La Torá nos cuenta que para purificar a una persona que había sido impurificada con tzaráat debía ser “traído al Cohen”.

La Torá es precisa. El versículo no dice que la persona manchaba debía “dirigirse al Cohen” o “ir hacia el Cohen”, sino que “será traído al Cohen”.

Una de las enseñanzas que podemos extraer de aquí es que cuando vemos alguien que necesita ayuda, no debemos esperar a que ésa persona se acerque a quien puede ayudarlo, sino que debemos hacer todo lo posible para acercarlo, aconsejarlo y guiarlo en el camino adecuado para solucionar su dificultad.