A

1. La Sección Semanal [Sheminí] hace referencia a los animales puros que tenemos permitidos ingerir y a los animales impuros que no debemos comer1. La Torá ofrece dos señales (simaním) para reconocer a un animal puro: debe ser rumiante y tener las pezuñas partidas2.

En relación a estas señales distintivas hay un estudio [de un exegeta talmúdico]3 que analiza si la condición de pureza o impureza [de un animal] es determinada por estos signos o no. En otras palabras, [la duda es,] si el ser rumiante y poseer las pezuñas partidas convierte a un animal en puro y viceversa; o si estos simaním son tan sólo señales identificatorias, es decir, el animal en sí es puro debido a otras razones, [no necesariamente ligadas a estos signos,] sólo que para que nosotros podamos reconocer qué animales son puros, el Todopoderoso introdujo en ellos señales mediante las cuales podamos identificarlos como tal.

La diferencia entre estas dos formulaciones es la siguiente:

La Ley de la Torá establece que "aquello que 'sale' (nace) de lo puro es puro"4 - aunque no posea las señales de pureza. Por ejemplo, cuando la cría de un animal puro no tiene las pezuñas separadas, a pesar de carecer de signos de pureza, sin embargo, debido a que esta cría nació de un animal puro, se la considera también pura.

Ahora bien, si las señales de pureza fueran sólo signos de reconocimiento (como la segunda propuesta), esta regla [de "aquello que nace de lo puro es puro",] se deduciría también desde la lógica: dado que este animal nació de uno puro, los signos identificatorios, [en este caso,] no tienen sentido [ya que estamos seguros de la procedencia del animal]. En cambio, si las señales son las que determinan la pureza, entonces desde la lógica, aquella cría que no tiene las pezuñas partidas sería considerada impura. El hecho de que la Halajá (Ley Judía) establezca que es pura se debe a que ["todo lo que nace de lo puro es puro"] es un decreto de la Escritura.

Si la pureza [de un animal que no tiene las señales distintivas] es determinada por la lógica o por un decreto de la Escritura, tiene implicancias halájicas legales:

[La Halajá establece que] está prohibido jugar con alimentos puros. Esto se aplica sólo cuando el alimento proviene de una especie pura. En cambio, si la especie per se [de la cual proviene este alimento] es impura, sólo que según el decreto de la Escritura es declarada pura, no existe tal prohibición.

Esta distinción puede verse en el contexto del versículo: "El Leviatán, que Tú has creado para jugar con él"5. El [Talmud] Ierushalmi6 pregunta cómo es posible que se pueda jugar con un ser puro, y responde que el Leviatán per se es un animal impuro, pero fue declarado puro por un decreto especial. De aquí, que si la pureza de un ser creado se debe solamente a un decreto de la Escritura, está permitido jugar con ella.

2. Existen varias pruebas que permiten sostener que las señales de pureza son los factores determinantes de la pureza [de un animal]. De hecho, el texto mismo de la Escritura aparenta sustentar esta idea cuando declara que ciertos animales están prohibidos "debido a que son rumiantes pero no poseen la pezuña dividida..."7.

Otra evidencia puede obtenerse de la norma que establece que un "gallo de pantano" [que nace con las características de ave impura,] está prohibido8. El [comentario de] Tosafot9 señala que en el caso del "gallo de pantano" no aplicamos la regla "lo que nace de lo puro es puro", ya que la gallina no dio a luz un pollito [y tampoco lo empolló,] sino simplemente colocó un huevo en la tierra, (en el pantano), y de este huevo [colocado en el pantano] se desarrolló aquel pollito [prescindiendo de la acción de la gallina]. Por ende, este ave está prohibida debido a que posee las señales distintivas de impureza. Ahora bien, si las señales sirven meramente como identificadores, y nosotros sabemos de qué especie proviene este gallo, ¿qué importancia tiene que posea o no los signos de impureza? [¡Después de todo su procedencia es de una especie permitida!]. De aquí se deduce indefectiblemente, que los signos distintivos [establecidos por Di-s en la Torá,] son los que determinan y causan la pureza [de un ave o animal, o su impureza]. Así, [según la opinión del Tosafot,] la norma: "Lo que nace de lo puro es puro", es un decreto de la Escritura que [tiene la fuerza de contrariar la carencia de signos de pureza, decretando que un animal es puro, siempre y cuando el mismo provenga de una especie pura. Pero este principio] no se aplica al caso del "gallo de pantano", pues el mismo "creció de la tierra" [desconectado de su especie de procedencia, por lo cual, al haber nacido con signos de ave impura, éstos determinan su impureza].

