La Biblia relata sólo tres incidentes en la vida de Moshé antes que Di-s lo escogiera como líder y profeta
1) En su juventud, Moshé "salió hasta sus hermanos y vio a un capataz egipcio que golpeaba brutalmente a un hebreo. Él mató al capataz, enterrándolo en la arena" (Éxodo 2:11-12)
2) Al otro día, Moshé trata de traer paz entre dos hebreos que estaban peleando, pero el agresor indignado dice: "¿Quién te puso como príncipe y líder sobre nosotros? ¿Quieres matarme como mataste al egipcio?" Comprendiendo que su intervención del día anterior ya se había conocido, Moshé se escapa de Egipto y se refugia en Midián (Ibíd. 13-15)
3) En Midián, Moshé probablemente no quiere nada más que paz y tranquilidad. En cambio, se encuentra involucrado en otro conflicto. Observa que los pastores locales intimidaban a un grupo de muchachas que estaban primeras en la línea del pozo de agua. Él sale inmediatamente en su defensa, expulsando a los agresores (Ibíd. 17)
Éstos son los únicos episodios en los que la Torá habla explícitamente de Moshé (además de las circunstancias de su nacimiento) previo a su elección por Di-s como líder. Ellos expresan un paradigma indispensable al liderazgo: Un líder debe tener el valor para combatir la injusticia dondequiera que exista. En los tres casos, Moshé está profundamente comprometido en la lucha contra la injusticia. Interviene cuando un no-judío oprime a un judío, cuando dos judíos pelean, y cuando hombres no-judíos oprimen a mujeres no-judías.
Cuando es necesario matar, está dispuesto a hacerlo. Cuando basta con hablar, está listo para el reproche verbal; cuando es necesario luchar, está preparado para luchar. Quien rechaza la opción de agresión debido a un sentido de compasión puede ser un ser humano amable, pero es un líder totalmente inadecuado, porque la violencia resultante a largo plazo por el fracaso de combatir al mal es mucho peor que la violencia de la lucha misma.
En términos modernos, Moshé es políticamente incorrecto. No le habla al capataz egipcio sobre "el ciclo de la violencia" o le da una lección de "re direccionamiento de la ira". Moshé sabe que cuando complete su conferencia, el hebreo puede estar muerto. Es consciente que a veces, la violencia es una moral, aunque difícil, opción. Salva la vida del inocente.
El prohibir la matanza moral, garantiza la matanza inmoral. Es la "violencia" usada por el policía que detiene a los delincuentes violentos de asesinar y dañar a personas inocentes. Hay muchos hombres y mujeres inocentes vivos hoy simplemente porque alguien usó violencia para salvar sus vidas. Si alguien hubiera matado a los secuestradores del "11 de Septiembre" antes de que tomaran a la fuerza los aviones, se habrían salvado miles de vidas.
El consejo de Gandhi
A lo largo de la historia, muchos escogieron no emular el ejemplo de Moshé. Durante la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo, cuando los Nazis intentaban tomar Inglaterra, Mahatma Gandhi (2 de octubre de 1869– 30 de enero 1948) ofreció al pueblo británico el siguiente consejo:
"Me gustaría que bajen los brazos, tienen que saber que es inútil salvarse o salvar a la humanidad. Deben invitar a Herr Hitler y al Signor Mussolini a tomar lo que quieran de los países que ustedes llaman sus posesiones. Permítanles tomar posesión. Si estos señores escogen ocupar sus casas, ustedes las dejarán vacantes. Si ellos no les otorgan libre escapatoria, deben permitir -hombres, mujeres y niños- que los maten, pero negándose a deberles obediencia"
A los judíos de Alemania Gandhi envió un mensaje similar:
"Estoy convencido, mientras dicto estas palabras, que el corazón alemán más cruel se fundirá [si sólo los judíos] adoptan la no-violencia activa. La naturaleza humana... incansablemente responde a las muestras de amor. No pierdo la esperanza en que él [Hitler] responderá al sufrimiento humano, aun el causado por él".
Si Gandhi hubiese convencido a los ingleses a bajar sus brazos y a practicar la no-violencia, el pueblo judío habría sido aniquilados, la democracia y los derechos humanos habrían desaparecido y el mundo se habría sumergido en una nueva Edad Oscura de crueldad inimaginable. La guerra, aunque siempre es infortunada y dolorosa, no siempre es mala; a veces, una guerra es la cosa más moral para hacer
Increíblemente, la nación que Moshé creó, Israel, tiene, en los recientes años, émulos de Gandhi en lugar de Moshé. Con los acuerdos de Oslo, invitamos a nuestros enemigos a tomar partes de nuestra patria en la creencia que ellos a cambio nos darán paz y buena voluntad. En lugar de declarar la guerra justa contra los terroristas y su infraestructura, escogimos practicar la moderación y la diplomacia no-violenta. Muchos de nosotros creímos entonces, y muchos judíos todavía creen, que el corazón terrorista más duro se fundirá en contestación a nuestras propuestas pacíficas.
¿Guerra, Deshonor o los dos?
En 1938, el Primer Ministro británico Chamberlain apaciguó a Adolf Hitler, permitiéndole al Führer ocupar el Sudetenland por una promesa de paz. Chamberlain volvió a Inglaterra y anunció que había traído "La paz en nuestro tiempo". Winston Churchill denunció que era un apaciguador ingenuo que creyó poder comprar la buena voluntad de Hitler, cediendo ante sus inmorales demandas. "Se le ha dado a usted opción entre la guerra y el deshonor. Usted escogió el deshonor y tendrá guerra".
Tristemente, lo mismo ha sucedido con Israel. Abandonando partes de nuestra patria, Israel escogió el deshonor. A cambio, Israel recibió la guerra. El apaciguamiento es suicida para el inocente y asegura la victoria del mal.
Los profetas de Israel fueron los primeros en concebir la paz como un ideal. Isaías dio la voz a las grandes palabras grabadas en la imaginación de occidente:
"Ninguna nación alzará la espada contra otra Nación; ni aprenderán más guerra".
Pero la manera de acelerar la visión de Isaías es luchar contra el mal. El uso de la violencia moral siempre debe ser el último recurso. Pero cuando todos los otros esfuerzos fallan, el poder del justo es la única respuesta a la violencia inmoral.
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