La Indicación de la Torá

Esta semana, la Torá nos indica el rol que el judío debe llevar a cabo en relación a estos días.

La Parshá comienza diciendo: "Realiza un censo" utilizando las palabras "Nasó et rosh"- eleva la cabeza - y finaliza con el versículo: "Cuando Moshé llegó al Santuario oyó la Voz que le hablaba desde arriba del arca". En estos dos versículos hay pautas para nuestro servicio a Di-s, a continuación de la entrega de la Torá.

El grandioso acontecimiento que tuvo lugar en el Monte Sinai cuando se entregó la Torá, fue la unión entre lo "supremo" y lo "terrenal", entre la Santidad y lo material, entre Di-s y la Creación. Di-s descendió aquí, al mundo físico y Moshé, un ser terrenal, representando al pueblo de Israel, ascendió a los cielos. En el momento de la entrega de la Torá lo que se percibió con más intensidad fue la revelación y descenso de Di-s a este mundo, y no tanto la elevación del mundo terrenal- nuestro ascenso. A partir de la entrega de la Torá, el servicio de la persona está centrado en la propia elevación, desde abajo hacia arriba.

Levantar la Cabeza

Para lograr la verdadera unión no es suficiente con el hecho de que Di-s se revele aquí abajo. Si el individuo por sí mismo no se eleva, no se crea una verdadera conjunción entre lo "supremo" y lo "inferior". La verdadera alianza se logra sólo cuando el hombre, así como tal, con su intelecto y demás capacidades del alma, se va transformando y elevando hasta unirse a Di-s.

Este ciclo es el trasfondo conceptual del comienzo y el final de la Parshá: "eleva la cabeza" al principio, y el oír la Voz de Di-s - el ingreso al Santuario - posteriormente.

"Elevar la cabeza" significa la necesidad de ennoblecer y refinar incluso las facultades humanas más elevadas. La cabeza del ser humano se ubica por sobre todos los miembros de su cuerpo, demostrando la superioridad del intelecto por sobre las emociones e impulsos naturales (encarnados en el corazón y en los otros miembros del cuerpo). A pesar de ello, la Torá nos ordena: "eleva la cabeza"- debes alzar incluso la cabeza, elevándola de lo simplemente humano hacia lo santo, lo Divino.

Alianza Auténtica

Esto significa que el judío sí debe hacer uso de su intelecto y sus capacidades espirituales y físicas, poniéndolas al servicio de la Santidad, en una vida como judío. Mientras que en el momento de la entrega de la Torá el judío se encontraba en un estado de nulidad absoluta frente a la revelación Divina, acto seguido debe proceder a "elevar la cabeza". Es así como finalmente se logra la unión absoluta entre lo "supremo" y lo "inferior". Este es el significado del final de la Parshá: "Cuando Moshé vino al Santuario, escuchó la Voz que le hablaba desde arriba del arca". Un santuario construido por hombres, es el lugar donde, el hombre recibe la Voz de Di-s, tal cual.

Un Santuario para Di-s

Esto está al alcance de todos, en cada época y situación. En el alma de cada judío hay un "Santuario" donde reside Di-s y allí es posible escuchar Su Voz. Cada integrante del Pueblo de Israel posee una chispa del alma de Moshé, y por medio de ella cada uno tiene la posibilidad de penetrar en el Santuario y llegar a escuchar "la Voz Divina". Aunque no lo percibimos con nuestros oídos físicos, el Alma sí la escucha. Escuchar esa misma Voz que oyeron nuestros ancestros en el Monte Sinaí, la misma que se podía oír en el Santuario. Entonces, con el esfuerzo de la elevación y refinación propia, cuando luego estudia Torá, tiene el privilegio de la revelación de la Voz de Di-s, efectivamente en su alma.