[Según lo expuesto, que las señales distintivas son la causa de la pureza o impureza de un animal,] hay que [analizar y] entender la conexión entre [los signos distintivos de]

ser "rumiante" y poseer las "pezuñas partidas" con la pureza. Aunque sostengamos que aquellos signos no son más que identificadores de los animales puros, debido a que todo, aun las cuestiones mundanas suceden por Providencia Divina, y por supuesto, y con más razón es así, en relación a temas conectados con la Torá y sus mitzvot, por eso, del hecho de que se hayan establecido éstos signos de pureza [y no otros], es una evidencia de que los mismos están intrínsecamente relacionados con la pureza, al menos como derivados de la misma (para propósitos de identificación) –aun sin llegar a ser sus causales, como lo establece la primera formulación-.

3. Una de las razones para la prohibición de ciertos alimentos10, se debe a que todo lo que la persona ingiere se transforma en "sangre y carne de su propia carne", [es decir, el alimento se transforma en parte integral del ser]. Por ello, la Torá prohibió los "maajalot asurot – alimentos prohibidos", para evitar que el hombre asimile las características negativas de los mismos.

Este principio se aplica también a [lo que representan] los signos de pureza e impureza: Si la prohibición de ingerir animales que no son rumiantes y no tienen las pezuñas separadas tiene como objetivo evitar que el hombre asimile estas características como parte de su personalidad, se deduce entonces, que la conducta de la persona debe contemplar la inclusión de comportamientos tales como "pezuñas partidas" y ser "rumiante" [como se explicará más adelante].

4. Como fue mencionado [en otras ocasiones,] cada tema de la Torá es una enseñanza que guía los pasos del hombre11. Por lo tanto, las señales distintivas de pureza, que al menos identifican a un animal como puro12, constituyen también una enseñanza: en el ser humano, las cualidades de carácter de "rumiante" y "pezuñas partidas" determinan si las conductas de la persona son "puras" [y sanas], o –Di-s libre- todo lo contrario.

Hay otro aspecto en esta enseñanza:

Cuando la Torá otorga señales distintivas, es para reconocer a un animal [puro de otro que no lo es]. El paralelo espiritual de esta situación en el ser humano, es el "animal que se haya en el corazón", el Alma Animal. Estas señales no fueron dadas para analizar cuestiones relacionadas con el Alma Divina, es decir, para determinar si la Torá y las mitzvot de la persona son observadas verdaderamente lishmá (sólo para cumplir la Voluntad de Di-s y conectarse a Él), o debido a motivos ulteriores. Pues incluso si hay motivos ulteriores, de igual manera se debe estudiar Torá y observar las mitzvot, [como dicen nuestros Sabios:] "La persona siempre debe estudiar Toráy observar las mitzvot, aunque no sea lishmá, pues [finalmente accederá al nivel de lishmá"13]. El análisis y reconocimiento [si una actitud es "pura" o "impura",] debe estar orientado a cuestiones que involucran temas materiales y mundanos relacionados con el Alma Animal. Ahí sí hay que reconocer si el "animal" [que se halla en el corazón de la persona] es "puro" o no.

Ambas clases de animales, los puros y los impuros, son mencionados en la Torá. Esto significa que alguien puede observar la Torá y aun así '73er un "animal impuro". Najmánides (el Rambán) señala que la persona puede ser un "malvado en el 'contexto' de la Torá" (es decir, él puede creer que sigue el camino de la Torá, cuando en realidad está violando el precepto de "kedoshím tiihú – santos seréis", uno de los fundamentos del servicio a Di-s14). Así, para poder distinguir lo que constituye un "animal puro" [en el corazón de la persona], la Torá ofrece dos señales: a) Que tenga la "pezuña partida"; y b) Que sea "rumiante".

