Ser judío no es fácil.

Para muchos hasta parece totalmente insignificante e irrelevante serlo; una cantidad de leyes y rituales que terminan siendo pesados e incongruentes en el mundo "modernizado" de hoy.

La gran mayoría de la gente opta entre abandonarlo por completo y redefinirlo a su gusto. Suscriben a un judaísmo "modular", tomando lo que entienden y descartando lo que les incomoda. Se fabrican un D-os y una religión a su imagen y semejanza...

Es gracias al Tania que uno tiene la posibilidad de vivir el judaísmo de una manera más profunda, relevante y coherente.

Resumen - muy resumido - del Tania caps. 1-17

El Tania nos introduce a una dimensión mucho más esencial del tema: la composición y dinámica internas y personales del judaísmo. Ser judío es más que la acumulación de millas para la vida en el más allá; ser judío implica una batalla sin tregua en el aquí y ahora.

La vida, según esta visión, no es simplemente una contienda entre una autoridad externa y los deseos personales de uno; es una lucha entre dos facetas e instintos de uno mismo.

Para sorpresa de muchos, dicha lucha no es simplemente entre el bien y el mal, sino entre lo "divino" y lo "animal", entre lo que es correcto y lo que es meramente placentero, lo que tiene un valor objetivo y lo que tiene un valor nada más que subjetivo.

El Tania nos explica como cada uno de nosotros poseemos dos "almas", la una "animal" y la otra "divina", cada uno con su manera de entender, sentir y querer las cosas. El alma animal piensa en lo que quiere y necesita mientras que el alma Divina piensa en "¿para qué me necesitan a mí?". Las dos voces están presentes siempre, compitiendo entre sí; está en uno decidir a cuál de las dos voces hará caso. De hecho, la única manera de reconciliarlos es por medio de la subyugación del alma animal al servicio del alma Divino.

¿Cómo hace uno para cultivar una motivación para optar por la voz Divina en contra de la voz animal? Para algunos es por medio de los sentimientos naturales que tienen para con D-os. Para otros, es por medio de los sentimientos producidos por la contemplación y reflexión en la grandeza del Creador y lo "correcto" que es servirLo.

Hay distintos grados de sentimientos. Aunque uno no logre sentirse "enamorado" de D-os con pasión, alcanza con sentir que debería estarlo para que su comportamiento sea uno de expresión en vez de represión personal.