Pregunta:
¿Debo ser humilde o debo hacerme valer? Se supone que ambas son cosas buenas, pero una excluye a la otra. ¿No es así?
Respuesta:
Hay muchos motivos para ser humilde. He aquí algunos de los más comunes.
1. Usted piensa que es en cierto modo feo y estúpido.
2. Percibe que la gente lo quiere más cuando es humilde.
3. Su naturaleza es ser humilde y mantiene su boca cerrada.
4. Usted continúa decaído, ¿de qué se puede estar orgulloso?
5. No durmió bien la otra noche, por lo tanto está algo deprimido.
También hay varias razones para hacerse valer:
1. Usted piensa que es realmente guapo e inteligente.
2. Usted percibe que la gente lo escucha y hace lo que usted quiere cuando se hace valer.
3. Usted es así.
4. Sólo usted sabe hacer bien las cosas.
5. No durmió bien la última noche, así que está de un humor de perros.
Parece que la humildad y el coraje no son compatibles. Por ello no funciona. ¿Hay una alternativa?
Debe haberla. Moisés, nos dice la Torá, fue el "hombre más humilde sobre la faz de la tierra". Sin embargo tuvo el valor de presentarse ante Faraón y aun de discutir con Di-s Mismo. El Rey David cantó "Soy un gusano y no un hombre". Dijo esto desde lo profundo de su corazón, pero debían haberlo visto empuñar la espada en el campo de batalla. Rabí Eliezer ben Hircanos era conocido por su humildad —nunca dijo una palabra de Torá que no oyera de su maestro —sin embargo altercaba constantemente con sus colegas y se mantenía firme hasta el fin. Lo mismo con Rabí Akiva, quien era tan humilde que se sentaba en la clase con niños pequeños a los cuarenta años —y sin embargo se rebeló sin temor contra el temible Imperio Romano.
¿Cómo lograron estas personas equilibrar dos actitudes opuestas?
Resulta que hay una forma alternativa de humildad. Una humildad que no tiene nada que ver con auto desprecio, naturaleza ovina o ni siquiera insomnio. También resulta que la misma humildad viene con un sentido de poder —pero no un poder que surge del ego, de la agresividad o la indigestión. Sino más bien lo opuesto.
Es un sentido de "Si, se quien soy, qué puedo hacer y qué no puedo. Pero yo estoy ante la presencia de algo mucho más grande que mi pequeño ser, tan grande que no queda ningún lugar para ningún vestigio de mi propio ego. Algo ante lo cual mil universos son menos que polvo y del cual surgen todas las cosas. Algo que es infinito, trascendente y, sin embargo, impregna todas las cosas".
Sentir la presencia del Infinito es una clase de humildad, como si dijéramos que están ante un genio increíble, una clase de súper héroe a quien admiran. Sólo que es Infinito. Muy grande.
Sentir el Infinito también dota en gran medida de poder. Porque ustedes no pueden sentir el Infinito sin ser absorbidos por él. Y llenarse de un poder infinito ustedes mismos.
Ahí, en ese espacio, humildad y coraje no luchan uno contra el otro. Allí todas sus facultades están unidas como una para volar alto por encima de cualquier desafío, pasar a través del obstáculo más imprevisto, tomar todo el mundo sin sobresaltos. Y, sin embargo, todo lo de ustedes es sólo una ventana transparente para que la Luz Infinita brille en el mundo.
Como Moisés, como el Rey David, como Rabí Eliezer y Rabí Akiva. Héroes transparentes.
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