas"16. Es en este sentido que 17 18 19 20la Guemarádice que el versículo "Todos los pueblos de la tierra verán que el Nombre de Di-s se invoca sobre ti y te temerán"alude a 'los tefilín que están en la cabeza'. Cuando sobre (literalmente, "en", dentro de) la cabeza [del judío] está el "Escucha Israel, Di-s es nuestro Señor, Di-s es uno"[inscripto dentro de la caja de los tefilín], y su intelecto está "rodeado", [impregnado] con la noción de que el Todopoderoso es el único que tiene dominio y gobierno sobre el mundo entero, "Todos los pueblos de la tierra verán...y te temerán", pues todos [los hombres que lo rodean, sean quienes sean,] se anularán ante él.

En cambio, cuando la persona se pone a "medir" – [considera a la sociedad secular que lo rodea y a sus valores, y al mundo en general, como] un "gran desierto", atribuye [errada] jerarquía al mundo, argumenta que el mundo es grande mientras que él es pequeño– se pregunta: "¿Cómo puede persistir Iaacov, si es tan pequeño?" 21

Este planteo por sí mismo –el de atribuirle jerarquía al mundo– produce en el interior de la persona el [estado de] galut, oscuridad y ocultación [espiritual], haciendo que el mundo pueda tener hegemonía sobre ella. Este es el comienzo del galut.

En contraste, cuando la persona recuerda que "Tú nos has elegido de entre todas las naciones... nos has elevado por sobre todas las lenguas..." 22, no se dejará impresionar por ningún hombre. Cuando el judío tiene en claro que los Hijos de Israel trascienden los aspectos mundanos [y no tienen por qué estar absortos en, ni limitados a, ellos], para él el estado de galut no existe. [No tiene de qué temer ni preocuparse, pues si] Di-s le provee sustento, él puede [con toda tranquilidad] conducir sus negocios en conformidad con las instrucciones de la Torá, y [también] le quedará tiempo [libre] para asignarlo inamoviblemente al estudio de la Torá.

4. El considerar al mundo como un "gran desierto" posibilita que se descienda espiritualmente un paso más: No sólo [que se mire al mundo] como un "gran desierto", sino también "temible".

"Grande" significa que el otro es más grande que uno pero, de todos modos, él –al menos como minoría– [pese a considerarse pequeño] también existe. En cambio, "temible" implica tener que el otro impone sobre él su temor, pues esta persona piensa que la otra posee autoridad y poder sobre ella.

En tanto la percepción del mundo por parte del judío se limita sólo a que éste es "grande", aquel impacta sobre él únicamente cuando entra en contacto con aquel, pues en esa instancia él reconoce su "grandeza". Pero mientras está en su ámbito privado, conserva [intacta] su fortaleza.

En cambio, cuando el mundo es visto como "un desierto grande y [además] temible", [en semejante instancia del galut espiritual,] incluso cuando la persona se halle en su propio entorno –ya sea en la Sinagoga, en la Casa de Estudios (la Ieshivá), o en su propio hogar–, también entonces sentirá miedo de observar la Torá y las mitzvot abiertamente por temor a que el mundo se entere, y "¿Qué dirán [de él] las 'naciones del mundo'?"

5. De este estado [de elevado "riesgo espiritual"] puede derivarse otro descenso –[que tiene las características de una] "serpiente":

El libro Erjéi HaKinuím23 señala que el veneno de la serpiente es caliente. Así, "serpiente" indica que el judío comienza a "zambullirse" en el "ardor del mundo", lo que disminuye su dedicación y fervoroso entusiasmo en las cuestiones de santidad.

Esta condición, a su vez, puede derivar en un nivel [espiritual] inferior aún, el de "víperos ardientes":

El fervor entusiasta invertido en las cuestiones mundanas es tan intenso que no sólo debilita la dedicación a los asuntos sagrados, sino que los incinera24 por completo.

Y este estado arrastra a un nivel más bajo aún, el de "escorpión":

Acerca del escorpión, Erjéi HaKinuím25 dice que su veneno es frío. Este estado espiritual es peor que el de "serpientes" y "víperos", pues en tanto en la persona perduran el calor y el entusiasmo fervoroso, pese a que éste es dirigido hacia las cuestiones mundanas, al menos es una evidencia de vitalidad; todavía es posible, eventualmente, revertir este calor en ardor de santidad. No así cuando el individuo está frío. Ello constituye una señal de que se está en una situación opuesta a la vida, y es mucho peor [que los estados anteriores]. Este concepto es similar a la inferioridad del chivo con respecto al buey corneador26.

Todo esto puede llevar a un descenso [espiritual] mayor aún: "...lugar de sed, donde no hay agua": Incluso cuando el judío es incentivado desde lo Alto –por ejemplo, a través de un bat kol (como se explica en Jasidut)27, llevándolo a un estado de "sed"– "no hay", en esa instancia, siquiera "agua". "Agua" alude a la Torá28. El [judío siente sed pero] no sabe de qué. Se alejó tanto [de la vida raigal judía] que ha perdido todo vínculo [con el judaísmo de observancia] y nada sabe de la existencia de [lo espiritual y] la santidad.

¿Cómo se originó esta situación?

Todo comenzó cuando se pensó en el "gran desierto", al atribuirle valor al "desierto", es decir, al mundo. Este es el primer paso, que lleva a todos los demás descensos [espirituales] hasta el grado aquel de [el cual no se puede descender más:] "lugar de sed, donde no hay agua".

De esto se desprende que para enmendar todos los descensos primero debemos reparar la causa inicial: Tenemos que fortalecer todo lo que concierne a nuestra observancia judía, recordando siempre que: "Tú nos has elegido de entre todas las naciones... y nos has elevado...".

De este modo nos libraremos del galut e iremos a la "tierra buena y amplia", guiados por nuestro justo Mashíaj, pronto en nuestros días.

6. Teniendo en cuenta lo explicado se comprenderá el dicho del Talmud: "Si una serpiente se enroscó en su talón, no debe interrumpir [la plegaria]... pero si es un escorpión, hay que interrumpirla"29.

Cuando el judío está orando y repentinamente se ve "tomado" por el "calor del mundo" –"Una serpiente se enroscó en su talón"–, si bien esto es algo impropio, no obstante no debe interrumpir su plegaria, sino continuarla. A fin de cuentas, dado que en él hay [signos de] vitalidad, [hay fervor, sólo que orientado en la dirección errónea,] logrará revertir su entusiasmo por las cuestiones mundanas en "calor de santidad".

Pero "Si un escorpión se enroscó en su talón", si en medio de la plegaria la persona se vio atrapada por la "frialdad", [debe interrumpirla]. Pese a que el escorpión –el "veneno frío"– sólo atacó su pie y talón, sin tocar su mente o corazón, debe no obstante interrumpir su plegaria porque el hecho de que pueda verse apresado por la "frialdad" –la falta de vitalidad– en medio de su plegaria es evidencia de que su enfoque en el servicio a Di-s no es como debería ser. Por lo tanto, debe interrumpir éste modo de servicio y entregarse de lleno a uno nuevo, uno que esté imbuido de vitalidad y entusiasmo, los que se adquieren con el estudio de Pnimiut HaTorá (el aspecto interior y místico de la Torá), llamado "Arbol de la Vida"30.