5. En líneas generales, también en los animales existe una diferencia básica entre la cabeza y las patas, (como es evidente de las leyes de terefot (animales que tiene defectos en ciertos órganos, etc.)), asimismo, incluso en los animales sólo las patas están cerca de la tierra. [En términos de la analogía con el hombre,] esto implica que las facultades elevadas [de la persona], también las del Alma Animal, no deben estar imbuidas en la materia, en cuestiones terrenales15, sólo [las "patas" del Alma Animal, es decir] sus fuerzas de asiá (acción), deben estarlo –cuando es necesario-.

(En la época del Rebe Rashab había un jasid, un hombre de alta talla espiritual, bendecido con talentos especiales, que estaba muy involucrado en el negocio de galochas. El Rebe Rashab le dijo: "pies 'metidos' en galochas, he visto, ¡pero la "cabeza en galochas"...!").

Asimismo, incluso en relación a las "patas", [la facultad de acción de la persona,] debe haber una "pezuña" entre la "pata" y el piso (la tierra), una interposición entre el pie y lo mundano, [de modo que también desde sus facultades inferiores, el individuo se involucre en cuestiones mundanas, sólo lo necesario].

No obstante, esta "pezuña" que separa [entre la materia y la persona,], debe estar "partida", abierta. Esto significa que incluso en las cuestiones mundanas debe [haber una "abertura" mediante la cual pueda] iluminar la Luz Divina, y también se debe detectar, [gracias a esta "abertura",] Divinidad en los asuntos terrenales16.

- (Esto es análogo al análisis de la Filosofía Jasídica sobre el concepto de los "pelos"17: El pelo descubierto de una mujer es considerado desnudez18. Sobre los levitas también está dicho: "pasen navajas sobre todo su cuerpo"19. Por otro lado, sobre un nazir (nazareno) está dicho: "él dejara crecer su pelo libremente"20. Jasidut explica que donde hay poca vitalidad y Luz, los pelos constituyen un defecto, una falta (pues los pelos representan tzimtzum – contracción [de la Luz Divina]; además, entre la raíz del pelo y el pelo en sí se interpone el cráneo). En cambio, donde hay abundancia de vitalidad y Luz, debe haber pelo. Por eso, con respecto al nazir se señala: "él será santo, y dejará crecer su pelo libremente". Lo mismo se aplica a las pezuñas del animal, estas deben estar divididas [para que el animal sea puro21]). -

De esta manera, el Tania declara que "incluso en asuntos mundanos la persona no debe separarse del Di-s de la Verdad"22. Por lo tanto, la "pezuña" debe estar "separada" completamente de "arriba hacia abajo"23, pues sólo entonces el "animal" puede ser un "animal puro". Es decir, sólo entonces el "animal" que hay en el hombre – las cuestiones materiales necesarias para [la manutención de] el cuerpo- puede ser un "animal puro".

Así, está escrito en Kehilat Iaacov (de Rabí Iaacov Tzvi Ioles, autor del Melo Haroim), que la palabra behemá (animal) es un acrónimo de "Basar Haiored Min Hashamaim – carne que desciende del cielo"24; pues ello con seguridad es un "animal puro", ya que "nada impuro desciende del cielo"25.

7. Existe otro aspecto con respecto a las "pezuñas divididas"26. La "pezuña" debe estar dividida en dos, lo que indica que nuestro caminar por la tierra, es decir, nuestra actividad mundana, debe incluir dos principios: "la mano derecha acerca [contiene], y la mano izquierda aleja"27 [pone límites].

Hay quienes sólo se manejan con el criterio de "la mano derecha acerca", sin ninguna restricción. Ellos argumentan que para acercar a un judío a la Torá, conviene flexibilizar cuestiones establecidas por la Torá, e incluso adaptar la Torá, Di-s libre, a las tendencias y al "espíritu predominante de la época".

El [preocuparse por] acercar a todo judío a la Torá, es algo correcto, como ya se explicó en varias ocasiones28 que lo que está dicho en la Mishná: "Ama a las criaturas, y acércalos a la Torá"29, significa que incluso aquellos que no son más que meras "criaturas", es decir, que no se refleja en ellos más que la única virtud de ser seres creados por Di-s30, también a este tipo de judíos hay que acercar a la Torá, [esta es la aplicación práctica de "la mano derecha acerca"].

