No, no entreveré la frase; es el cliché que está entreverado. Ver no es creer en absoluto. Algunas cosas que uno ve no vale la pena creerlas; podemos verlas, pero carecen de sentido y son falsas. A la inversa, hay muchas cosas que uno sólo ve si primero cree en ellas. Creer viene primero; ver es una probable consecuencia.
Una vez declaré a mi congregación que si los médicos tienen razón entonces ¡yo no estoy casado! Vean; tres médicos distintos dijeron a los padres de mi esposa que nunca tendrían hijos. Lo mismo pasó con tres de nuestras matriarcas -Sara, Rebeca y Raquel- ocurrió lo imposible, dieron a luz a pesar de expectativas negativas.
En un grado significativo, nuestra creencia en la posibilidad de algo determina la probabilidad de que ocurra. Dicen que si uno cree que puede o cree que no puede, ¡en cualquiera de los dos casos tiene razón! Porque si usted cree que algo es imposible podría muy bien hacerse imposible. Inversamente, si usted cree firmemente que algo es posible, usted tiene toda probabilidad de alcanzar el éxito.
Robert H. Goddard escribió: "es difícil decir qué es imposible, porque el sueño de ayer es la esperanza de hoy y la realidad de mañana". De hecho, es imposible creer en lo imposible, porque una vez que usted cree en ello ya no es imposible. Pero si usted cree que algo es imposible, entonces casi con seguridad lo es. La oración se trata de pedir algo aparentemente imposible. Nuestra historia nos enseña que quien no cree en milagros no es realista. Así que, ciertamente, creer es ver.
Pero ¿nosotros desestimulamos en otros la auto-creencia? ¿Nos apresuramos a rechazar la idea de otro, o incluso nuestra propia idea? ¿Cuán a menudo decimos, "Oh, eso nunca funcionará"? ¡Con esa actitud, probablemente no funcionará! Es abrumadora la evidencia en el sentido de que si creemos en nosotros mismos tenemos muchas más posibilidades de lograr el éxito. De manera similar, si tenemos fe en otros, es mucho más probable que los ayudemos a tener éxito.
Cuando declaramos que algo es imposible sólo estamos diciendo que está más allá de nuestra imaginación; pero ¿por qué desanimar a otra persona y arriesgar obstaculizar su camino sólo porque nosotros no creemos? A la inversa, si mostramos nuestra creencia en otro, ese empujón podría hacer la diferencia entre el éxito y el fracaso.
Así que la próxima vez que su hijo le venga con alguna idea, o que un colega del trabajo plantee una sugerencia en apariencia extravagante, haga una pausa antes de arrojar un balde de agua fría sobre la idea. Tal vez su duda está asfixiando la creencia de ellos. Y tal vez su creencia en ellos podría ser el apoyo que hará que sigan adelante hasta alcanzar su objetivo.
Seguramente, cuando alguien precede su idea con un "ya sé que esto suena loco" o concluye su sugerencia con un pesimista "probablemente no es una buena idea", usted desafíe esos comentarios. Tal vez no es una propuesta tan tonta. Yo sugiero que usted le pregunte, "¿qué te hace pensar que no es una buena idea?" o "¿qué hay de loco en esa sugerencia?" Trate de averiguar si el comentario negativo no fue meramente una expresión de nerviosismo de parte de la persona. A menudo encontrará que comentarios como esos son puramente muestra de auto-duda generada por una falta de confianza.
Maimónides escribe que la forma más elevada de caridad es ayudar a una persona a pararse sobre sus propios pies. Bueno, el infundir en alguien el coraje de lograr el éxito es la forma más elevada de hacer que alguien se pare sobre sus propios pies. Usted lo estará ayudando con lo más valioso que podría tener: confianza en sí mismo. Todos nos interesamos en ayudar a nuestros hijos. He aquí una herramienta simple pero poderosa: muestre que usted cree en ellos.
Únete a la charla