Mi pollera se siente ajustada luego de una semana de banquetes festivos. Es la historia de siempre. Pero ya estoy pensando en comenzar la dieta y bajar de peso. Es una batalla que parece no tener fin, con la que la mayoría de las mujeres luchamos.
Me resulta difícil sentirme feliz con mi apariencia. Lucho con un ideal que no existe. Muchas veces contemplo fotos mías de hace 10 años y recuerdo la panza lisa y mis piernas que no se tocaban entre si.
No tenía idea de lo que me estaba haciendo a mi misma hasta que un día, mi madre me dijo llorando: "¡¿La Bobe y el Zeide fueron obligados a morir de hambre en un campo de concentración para que ahora su nieta lo haga por ella misma?!".
Estas palabras resonaban en mi corazón mientras me miraba frente al espejo y observaba una hermosa joven convertida en una mera estructura de piel y huesos. ¿Cómo me había pasado?.
Tenía 17 años y me postulaba a la universidad. Comencé con la anorexia. Nos tomó a todos de sorpresa. Nunca había sido una persona insegura ni obsesionada por mi cuerpo. Sin embargo, la presión que ejercía sobre mí el hecho de entrar en un buen colegio, el ser perfecta en todos los aspectos de mi vida, y el terrible deseo de poseer el control del futuro, me llevó a la anorexia.
Lo que no sabía era que el exceso de lo bueno también era malo. No me daba cuenta que la salud femenina, significa poseer un poco de grasas. Ser saludable implica comer grasas, nueces, significa alimentarse con todo tipo de cereales y proteínas. Estar saludable es ser permisivo con los alimentos, quererse a uno mismo y permitirse ser feliz.
Mantenerse saludable es relajarse y darse cuenta que una no posee el dominio de todas las cosas. Muchas mujeres vienen a mí, en busca de consejo, preocupadas por la ausencia de su período femenino. Es difícil para ellas enfrentarse con la realidad; el organismo de una mujer no puede funcionar si no es bien alimentado, y si esta desea además tener hijos no puede vivir solo a ensaladas.
Sé que no es fácil. Somos bombardeados constantemente por publicidades que muestran mujeres anoréxicas. Por un lado nos dicen que nos veamos saludables, y por el otro que sigamos una dieta completamente deficiente. Maimónides, el gran sabio y erudito de la Torá, también era médico. El explicó que en la vida uno debe tomar siempre el camino del medio excepto en lo que se refiere a: el enojo y la arrogancia, de los cuales la persona debe siempre tratar de mantenerse lo más alejado posible. En el resto de los ámbitos de la vida la persona debe siempre manejarse con moderación.
Trato de mantenerme en actividad. Si tengo la posibilidad de elegir ir por la escalera en lugar de tomar el ascensor, elijo la escalera. Colectivo o caminar, prefiero caminar. Todas las mañanas paso junto a una señora que toma el colectivo por dos cuadras para llevar a su hija al jardín. Cada vez que me ve me dice: "La verdad que la admiro, ojala pudiese encontrar un tiempo para hacer ejercicio". Me río sola. Mientras ella espera quince minutos que el colectivo llegue, yo aprovecho este tiempo para caminar.
Pero como dijimos, la vida se trata de ser moderados en todos los aspectos. A veces observo mujeres que tienen un cuerpo casi perfecto. Pero cuando me adentro en su historia, me dan lástima, ya que recuerdo cuánto me parecía a ellas. No podría ahora imaginarme pasando horas en el gimnasio, comprando ropa, en el salón de belleza, preocupada por lo que puedo y no comer, y leyendo revistas sobre dietas milagrosas. Dejé esta clase de vida hace diez años, cuando comencé a sanarme por dentro y por fuera. Un nutricionista que me guió hasta lograr obtener otra perspectiva sobre la alimentación y los hábitos de comida. La vida es tan corta y esta tan llena de sentido. Recuerdo una historia que cuenta el Rab Twersky: Una persona llorando y quejándose decía: "Venimos del polvo de la tierra y volvemos al polvo", a lo que el Rabino respondió: "Es cierto lo que dices, pero en el medio existe algo maravilloso llamado vida". Millones de personas en el mundo viven toda su vida en la pobreza, y mueren por desnutrición. Gente rica increíblemente gasta mucho de su dinero tratando de imitar este modelo.
Entiendo la importancia de ponerse linda para una misma, para el marido y para la familia. Pero me pregunto: ¿mi peso o apariencia tienen que ser el único objetivo en mi vida? ¿Es este el motivo por el cual mi marido me ama y por el cual decidió casarse conmigo?
Le doy una palmadita a mi panza y siento que ya no está tan chata como solía estarlo. Ahora me alimento correctamente y hago ejercicio físico. Me siento activa y llena de vida. Me di cuenta que debo aceptarme y amarme tal cual soy. Mi vida es ahora mucho más importante que el simple tamaño de mi abdomen.
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