No obstante, decir que por este motivo se debe, Di-s libre, "corregir" la Torá –cuando en realidad significa arruinarla- es contrario al espíritu de la Torá. Esto resulta evidente de la misma Mishná que dice "acércalos a la Tora", se debe acercar la gente a la Torá, y no "arrastrar" la Torá y refórmala de acuerdo a su criterio y conveniencia.

Aunque fuera verdad que dicha postura atrae a más judíos, debemos saber que según la Ley de la Torá está prohibido cambiar siquiera la orden más simple de la Torá, ya sea de la Escritura misma o una orden rabínica, incluso si esta fuera una instituida por las autoridades de las generaciones recientes31, [esta es la aplicación práctica de "la mano izquierda 'aleja', pone límites"].

(Los únicos cambios posibles son aquellos autorizados por un Profeta auténtico, e incluso en ese caso el cambio no puede ser más que una medida temporaria. En esa instancia ello mismo es una Ley de la Torá, no menos que cualquier otra mitzvá que la persona debe obedecer. Así sucedió con el Profeta Eliahu en el monte Carmel: él era un auténtico Profeta y sus instrucciones fueron órdenes temporarias necesarias para un caso de emergencia32. Fuera de estas condiciones incluso el más leve desvío más allá de lo que la Torá indica, está prohibido, sin importar los efectos positivos que pueda tener).

La verdad es que haciendo modificaciones en la Torá, no sólo que nada mejorará y ningún judío más se acercará a la Torá, sino todo lo contrario, la situación empeorará; pues aquellos que intentan acercar serán acarreados por las "criaturas", hasta el extremo de desvirarse completamente, Di-s libre, de la Torá y el judaísmo.

El concepto antedicho encuentra expresión en la siguiente parábola de mi suegro, el Rebe (anterior): cuando la persona se halla perdida en el bosque entre feroces bestias, es obvio que no se dirigió a la profundidad del bosque, directamente desde su casa. Al principio marchó por el camino correcto (el camino real, el del Rey del Universo), luego se desvió del camino del Rey, sólo el ancho de un "pelo", luego otro "pelo" más, que fue seguido por otro y otro, hasta que de repente se encontró en la profundidad del bosque entre bestias feroces33.

8. [Para que el "animal del corazón de la persona" sea puro, poseer sólo] la señal de "pezuña dividida" no es suficiente. Es necesaria también otra señal: [El "animal" debe ser] "rumiante".

El individuo debe analizar cuidadosamente cada actividad mundana que quiere llevar a cabo. Debe "masticar" y pensar una y otra vez si debe hacerla y cómo hacerla. Sólo entonces será "un animal puro".

En la terminología jasídica34, este es el proceso de birurim, que requiere primero el birur Ban y luego el birur Ma35.

9. En este contexto existe otra lección que se puede extraer de los signos de pureza de las aves:

En relación a las aves no nos podemos basar únicamente en las señales de pureza, sino que también necesitamos de la tradición oral que nos confirme la pureza de aquellas especies36. Surge la pregunta: ¿Por qué es necesaria la tradición oral y no es suficiente con observar las señales para reconocer al ave pura? La lección de esto es la siguiente: La persona no debe basarse sobre su propia lógica e inteligencia. Es posible estudiar el Shulján Aruj (Código de Leyes Judío), e incluso guiar la propia conducta de modo que el intelecto determine que la misma va "más allá de los requerimientos estrictos de la Ley", y al mismo tiempo encontrarnos en el más bajo de los abismos espirituales, Di-s libre. Debe existir una "tradición". La palabra mesorá (tradición) se relaciona la palabra mesirut, devoción y conexión (hitkashrut). Debe haber hitkashrut con el Rebe, con el "cazador experto", el Rebe que se ocupó y preocupó por salvar almas judías, y se halla "familiarizado con ellas y sus nombres", para salvarlas de la seducción del Ietzer Hará, la Inclinación al Mal37.

