Guarda el mes de aviv (primavera), y observa [en él] un Pesaj para Di-s. - Deuteronomio 16:1
Yo sembraré la Casa de Israel con la semilla de hombre y la semilla de bestia.
-Jeremías 2:26
El calendario judío está estrechamente armonizado con las temporadas agrícolas. Pesaj debe coincidir con la estación de aviv, que es definida ampliamente como "primavera" pero que específicamente significa la temporada en que madura la cebada.
Shavuot es llamada "Festividad de la Cosecha` y coincide con la cosecha del principal cereal, el trigo.
Sucot es la "Festividad de la Recolección", celebrada mientras el grano, que ha estado secándose en el campo durante todo el verano, es traído a los depósitos.
Y luego está Tu BiShvat, el "Año Nuevo para los Arboles", observado mientras los primeros brotes emergen de su sueño invernal.
De hecho, nuestro calendario hace grandes esfuerzos para conciliar sus meses de base lunar con las estaciones de base solar.
Nuestros antepasados, celebrando estas festividades en Tierra Santa hace treinta siglos, eran principalmente gente agraria.
Aún así, incluso entonces estaba Leví, la tribu de sacerdotes, Shimón, una tribu de maestros de escuela, los eruditos de Isajar, y los mercaderes navegantes de Zebulún.
Hoy, un muy pequeño porcentaje de nosotros trabaja la tierra. Pero la Torá, el plano maestro de Di-s para la Creación, trasciende obviamente las diferencias de tiempo y circunstancias culturales y es hondamente relevante para todas las generaciones y sociedades de la historia.
Pues entonces, ¿qué significa todo esto para aquellos de nosotros que nunca sembraron una semilla o recogieron una cosecha?
La experiencia misma de la vida es agraria. El descenso del alma a la vida física, como el sembrado de una semilla, es una inversión; una inversión precaria, es cierto, dado el hecho de que el capital propio merma significativamente antes de producir una ganancia.
El granjero que siembra su campo sabe que está tomando grano en perfecto estado -grano con el que podría alimentar a su familia
y lo lanza al suelo, donde pronto se desintegrará.
Pero también sabe que la semilla marchitándose estimulará a la tierra para rendir muchas veces el grano que él ha "malgastado".
E1 alma, también, está sepultada en la tierra, lanzada a un cuerpo conformado por deseos e impulsos materiales. Es peor para el desgaste: sus sentidos espirituales están embotados, su brújula moral comprometida. Pero la sepultura del alma en la tierra y terrenalidad la estimula, y al cuerpo y ambiente físico en que ha sido investida, a rendir su tremendo potencial, un potencial mucho mayor que el que el alma podría lograr por sí sola.
La "granja" humana incluye cosechas numerosas y variadas.
En Pesaj celebramos la maduración de la cebada, un grano que sirve primariamente como alimento animal.
En términos humanos, esto representa el desarrollo de la naturaleza animal que se ha puesto a cuestas del alma en el momento de su descenso al estado físico, pero cuya pasión e intensidad superan cualquier cosa que el alma espiritual podría reunir para sus propios ideales espirituales.
Cultivada y dirigida adecuadamente, la bestia en el hombre demuestra así ser un recurso inapreciable en la procura del alma por ahondar e intensificar su nexo con su Creador.
En Shavuot, el trigo, el principal artículo de la dieta humana, es cosechado.
Esto representa el goce de otra dimensión en la siembra del alma: el desarrollo del elemento "humano" en el hombre, los propios potenciales espirituales del alma.
El desafío de convertir los recursos de la tierra en grano nutritivo incita facultades asentadas profundamente en el alma que de otra manera nunca se habrían cristalizado, tal como un grano de cereal nunca habría mostrado ser más que un único grano de no haber sido sembrado en la tierra.
Y así es con los demás sucesos agrícolas del calendario judío, como la "internalización" de la cosecha en Sucot, o el elemento de "delicia" en la vida representado por los brotes frutales de Tu BiShvat: cada uno encarna otro aspecto de la travesía del alma como semilla, tierno retoño y cosecha gloriosa.
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