Bsd.
A
1. Cada palabra, y de hecho cada letra de la Torá en general y de la Escritura –torá shebijtav- en particular, es precisa y exacta1. Varias Halajot se derivan de palabras e incluso de letras específicas de la Torá.
No obstante, en las Secciones de Vaiakhel y Pekudei se reitera, [aparentemente sin sentido,] la detallada descripción de los utensilios del Mishkán y las prendas sacerdotales que ya fueron descritas en sumo detalle en las Secciones anteriores de Terumá y Tetzavé. La Torá podría haber señalado de modo muy breve que el pueblo judío hizo los utensilios del Mishkán y las prendas de los sacerdotes "Tal como el Eterno había ordenado a Moshé"2¡y ahorrarse así decenas de versículos!
2. Numerosas Halajot no son mencionadas explícitamente en la Torá, sino, se derivan de contadas letras. Ello es así, pues éstas pueden aprenderse de una palabra o letra extra en la Torá, entonces, cualquier mención explícita de ello sería superflua.
Por esta razón varias leyes son meramente aludida en la Mishná mientras que en la Guemará3el [mismo] tema se desarrolla extensamente. En comparación con la Guemará, la Mishná es extremamente concisa. Por ende, si es posible, conforme el estilo peculiar y lenguaje preciso de la Mishná, derivar de ella leyes [sólo] de alusiones, cualquier otro desarrollo en esa instancia sería superfluo. Y el mismo criterio se aplica al comparar la Guemará con los Rishoním (Primeros Codificadores), y los Rishoním con los Ajaroním (Últimos Codificadores).
Esta premisa aumenta la dificultad de la pregunta formulada: A simple vista, ¡La reiteración de la construcción del Mishkán en las Secciones Vaiakhel y Pekudei esta demás!
3. La respuesta a este interrogante, es similar a la que se exponeante una pregunta parecida:
En la Sección Nasó4 la Tora repite, con todos los detalles, la ofrenda de los Líderes [de la Tribus] doce veces, aunque todas ellas eran idénticas, de modo que ¡podría haber estado escrito que cada Líder trajo la misma ofrenda que el que lo antecedió!
La respuesta dada en ese caso es que cada Líder lograba objetivos espirituales y 'proyecciones' [desde lo Alto] completamente diferentes, conforme lo señala el Midrash de la Sección Nasó5. Así, la Torá no podría haber dicho que cada líder trajo lo mismo que el otro, pues cada uno lograba un efecto espiritual, una 'proyección' [de flujo Divino], diferente.
4. La dificultad que se plantea en las Secciones Vaiakhel y Pekudei se puede responder de la misma manera6.
El Mishkán que Di-s encomendó a Moshé construir, tal como el mismo es descripto en las Secciones Terumá y Tetzavé, y el Mishkán construido por el pueblo judío, conforme el relato de las Secciones Vaiakhel y Pekudei, se refieren a dos Santuarios diferentes. Así, nuestros Sabios hablan de un "Mishkán 'abajo' y un Mishkán en lo Alto"7. Es por esto que todos los detalles fueron enumerados una segunda vez.
Más específicamente: La primera mención de los utensilios del Mishkán y las prendas sacerdotales (en Terumá y Tetzavé) hablan de las órdenes que: a) Fueron dictadas por Di-s; y b) dirigidas a Moshé.
El significado especial de esto, específicamente en nuestro contexto, tiene tres aspectos a analizar:
a) Moshé, quien escuchó y recibió las órdenes [de Di-s], es un alma de [el mundo de] Atzilut 8. Incluso 'aquí abajo', en este mundo físico, él permanecía como si estuviera en el mundo de Atzilut, como expresan nuestros Sabios: "La Shejiná habla por medio de su garganta"9.
Si bien todas las almas [del pueblo judío] son de Atzilut, esto se refiere sólo a su raíz10 [espiritual], pero cuando hablamos de almas de Atzilut ello significa que incluso 'aquí abajo', [investidas en un cuerpo físico,] permanecen en el nivel de Atzilut.