NOTAS:

∗ [La presente Sijá no pudo ser revisada por el Rabino Natán Grunblatt, Director de la Editorial Kehot Lubavitch, pero tendiendo en cuenta que semanalmente numerosos lectores esperan este material, se publica en la presente versión. La edición final de esta Sijá verá luz, Di-s mediante, con la impresión de los libros del Likutei Sijot en Español. Vaya nuestra disculpas por algún error o imprecisión (NE)].

1 [Levítico, cap. 11 (NVI)].

2 [Ibíd., 11: 3 (NVI)].

3 Rabí Iosef Rosen de Rogachov, Tzafnat Paneaj sobre el Rambam, Hiljot Maajalot Asurot, cap.1, véase allí extensamente. Compárese con Moré Nevujím III, 48. Véase también Likutei Sijot, vol. II, Reé, pág. 375.

4 Bejorot 5b.

5 [Salmos 104:26 (NVI)].

6 Ierushalmi, Shabat 9:7 [citando a Jov 40:29, "jugarás tú (con el Leviatán) como con un pájaro" (NVI)]. Compárese también con Julín 67b, y Jidushe Hagadot allí, bajo la palabra Leviatán.

7 [Levítico 11:4-6; y compárese allí con 11:7, "porque su pezuña está dividida... pero no es rumiante" (NVI)].

8 [Julín 62b; Nidá 50b (NVI)].

9 Tosafot, Nidá 50b, bajo la palabra tarnegolta.

10 Rambán sobre Levítico 11:12; y varias fuentes más. Véase también Shulján Aruj, Ioré Deé, fin de la sección 81.

11 [El vocablo torá proviene de horaá -enseñanza, "porque ella enseña y revela lo que está oculto, lo desconocido"; Zohar III, 53b. Véase también Zohar 260a; Rabí Iehuda Loewe, Netivot Olam, Netiv HaTorá, cap. 1, Netiv Haemuna, cap. 2 (NVI)].

12 [Según la segunda hipótesis formulada al comienzo de la Sijá (NE)]

13 [Pesajim 50b. (NVI)]. Véase Hiljot Talmud Torá 4:3. Tania, cap. 39.

14 Rambán sobre Levítico 19:2. Véase también Tania, cap. 30.

15 Véase Likute Sijot Bereshit, Vaietzé, pág. 61 y 62, sección IV; Likute Sijot Shemot Vaiakhel, pág. 187-189, sección II-III.

16 [El Tania cap. 7-8 (véase también Igueret HaKodesh sección XXVI) explica que el término asur (prohibido) también significa "atado". Esto implica que los objetos prohibidos por la Torá están "atados", atrapados por el poder de la impureza, las kelipot impuras: las "chispas" de santidad que les dan vida están "aprisionadas" y no pueden ser liberadas por el hombre. Es por esto que el hombre tiene prohibido utilizarlos, pues si quiera las mejores intenciones pueden elevar aquellos objetos. El término mutar (permitido), por otro lado, significa, "liberado; libre". Esto implica que los objetos permitidos por la Torá no están atados ni ligados a las kelipot: las "chispas" de Divinidad que les dan vida pueden ser liberadas y cuando aquellos objetos son usados para buenos propósitos, éstos son elevados y absorbidos en la santidad.

Jasidut explica que las diferentes pezuñas de los animales aluden a estos dos aspectos. Las pezuñas unidas están cerradas: la "chispa" de Divinidad se encuentra encerrada, y no puede ser liberada. La pezuña cerrada está atada a lo físico, a los deseos y objetivos animales únicamente. Los animales que tienen estas pezuñas por ende son asur. Por otro lado, la pezuña dividida hace referencia a kelipat noga -la kelipá que contiene "brillo e iluminación": ésta tiene relación tanto con el Bien como con el Mal y por eso puede ser elevada. Esta pezuña está dividida permitiendo que la santidad penetre. La pezuña dividida no bloquea la santidad, sino que permite que ella ilumine incluso los asuntos mundanos con los que se halla conectada. Por lo tanto esta es una señal de los animales que son mutar, permitidos. Véase Tzemaj Tzedek, Or HaTorá Vaikrá, vol. 1, Pág. 45-47.

