La introducción de los Diez Mandamientos encierra un concepto fundamental en la función del pueblo judío en la tierra.
En todo lugar en la Torá donde aparece que Di-s habla “para decir”, el significado es que Di-s habla con Moshe o Aarón y estos deben transmitir las palabras al resto del pueblo. Sin embargo, en la entrega de la Torá estuvieron presentes todos los judíos de aquella generación, por lo tanto, carecen de sentido las palabras “para decir”.
Resulta imposible decir que estas palabras nos enseñan que debemos transmitir los Diez Mandamientos (así como el resto de la Torá, ya que ésta está incluida y codificada dentro de los Diez Mandamientos) al resto de las generaciones por venir, que no estuvieron presentes en la Entrega de la Torá, dado que, cuentan nuestros sabios en el Midrash, que todas las almas de todos los judíos de todas las generaciones se encontraban presentes en aquel momento.
El Maguid de Mezritch, segundo líder del Movimiento Jasídico luego del Rabí Israel Baal Shem Tov, resuelve esta pregunta de la siguiente manera: la cabalá explica que cada uno de los Diez Mandamientos se corresponde con una de las Diez frases con que fue creado el universo. Entonces, el significado de las palabras “para decir”, es que debemos proyectar los Diez Mandamientos en las Diez frases con las cuales fue creado el mundo.
La filosofía jasídica explica que una de las ideas en el concepto del habla es la proyección de las ideas que se encuentran ocultas en la mente de un individuo hacia el otro.
La explicación de esta idea de proyectar Torá en el mundo es que se requiere del judío y de la judía que apliquen la Torá a su vida cotidiana.
No es apropiado comportase de acuerdo a las normas de la Torá cuando uno está envuelto en alguna acción relacionada a la Torá, como rezar, ayudar al prójimo, etc., y comportarse de acuerdo a las normas del mundo en general y de la sociedad local en particular el resto del tiempo que uno no está involucrado en asuntos santos.
Se espera del pueblo judío en general y de cada individuo en particular que aprenda a pensar y sentir como la Torá piensa y siente.
Este es también el significado del versículo de Salmos “Mis lágrimas fueron pan para mí día y noche, cuando me decían todo el día ¿dónde está tu Di-s?”
Las lágrimas surgen de la amargura que uno tiene en el corazón. A tal punto sentía amargura el salmista, que sus lágrimas se volvieron su sustento, como es sabido, que cuando uno siente amargura, pierde el apetito. ¿Cuál era la razón de tamaña amargura? Por eso continúa el versículo “cuando me decían todo el día ¿dónde está tu Di-s?”: “me decían” se refiere a Di-s, que exige “todo el día”, que uno lo busque.
Dicho de otra manera, se exige de cada uno que sienta en su corazón, “todo el día”, la necesidad de estar conectado con Di-s. Cuando nos referimos a “todo el día”, significa tanto en tiempo como en acción, es decir, en todas las acciones uno debe sentir que es Di-s el que le da la fuerza para existir y continua actuando.
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