Estamos acostumbrados generalmente a no ver la mezuzá en sí misma, sino su cubierta. Esta es un tubo de metal, madera, o plástico que contiene el pergamino. Muchos no notan cuánta habilidad y trabajo requiere la escritura de una mezuzá.

El pergamino

El único material en el que una mezuzá puede ser escrita es pergamino. El pergamino usado para las mezuzot o los tefilín no es pergamino común.

Desde las primeras etapas de elaboración, el pergamino debe ser trabajado para la mitzvá. Esto significa que el escriba debe tener en mente (y puede expresarlo verbalmente) que está preparando el pergamino para que un rollo de Tora, un tefilín, o una mezuzá sean escritos en él.

La Tora dice con respecto al tefilín (Éxodo 13:9) "… para que la Tora de Di-s este en su boca." Los Sabios explican que esto significa que el pergamino para el tefilín se debe hacer de un animal permitido para su ingestión según la ley judía – un animal kasher. Sin embargo no es necesario que sea faenado ritualmente. Generalmente se utiliza la piel de un becerro o de un cordero.

Primero se empapa la piel durante algunas horas en agua y se limpia. Entonces el escriba la coloca en un barril con cal donde permanece entre una y tres semanas. Por ley judía debe permanecer en la cal hasta que la mayor parte del pelo se quite fácilmente.

La piel entonces se pasa entre los rodillos de una máquina depilatoria que raspa los últimos vestigios de pelo.

La piel se estira en un marco. La cal se debe limpiar del pergamino, ya que de otra manera puede ser que lo dañe o lo haga transparente, y lo inhabilite para la escritura de una mezuzá o de un tefilín.

Secar la piel requiere gran cuidado, para que el pergamino logre tener la delicada textura requerida. La piel es tensada en un marco y secada con un sutil calor indirecto; la luz del sol amortiguada es ideal. La tensión de la piel durante el proceso de secado altera de sus fibras. Esta etapa es crucial en la transición de la piel animal al pergamino.

La calidad del pergamino que se ha alcanzada se llama gvil. Esta es una sustancia pesada y gruesa. La ley judía nos impone utilizar una calidad más delicada de pergamino llamada klaf. Para entender la diferencia entre gvil y klaf, consideren por un momento la estructura de la piel animal.

La capa externa fina es la epidermis, a través de la cual surgen los pelos. Debajo de ella está la dermis. Su estructura es una red de fibras de colágeno, y contiene las raíces del pelo. La capa íntima que se llama el "bajo-piel" consiste en los flojos tejidos conectivos en los cuales están las glándulas sudoríferas y sebáceas, los vasos sanguíneos y las fibras musculares.

La epidermis es inadecuada para el pergamino y se quita tempranamente en el proceso. En el caso de la piel de oveja, dos capas restantes de piel se pueden, con gran habilidad, separar una de otra. La dermis entonces se llama klaf, y el bajo-piel se llama dujsustus.

Otra forma de obtener klaf es raspar el bajo-piel mientras que la piel todavía está estirada en el marco.

Un cuchillo especial se utiliza para esto que consiste en una lámina semicircular grande montada en un grueso mango que se sostiene con ambas manos. Ajustar la lámina en el ángulo correcto es lo más importante. Un error en esta etapa puede partir la piel; y todo el trabajo del escriba se habrá perdido.

El klaf finalmente se saca del marco y cada centímetro cuadrado es frotado cuidadosamente con diversos grados piedra pómez y tiza de para obtener la superficie lisa que es necesaria para la escritura. Después de por lo menos algunas semanas secándose en una atmósfera sin humedad el pergamino está listo para la escritura de una mezuzá o de un tefilín.

La tinta

Los ingredientes principales de la tinta especial usada por el escriba son nuez de agalla, o el ácido gálico derivado de estas nueces; goma arábiga, una sustancia de la resina; y vitriolo de cobre, una piedra azulada que da a la tinta el grado de oscuridad requerido. Las nueces de agalla y la resina se cocinan en agua por una hora. Entonces se agrega el vitriolo y se hierve la mezcla hasta que se reduce a la mitad.

Otros detalles de este proceso son, sin embargo, un secreto guardado celosamente. La tradición es pasada por sus maestros, y con años de experiencia, cada escriba tiene su propia fórmula para hacer tinta con los niveles deseados de claridad, fluidez, intensidad y rapidez de secado.

La pluma

La pluma usada para las mezuzot o tefilín es generalmente una pluma de un ave kasher, de un ganso o un pavo. La punta es cortada cuidadosamente de modo que dando vuelta a la pluma y variando la presión, el escriba pueda escribir tanto líneas gruesas como finas con un movimiento.

Las líneas

El primer paso en la escritura de la mezuzá es la marcación de veintidós renglones con una aguja de hueso.

Las letras del sagrado texto son escritas suspendidas de estas líneas (no apoyadas sobre ellas). La marca de estas líneas no es solo para dirigir la mano del escriba, sino una parte integral de las leyes de escritura dadas por Moisés.

La escritura

En el Éxodo 6:4 la Tora ordena, "U'ktavtam…" La traducción literal es, "y los escribirás [en los umbrales de tu casa]" .Los Sabios explican que esta palabra se puede leer como dos palabras: ktav tam — una escritura perfecta. La escritura especial, en la cual la mezuzá, como los tefilín y los rollos de la Tora, se escribe, ha sido definida exactamente por los Sabios.

En el código de ley judía, la forma exacta de cada letra, de la alef (primera letra del alfabeto hebreo) a la tav (última letra), son descritas claramente. Cada letra se debe escribir perfectamente de acuerdo a estas leyes, porque el defecto más leve puede hacer la mezuzá o los tefilín no apto.

Las letras no deben tocarse, y deben estar separadas por lo menos por el grosor de un pelo de espacio. El espacio entre dos palabras debe ser el tamaño de una letra iud. Si dos palabras son escritas tan juntas que un niño que esta aprendiendo a leer piensa que son una palabra, la mezuzá o los tefilín son inválidos. Éste es también el caso si un espacio grande en el medio de una palabra la hace parecer como dos palabras.

En resumen: Hay muchos detalles y preceptos con respecto a la creación y escritura de una mezuzá, un tefilín o un rollo de la Tora. Solamente hemos esbozado aquí algunos de estos preceptos, para dar una idea de qué clase de artesanía se lleva a cabo en la creación de estos sagrados objetos.