(No es necesario decir que la pezuña dividida por sí sola no hace que el animal sea mutar, pues también es necesario que éste sea rumiante. Existe sólo un animal, el cerdo, que tiene las pezuñas completamente separadas y aun así es prohibido -Levitico 11:7; sobre este animal está dicho que originalmente proviene de kelipat noga. Kelipat noga puede ser elevada a la santidad, pero también puede descender y ser absorbida en la impureza. Particularmente este animal expresó su Mal potencial, pero no su santidad potencial (véase Vaikrá Rabá 13:5); y es por esto que pertenece a la categoría de los animales impuros y prohibidos. No obstante, en la Era Mesiánica este animal ascenderá a la pureza en virtud de su potencial original. Véase ibíd, pag. 48 y 239. Maim Rabim 5636, cap. 84, y las fuentes mencionadas allí en la nota 328) (NVI)].

17 Likutei Torá, Emor, pág. 31d-32a. Derej Mitzvoteja, bajo la entrada Taglajat Metzorá.

18 [Berajot 24a (NVI)].

19 [Números 8:7 (NVI)].

20 [Ibíd., 6:5 (NVI)].

21 [El pelo proviene "de los excesos (lo superfluo) del cerebro" (Zohar III, 134a). Por lo tanto, su propia condición está determinada por la de su raíz. Si la fuente es una de gran santidad, los "pelos" son una expresión condensada y un conducto para esa santidad, lo mismo es en el caso contrario. Así, vemos que a veces la Torá habla de manera muy distinguida sobre el pelo (como en el caso del nazir), y otras veces de forma denigrante (como en el caso de los Levitas, etc.). La analogía, en términos de las pezuñas del animal, será comprendida en el contexto de la nota 15 arriba (NVI)].

22 Igueret HaKodesh, secc. IX.

23 [Véase Rashi sobre Levítico 11:3 (NVI)].

24 [Kehilat Iaacov, bajo la palabra behemá (NVI)].

25 Sanhedrín 59b.

26 Además de las explicaciones aquí ofrecidas, véase también Likutei Sijot, vol. II, Reé.

27 Sotá 47a, Sanhedrín 107b.

28 Véase Likutei Sijot Bereshit, vol. I, Vaigash, pág. 99 y 100, secc. XI; Likutei Sijot, vol. II, pag. 315.

29 Avot I:12.

30 Tania, cap. 32.

31 [Véase Rambam, Principios de la Fe: "El Noveno Principio se refiere a la derogación. Esto significa que la Torá que nos fue dada por medio de Moshé no será derogada ni cambiada. Ninguna otra Torá provendrá de Di-s. Nada le será agregado ni sustraído, ni en la Torá Escrita ni en la Torá Oral, como está dicho: "No deberás agregar a ella ni quitar de ella" (Deuteronomio 13:1)". Véase también Hiljot Iesodei HaTorá 9:1; Hiljot Mamrim, cap. 1-3; y Moré Nevujím II:39 y III:41 (NVI)].

32 Hiljot Iesodei HaTorá 9:3. [Véase también Sefer HaMitzvot I:172 (NVI)].

33 [Compárese con Shabat 105b. Véase también Likutei Sijot Bereshit, vol. I, Vaieshev, pág. 83, secc. XIII (NVI)].

34 [Véase Maim Rabim 5636, cap. 84 (NVI)].

35 [Birur significa purificación, clarificación. En la terminología cabalística y jasídica representa el concepto de la purificación y elevación: purificar la realidad creada y elevarla a su propósito final, según la intención Divina. Birur significa elevar las "chispas" sagradas ("las chispas de Divinidad") de las kelipot (Reino del Mal o de lo profano). Estas "chispas" están "atadas" al reino de las kelipot para que ellos puedan existir y llevar a cabo su propósito según la intención Divina de la creación. Cuando el hombre interactúa con la realidad creada como lo ordena la Torá (ya sea en términos de una acción activa -haciendo ciertas cosas; o de una manera pasiva- absteniéndose de hacer otras), él junto con aquella realidad son elevados, son absorbidos en la santidad. Cuando el hombre falla en hacer esto y más aún cuando usa las realidades creadas contrariamente a las ordenanzas de la Torá, ambos son degradados y absorbidos en la impureza (véase extensamente Conceptos Místicos del Jasidismo, cap. XI).

