Explica Rav Saadiá Gaón, que las secciones Nitzavím y Vaiélej son, en realidad, dos partes de una misma parashá (sección). Algunos años se leen juntas, y algunos años por separado. Siendo así, ¿cómo puede ser que tengan contenidos opuestos?
El contenido conceptual de cada cosa, es expresado por su nombre en hebreo. Esto es así para todos los aspectos de la vida, más aún para un asunto de la Torá. El nombre de una de las parashot de esta semana es Nitzavím, cuya traducción es "parados con firmeza". Este nombre denota el concepto de estabilidad, lo contrario al cambio. El nombre de la segunda parashá es Vaiélej, cuya traducción es "y fue". Este nombre implica movimiento, avance y cambio.
De acuerdo a Rav Saadiá Gaón, ¿cómo puede ser que Nitzavím y Vaiélej, que denotan contenidos opuestos (estabilidad y cambio), sean partes de una misma sección de la Torá?
Nuestros sabios nos enseñan que el mundo se sostiene sobre tres pilares: el estudio de Torá, la Tefilá (plegaria), y la observancia de las Mitzvot (preceptos).
En cada uno de estos tres pilares, que conforman el servicio de cada judío y judía hacia Di-s, se encuentran estas dos líneas opuestas: Nitzavím, la firmeza, y Vaiélej, el movimiento.
Torá
La Torá se divide, en general, en dos: Torá escrita y Torá oral. Si bien ambas fueron dadas por Di-s, a través de Moshé, en el Monte Sinaí, cada una fue dada en forma diferente:
La Torá escrita es limitada y fija en la cantidad de letras y palabras que contiene, no puede sufrir ningún cambio.
Por el contrario, la Torá oral, que es la explicación de la Torá escrita, es ilimitada. De una palabra, o aún de una letra de la Torá escrita, pueden surgir extensos comentarios en la Torá oral, dándole a ésta un aspecto de dinamismo y constante evolución.
Esto no quiere decir que los comentarios de la Torá oral a la Torá escrita, sean "invenciones" de los rabinos de cada época. Dicen nuestros sabios, que toda novedad que algún estudiante alguna vez diga, ya fue dada a Moshé en el Monte Sinaí. Esto significa que toda la Torá oral ya fue entregada, pero recae sobre cada uno de nosotros la responsabilidad de revelar aquellas enseñanzas que aún se encuentran ocultas.
Aún dentro del ámbito de la Torá oral, encontramos estas dos líneas. Cuando un estudioso revela una nueva enseñanza en la Torá, para ser considerada válida (y por lo tanto parte de la Torá oral), debe estar basada en los fundamentos recibidos en el Monte Sinaí. Estos fundamentos de interpretación son fijos e inmutables.
Vemos aquí las dos líneas opuestas: por un lado la Torá es estática, ya sea la Torá escrita, o los fundamentos de interpretación y deducción de la Torá oral, y por el otro lado, es dinámica, porque constantemente son reveladas nuevas explicaciones y perspectivas de los mismos asuntos.
Tefilá
La plegaria es un precepto igual para todos. Más aún, es diaria y repetitiva, estática. Sin embargo, la plegaria es llamada por nuestros sabios "servicio con el corazón". Este concepto implica la utilización de las emociones en el servicio a Di-s. Durante la plegaria se espera del judío que, a través de meditar en la grandeza de Di-s, llegue a desarrollar en su corazón amor y temor al Todopoderoso. Dado que el conocimiento y la capacidad intelectual de cada uno es diferente, las emociones desarrolladas por cada uno también lo son.
Vemos aquí, nuevamente, las dos líneas opuestas, en este caso, en el servicio de la plegaria: por un lado es estática, para todos igual y cíclica. Por el otro lado, cada uno capta a Di-s y se conecta a Él en forma diferente a través de la plegaria, existe un dinamismo y cambio constante marcado por el conocimiento y la capacidad de cada individuo.
Mitzvot
El número de preceptos de la Torá es fijo. Di-s entregó al pueblo judío 613 preceptos de los cuales está prohibido restar alguno y a los cuales tampoco se puede agregar.
La Halajá, la ley judía, define y determina, con precisión, cada uno de los preceptos. Cómo debe ser cumplido, cuándo se aplica, quién debe cumplirlo, etc.
Sin embargo existe, también, la idea de embellecer un precepto, de observarlo en forma más estricta, de ir más allá de lo que exige la ley, con el objetivo de, no sólo cumplir la Voluntad Divina, sino procurar hacerlo de la mejor manera posible.
Vemos, por último, que también en la observancia de las Mitzvot, encontramos estas dos líneas opuestas: por un lado hay un aspecto estático en los preceptos, su definición es clara y fija, y, por el otro lado, cada uno puede mejorar su cumplimiento y embellecer los preceptos, dándoles un carácter dinámico y cambiante, de acuerdo a la voluntad propia.
La razón por la cual existen estas dos líneas es, que cada una expresa uno de los dos componentes fundamentales en la relación entre Di-s y el pueblo judío: el aspecto de firmeza (Nitzavím) expresa al dador de la Torá y las Mitzvot, Di-s, mientras que el aspecto dinámico (Veiélej) expresa al receptor, el judío.
Es por eso que, explica Rav Saadiá Gaón, las dos secciones son parte de una misma cosa, para enseñarnos que el servicio a Di-s, en general, requiere, de parte del judío, de dos movimientos, uno dinámico (Vaiélej) y uno estático (Nitzavím).
La enseñanza reside en entender que, todo esfuerzo en pos del dinamismo, la actualización y el avance, debe estar basado en los fundamentos estáticos y firmes de la Torá y las Mitzvot para ser exitoso.
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