En realidad, existe una diferencia entre las almas y los keilim de Atzilut. De esta forma, en Igueret HaKodesh11 se menciona que "[las almas de Atzilut] han emergido y se han separado de los keilim"12.
No obstante, permanecen aún en el nivel de Atzilut. b) La forma en que Moshé recibía las enseñanzas y las profecías era, como dice la Escritura, "nunca ha surgido un profeta en Israel como Moshé"13. Ello comprende dos aspectos: I) Moshé mantenía su estado natural en presencia de la manifestación profética14, a diferencia de los otros profetas; y II) la profecía de Moshé era del nivel de Ze –ésto es-, en lugar del nivel de Ko15 –como esto-. En otras palabras, en el caso de todos los demás profetas su cuerpo físico interfería incluso ante una revelación del nivel bajo de Ko, pero con respecto a Moshé su cuerpo servía de vehículo incluso para la revelación del elevado nivel de Ze16. c) La enseñanza Divina fue recibida en el Monte Sinaí17, donde Moshé se encontraba en un nivel más elevado que estando en la tierra. Ello se observa claramente en el hecho de que allí "él no comió pan ni bebió agua"18, esto, sin considerar que incluso luego de descender del Monte su comer y beber también difería del de las demás personas.
Así, el 'Mishkán' de aquel contexto [de la orden de Di-s a Moshé] no fue hecho de oro y plata y demás objetos materiales19.
En cambio, los utensilios del Santuario y las prendas sacerdotales descritos en Vaiakhel-Pekudei fueron hechos: a) Por personas cuyas almas provienen, en su mayoría, de los mundos de Beriá, Ietzirá y Asiá20; b) 'aquí abajo', en la tierra; y c) de oro, plata, cobre y demás materiales físicos.
5. De todos modos, sin considerar la gran diferencia de nivel entre lo "potencial" [del Mishkán Celestial] y lo "concreto" [del Mishkán terrenal], ¿en qué instancia se cristaliza la Voluntad Divina y Su promesa de "Yo moraré entre ellos"21? Exclusivamente con la construcción del Mishkán físico de Vaiakhel-Pekudei y no con el Mishkán espiritual "mostrado a ti en la montaña", como se menciona allí en el Midrash8.
Pues el Santo, bendito sea, "Desea tener una morada en el plano inferior"22 de la creación, exclusivamente. En el Tania se explica23 que esto se refiere a "este mundo [material], que no existe plano inferior a éste". Aunque este mundo es material y burdo, un mundo de oscuridad doble y redoblada, como se describe detalladamente en el Tania, aun así, y precisamente por esa razón, el objetivo final [de la creación] se concreta exclusivamente en este mundo físico.
Desde esta perspectiva podemos entender mejor la dificultad antes mencionada con respecto a las piedras preciosas que los nesiim (Líderes de las Tribus) donaron para el Santuario: Estas piedras preciosas surgieron de manera milagrosa24, ¿cómo entonces podían ser usadas para confeccionar las prendas sacerdotales?25 Después de todo, el propósito del Mishkán y el Mikdash es que sea construido de elementos materiales, objetos naturales - ¡pero no de aquellos que surgen a través de milagros!
6. La enseñanza para nosotros es la siguiente: Nadie debe sentirse nunca desmoralizado y pensar "¿cómo puedo yo cumplir con la Voluntad Divina, y que mis actos se correspondan con Su intención, mientras soy consciente de mi bajo nivel espiritual y al encontrarme inmerso en la oscuridad doble y redoblada de este amargo galut? [Si estoy tan lejos del Mishkán espiritual, ¿cómo puede pretenderse de mí que me embarque en la realización de un Mishkán físico?]. No hay que considerar estos argumentos, Di-s nos dice que si tan siquiera existe la actitud de nediv lev, [la buena voluntad del corazón necesaria para ser parte de la construcción del Santuario], es decir, hacer las cosas que Di-s quiere de uno compenetrado con el característico sentimiento judío de fogoso entusiasmo y calor del corazón, el Todopoderoso nos asegura que "Yo moraré entre ellos", El nos ayudará a llevar a cabo el objetivo Supremo26 [de hacer de este mundo una Morada para que Su Presencia se manifieste].
