Bsd.
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7. El Midrash antes citado2 declara que [cuando Iaacov encomendó que se le dijera a su hermano Eisáv "Tuve toro] y burro...", [con el término "burro"] hace referencia al Rey Mashíaj. [Según esta analogía] se hace necesario entender a qué se debe que Iaacov aluda a la Redención Futura precisamente con la noción de "burro". [El interrogante se agudiza todavía más al considerar lo que] señala la Guemará3 [ante una aparente contradicción entre las Escrituras en cuanto al modo de la llegada del Mashíaj: Por un lado, hay] "un versículo [que] dice4: 'venía en nubes celestiales' (es decir, que el Mashíaj vendrá montando una nube); y otro [que] declara5: '[Será] un pobre montado sobre un burro'. [La Guemará explica esta contradicción de la siguiente manera:] Si los judíos son meritorios –zajú–, [la Redención] se producirá con nubes celestiales; si, en cambio, lo zajú –no tienen el mérito [suficiente–, serán redimidos por] un pobre montado en un burro"6. Este pasaje talmúdico hace más incomprensible aún el que Iaacov –quien ya estaba preparado para la Redención pues había completado su propia avodá, [es decir,] su estado era el de zajú, [haciéndose merecido acreedor a la Redención]– no se refiriera al Mashíaj 'con una nube', haciéndolo, en cambio, con la noción de 'montado sobre un burro'7.
8. En Pirké deRabí Eliezer8 se declara que el burro que usará el Mashíaj –"un pobre montado sobre un burro"– es el mismo que usó nuestro Maestro Moshé –"y los montó sobre el burro"9– y es el mismo que tenía nuestro Patriarca Avraham –"[Avraham madrugó] y aparejó su burro"10–.
De esto se infiere que Avraham, Moshé y el Mashíaj son eslabones que despliegan una misma cuestión. Con Avraham se iniciaron los "Dos Milenios de Torá"11; Moshé fue quien recibió la Torá en el Monte Sinaí y la entregó a todo el pueblo judío12 (si bien el versículo "y [Moshé] los montó sobre el burro" es anterior a la Entrega de la Torá, está vinculado, no obstante, al Exodo de Egipto que constituye la preparación para Matán Torá, conforme lo expresan las Escrituras13: "Cuando saques al pueble de Egipto, serviréis a Di-s sobre este Monte"); y el máximo objetivo de la Entrega de la Torá se [concretará y] revelará [en el mundo] por medio del Rey Mashíaj.
9. Sin embargo, hay una diferencia en cuanto al uso que Avraham dio al burro, cómo lo utilizó Moshé, y cómo lo hará el Mashíaj.
Avraham utilizó al burro para que cargara leña y un cuchillo. El (Avraham) y sus acompañantes fueron a pie; sólo la leña y el cuchillo –las herramientas que asisten a la persona– fueron colocados sobre el burro para su transporte.
En cuanto a Moshé, las Escrituras señalan que "tomó a su esposa e hijos y los montó sobre el burro". La esposa y los hijos están mucho más cerca de la persona que 'leña y cuchillo', pues la primera es "la ayuda del hombre"14, y [lo que es más, conforme lo define la Guemará,] es considerada "como el cuerpo mismo del marido"15; así también, "un hijo es como la pierna de su padre"16, parte del padre mismo.
Sobre el Mashíaj esta dicho, en cambio, que será "un pobre montado sobre un burro"; el Mashíaj mismo será quien vaya sobre el burro.
10. El uso de un burro y cabalgar sobre éste tienen como finalidad que la persona y sus pertenencias lleguen a un determinado lugar al que, en razón de su altura o distancia, sería imposible acceder de prescindirse del mismo.
El mismo principio y concepto se aplica a la "cabalgata sobre un burro" en la dimensión espiritual. Esto se entenderá por medio de la interpretación del Baal Shem Tov17 sobre el versículo "Cuando veas el jamór –burro–..."18. El Baal Shem Tov explica que jamór –lit.: burro– es una alusión al jómer –la materia–. Así, al elevar y refinar el materialismo y lo mundano, la persona puede elevarse a un grado excelso de espiritualidad al que el alma no podría llegar por sí sola, como está escrito19: "Hay numerosas cosechas en la fuerza del toro".
11. En la época de nuestro Patriarca Avraham, al comienzo de los "Dos Milenios de Torá" –es decir, en los albores de la avodá–, la materia no era apta como un medio de elevación [espiritual] para el hombre, pues los elementos físicos todavía no podían ser transformados en objetos sagrados, como se explica en numerosas fuentes [de la Filosofía Jasídica,] que por aquel entonces todavía regía el decreto [Celestial] que estipulaba que "los habitantes de Roma no han de descender a Siria..." 20, [aludiendo a la barrera que separaba entre espíritu y materia]. En aquella época, [previa a la Entrega de la Torá,] la refinación de la materia sólo podía lograr que aquellos elementos útiles –como la leña y el cuchillo– sirvieran de apoyo y auxilio constituyéndose en instrumentos de un cometido sagrado en el momento de su utilización.