Jasidut habla de dos procesos de birur: birur Ban y birur Ma. Ma y Ban son términos que aluden a los Nombres de Di-s. El Nombre inefable Havaiá tiene cuatro letras que pueden ser deletreadas fonéticamente de muchas maneras diferentes. Una manera es יוד הא ואו הא la suma total (guematria) de todas estas letras es 45, en hebreo מה, y ello se denomina el nombre Ma. Una segunda manera es ה"ה ו"ו ה"ה יוד la suma total de todas estas letras es 52, en hebreo בן, y a ello se refiere al nombre Ban. (Para entender la razón de por qué es llamado ban y no de la manera aparentemente más apropiada Nab, véase Sefer Baal Shem Tov, Lej Lejá nota 10; y Likutei Sijot, vol. XVI, pag. 492). Al igual que todos los Nombres estos también aluden a manifestaciones Divinas específicas, emanaciones o influencias que afectan la creación. Ma se relaciona con la trascendencia prístina de Di-s, y Ban se relaciona con la inmanencia prístina de Di-s que tiene su fuente en Ma.

La manera en que estos Nombres afectan la creación puede verse en otro aspecto de estos términos: Ma, como una palabra propia, significa "qué", como en la frase "qué somos nosotros" (Exodo 16:7-8; Rashi allí: "qué importancia tenemos"). Así, ello alude a una total auto-negación hasta el punto de darse cuenta que no hay otra realidad verdadera sino sólo Di-s. La guematria (valor numérico equivalente) de Ma -45- es la misma que la de Adam (Tikune Zohar, Introducción: 7b; compárese con Zohar 1,24a) - éste es el término más elevado con que se denomina al hombre (Zohar 3,48a.).

La guematria de Ban -52- es la misma que behemá (animal, bestia) -véase Tania, fin del cap. 46 - porque es una manifestación menor asociada a la realidad creada, a diferencia de Ma que se halla por encima de la creación y la trasciende.

El proceso de birur, purificar y elevar los entes creados, es posible a través de la conciencia de la Divinidad implicada en el Nombre Ban. Las "chispas" de santidad son liberadas a través de este Nombre. Es por eso que está mencionado que el término behemá (que suma 52, es decir, Ban) es un acrónimo de "birure hanitzutzim min haklipot" (la elevación de las "chispas" de las kelipot; véase Kehilat Iaacov, bajo la palabra behemá). Este es el primer nivel de birur: separar el bien del mal, una purificación de klipat noga y el Alma Animal. Esto significa un reconocimiento de la conciencia de la supremacía Divina, o bitul haiesh - una negación del ego, de la auto-importancia del hombre y la materia. Esto sin embargo no es todavía el nivel óptimo.

Una vez que ha ocurrido el birur Ban sigue otro nivel más elevado de birur, el de Ma, en esta instancia no sólo produce el bitul haiesh, la negación del ego humano como tal, sino una verdadera y absoluta auto-anulación en el sentido de reconocer que "nada hay fuera de Di-s"; esta es la elevación máxima. (Para todo esto véase, Torá Or, Vaiejí, 47d, Likutei Torá, Balak, pág. 69a; Sefer HaLikutim, -Tzemaj Tzedek, bajo la palabra mem, pág. 121).

Este es el concepto místico de ser rumiante: no conformarse con una simple purificación sino hacerlo otra vez para obtener resultados más refinados (NVI)].

36 Shulján Aruj, Ioré Deá 82:3.

37 [Esta última frase se encuentra en Julín 63b: "para el consumo de las 'aves puras' nos basamos en la tradición (de que el ave es apta para el consumo según la ley de la Torá). A un cazador se le cree si dice: "mi amo -un cazador experto - me trasmitió que este ave es pura"... siempre que esté familiarizado con las aves y su nombres (es decir, su clasificación)".

Un cazador experto es capaz de distinguir entre las aves aptas y no aptas. El tiene experiencia y sabe cómo capturar a los diferentes animales. Lo mismo se aplica a la dimensión espiritual, el Rebe es el "cazador experto" de las numerosas "especies" de Ietzer Hará, Almas Animales, y sus maneras astutas de actuar. (NVI)].

En memoria de

R' Abraham

Ben Rafael Jabib

Aboud

23 De Nisán de 5762