(De de una Sijá de Parshat Vaiakhel – Pekudei 5711, 5718)
NOTAS
∗ [La presente Sijá no pudo ser revisada por el Rabino Natán Grunblatt, Director de la Editorial Kehot Lubavitch. Pero teniendo en cuenta que semanalmente numerosos lectores esperan este material, se publica en la presente versión. La edición final de esta Sijá verá luz, Di-s mediante, con la impresión de los libros del Likutei Sijot en Español. Vaya nuestras disculpas por algún error o imprecisión (NE)].
1 [Véase Sanhedrín 99a; Zohar III, 149a-b. Maimónides, Principios de Fe, Principio VIII, y Moré Nevujím III, 50. Najmánides, Introducción a su Comentario a la Torá. Agregar u omitir una sola letra convierte al rollo de la Torá no apto para su uso; véase Eruvín 13a; Najmánides, allí; Shulján Arúj, Ioré Deá, secc. 274 (NVI)].
2 [Esta frase aparece muchas veces en Pekudei, al final de cada sub-sección; véase más adelante, en la misma Sijá, secc. VIII (NVI)].
3 Véase Taanit 21a. Maimónides, Introducción a su comentario sobre la Mishná, bajo la palabra ajar kaj raá [en la edición Kapaj, bajo la palabra, veraá shelo lehazkir (NVI)].
4 [Números 7:12 y ss. (NVI)].
5 Bamidbar Rabá, cap. 13-14. Véase Torá Or, Bereshit, pág. 8b. Likutei Torá, Parshat Berajá, pág. 98c.
6 [Compárese con Derashot ibn Shuiv, Pekudei, pág. 34d; y Or HaJaim sobre Exodo 39:1 (NVI)].
7 Bamidbar Rabá 12:12; y en otros lugares.
8 [Compárese con Tania cap. 42. Si bien la Filosofía Jasídica señala que el alma de Moshé era del mundo de Tohu, o sea, trascendiendo a Atzilut, debemos no obstante distinguir entre el alma en su nivel de manifestación, la raíz inmediata o fuente del alma, y la raíz elemental y más elevada del alma (como se menciona aquí más adelante, en los próximos párrafos, que "todas las almas son de Atzilut", aunque "la mayoría de las almas son de los mundos de Beriá, Ietzirá y Asiá). Así, en este sentido, el alma de Moshé tiene su raíz en Tohu, pero fue investida en su cuerpo desde el nivel de Atzilut. Para un análisis más pormenorizado (aunque técnico en extremo) sobre el alma y los niveles de Moshé, tal como se expone en los textos de Cabalá y Jasidut, véase Likutei Sijot, vol VI, pag. 244-254].
9 [Zohar III, 232a y 306b; compárese con Shemot Rabá 3:15 (y Radal allí). La importancia de este hecho es que Moshé se hallaba en un nivel de completa auto-anulación ante Di-s hasta el punto de estar absorbido en la Divinidad, convirtiéndose así en una herramienta pasiva, por así decirlo, para el habla de la Shejiná. Véase Tania cap. 34; Igueret HaKodesh, secc. XXV (NVI)].