En los días de nuestro Maestro Moshé, mediante el uso del jamor-jómer, la materia, se produjo una elevación al ámbito de la santidad también en los aspectos inferiores del ser humano pues tras el exilio de Egipto y luego de la Entrega de la Torá la materia del mundo fue refinada, al grado de que la materia misma [y no únicamente su uso] puede transformarse, por medio del cumplimiento de una mitzvá, en un objeto sagrado.
–Es conocida la diferencia entre los tiempos previos y posteriores a Matán Torá. Antes de la Entrega de la Torá, la materia no era un vehículo receptor apto para fusionarse con [la dimensión espiritual de] la Divinidad. El servicio a Di-s consistía exclusivamente en 1) que el mundo [físico] no opusiera resistencia [al servicio espiritual del alma] y, 2) lograr que [lo material] sirviera incluso de asistente para la "atracción" de flujo espiritual resultante de la avodá. Pero que la materia propiamente dicha, [que un objeto] transformara sus particularidades propias y esenciales intrínseca en una entidad de santidad es algo que se produjo sólo a partir de Matán Torá.
Un ejemplo de esto es el caso de las varas y abrevaderos de agua que uso [nuestro Patriarca] Iaacov21. Si bien [es cierto que] por medio de la avodá con las varas y los abrevaderos se proyectó una Luz [Espiritual] similar a la que se "atrae" mediante la mitzvá de tefilín22; no obstante, [esa Luz] no se incorporó a los objetos físicos ni se unió a ellos. La evidencia de ello: culminada esa avodá [por parte de Iaacov], la Luz [Espiritual que ella "atrajo"] no perduró en las varas volviéndose parte integral de ellas, [y por lo tanto, al no adquirir santidad, podían ser empleadas para cualquier otro menester que no fuera sagrado, a diferencia de lo que sucede con el cuero y pergamino de los tefilín]. Esto fue así porque incluso antes [de finalizada la avodá, en el transcurso de la misma], la Luz no se incorporó uniéndose [a los objetos materiales usados para atraerla].
Pero después de Matán Torá, cuando se utiliza un objeto material para cumplir una mitzvá, el cuerpo mismo de la cosa se transforma en algo sagrado; la materia existente en el mundo se convierte en un recipiente y vehículo de Elokut –Divinidad–. No obstante, en cuanto a la elevación de la persona, ésta se produce únicamente en las facetas inferiores de su ser, en su "mujer" (cuerpo, o sea, sus aspectos corpóreos) e "hijos" ('una pierna del padre'), y en las fuerzas manifiestas (en contraste con las fuerzas esenciales) de su alma, aquellas que "descendieron" [de sus excelsos niveles espirituales] para investirse en éste en un cuerpo–.
En cambio, con la venida del Mashíaj se originará una realidad más profunda: "un pobre montado sobre un burro". Se revelará la supremacía del cuerpo por encima el alma –"una mujer virtuosa es la corona de su marido"23–, de modo que incluso [las facetas más profundas y sublimes del alma, conocidas como] Jaiá y Iejidá24 lograrán su propia elevación mediante el refinamiento del jómer.
Cuando llegue el Mashíaj se pondrá de manifiesto la auténtica realidad de la raíz del iesh hanivrá –el ser físico creado–, que no es otra que el Iesh HaEmití –el Verdadero Ser Existencial de Di-s–, por lo que, mediante la elevación y el refinado de la materia –el iesh hanivrá-, se producirá una elevación incluso en la esencia del alma.
12. Conforme lo explicado se entenderá la alusión contenida en el citado dicho de nuestros Sabios: "si [su estado espiritual es el de] zajú, [la Redención vendrá] con nubes celestiales: si [es el de] lo zajú, [el Mashíaj se presentará como] 'un pobre montado sobre un burro'". Así, si [su avodá es la de] zajú [un vocablo derivado de zaj, 'puro, refinado'], si su servició a Di-s es aquel que se lleva a cabo por medio de elementos refinados y puros, la dedicación a cuestiones del espíritu, [la Redención] se producirá 'con nubes celestiales' – será una manifestación [espiritual a modo] de or iashár –una "luz directa" desde lo alto hacia abajo. [En una instancia así, la materia se eleva a causa de una revelación de Luz Infinita que la trasciende, pero el ser creado, per se, sigue siendo el mismo].Si la avodá es, en cambio, a modo de lo zajú, es decir, entrando en contacto con elementos materiales todavía no refinados, con cuestiones físicas y mundanas, y dedicándose a elevarlos y refinarlos, una vez logrado ello se producirá la manifestación [a modo] de "un pobre montado sobre un jamor" – se revelará el or jozér (la Luz Reflejada) de "abajo hacia arriba": [Es decir,] mediante el jamór (jómer) –la materia– el ser creado llegará a un nivel espiritual al que el alma no habría podido llegar por sí sola.
A esto se refirió Iaacov cuando dijo "Tengo toro y burro" –jamor–. Precisamente debido a su avodá con Laván, dedicándose a refinar lo físico y material, él ya estaba listo para [recibir al Mashíaj de] la [manera] más elevada [y profunda, la] revelación de "un pobre montado sobre un jamór".
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