¿Has escuchado decir a la gente que la “religión” no tiene nada que ver con la realidad? Este argumento suele ubicar a la religión en un lugar fuera de la vida cotidiana, en el tiempo extra, cuando sobra tiempo para hacer esas “cosas espirituales”.

Se piensa que lo “religioso” es para lo espiritual, Shabat o festividades; mientras que todo el resto de los elementos de este mundo (la gran mayoría) son la vida “real”. Sin embargo no es así.

El precepto de nazir (nazareno) nos iluminará este concepto. El nazir es una persona que se auto-impone más restricciones de lo que la Torá nos ordena para así sentirse más cerca de D-os. Es una actitud elogiable. Se deja crecer el cabello (evitando lo estético) y se abstiene de tomar vino (evitando el placer físico). Al final de su proceso debe llevar unas ofrendas al templo, entre ellas una ofrenda pidiendo perdón. ¿Perdón por qué? Porque se abstuvo de tomar vino.

¿Cómo puede ser? Porque por más encomendable que sea la actitud del Nazir, debe darse cuenta que ese no es el camino del judaísmo. ¡D-os quiere que tengas el máximo placer! En todas las áreas de la vida, incluso la física. ¡Incluso saboreando un vino rico!

¿El secreto de este placer? El equilibrio. Las pautas que la Ley-Torá establece permiten el equilibrio perfecto, para que no te hundas en lo espiritual ni te hundas en lo material. Para lograr equilibrio entre tu trabajo y ser trabajólico; entre estética excesiva y abandono físico; entre glotonería y dieta; entre ejercicio físico extremo y pesadez corporal; entre la plegaria y el trabajo.

¿Qué tanto con el equilibrio? Por un lado, sin equilibrio, el placer hedonista se convierte en hastío y degradación. Por el otro, sin equilibrio, el solitario y controlador se convierte en ermitaño y asceta.

El equilibrio es la prueba de que no existe “religión”. Porque todos tenemos actividades mundanas en este mundo, y el equilibrio es y debería ser en todas las esferas de la vida, no solo en una parte de ella. Saca la palabra “Religión”, y sustitúyela por “Forma de vida equilibrada y con sentido” en toda tu vida cotidiana. Allí podrás comenzar el cambio.

Lejaim! y Shabat Shalom!!