10 Véase Likutei Sijot Vol. I, Lej Lejá, secc. III.
11 Sección XX.
12 [Cada nivel se divide en orot y keilím -"luces" (la esencia infinita) y "recipientes" (los aspectos o "cuerpos" externos y relativamente finitos en donde las orot se invisten y son contenidas); para una explicación detallada de estos términos véase Conceptos Místicos del Jasidismo, cap. V. Los keilím de hecho son los grados más bajos de cada nivel. Dado que las almas de Atzilut emergen de los keilím de Atzilut y son separadas de ellos, parecería que quizás ellas pierden el carácter manifiesto de Atzilut; es por esto que se explica que este no es el caso (NVI)].
13 Deuteronomio 34:10.
14 Maimónides, Hiljot Iesodei HaTorá 7:6. [Todos los profetas cuando recibían la profecía se llenaban de temor y consternación, y se sentían físicamente débiles. Esto no sucedía con Moshé, sobre quien la Escritura declara: "Tal como el hombre habla con su prójimo" (Exodo 33:1); es decir, así como la persona no se sobresalta cuando escucha las palabras de su compañero, del mismo modo era la mente de Moshé al captar las palabras de profecía; él permanecía completamente en su estado normal. Véase también Zohar I, 171a; ibíd. III, 133a y 268b; Sifré Zutá sobre Números 12:8 (ed. Horowitz, pág. 276) (NVI)].
15 [Sifrí, y Rashi sobre Números 30:2. Ze significa 'ésto es', es decir, la visión o palabras mismas, mientras que ko significa por medio de alegoría. Lo que esto implica es que Moshé escuchaba, captaba y transmitía las mismas palabras de Di-s mientras que los otros profetas lo hacían por medio de alegoría. Compárese con Ievamot 49b; Vaikrá Rabá 1:14; Zohar I, 171a; y en otros lugares. Véase también Números 12:8 y Rashi allí; Hiljot Iesodei HaTorá 7:6 (NVI)].
16 [Zohar III, 268b (NVI)].
17 Zohar II, 159a. Véase también Bamidbar Rabá 12:8. Parecería que las interpretaciones en estas fuentes difieren de la Guemará (Menajot 29a). En cuanto al planteamiento presentado en Ein Iaacov (sobre Menajot 29a, y también Berajot 55a), aquella pregunta es planteada y respondida en el Zohar allí.
18 Exodo 34:28.
19 Véase Bamidbar Rabá 12:8: "El Santo, bendito sea, mostró a Moshé en un fuego rojo, un fuego verde, un fuego negro, y un fuego blanco..."
20 Torá Or, Mispatím, pág. 74c.
21 [Exodo 25:8 (NVI)].
22 [Tanjumá, Naso:16 (NVI)].
23 Capítulo 36.
24 Iomá 75a. [La palabra nesiím puede significar tanto líderes como nubes (tal como aparece en Proverbios 25:14). De acuerdo a la tradición, las nubes celestiales (nesiím) trajeron piedras preciosas y perlas a los Israelitas en el desierto. Estas fueron recolectadas por los Líderes de las Tribus quienes luego donaron de ellas las piedras necesarias para las prendas sacerdotales (o de acuerdo a otra versión, éstas fueron recogidas por Moshé). Véase Targúm Iehonatán, Midrash HaGadol, y Rab Bajaia, sobre Exodo 35:27, y Shemot Rabá 33:8 (NVI)].
25 [Compárese con Torá Shelemá, Vaiakhel, pág. 27, nota 98 (NVI)].
26 [Compárese con Shemot Rabá 33:8: Cuando el Santo, bendito sea, encomendó a Moshé con respecto al Mishkán, éste dijo: "¡Amo del Universo! ¿Podrán los Israelitas construirlo?" El Santo, bendito sea, replicó: "Incluso un solo judío podrá hacerlo"; como está dicho: "de cada individuo cuyo corazón lo impulse..." En otras palabras (como se interpreta en Iefei Toar), si existe nada más que la voluntad de corazón cualquiera puede tener todos los materiales necesarios, pues Di-s los proveerá, como el Midrash continúa explicando cómo las piedras preciosas bajaron de manera milagrosa (NVI)].
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