En nuestra Parshá se relata sobre la creación de Adam y la primera Mitzvá que Hashem le ordenó- no comer del árbol del conocimiento1 . De las palabras del Midrash2 se deduce que la prohibición era efectiva sólo para ese día, el primer día de vida de Adam. Cuando analizamos la descripción de nuestros Sabios Z"L3 el desarrollo de los acontecimientos de aquel día, resulta que la orden de no consumir del árbol del conocimiento fue impartida en la "novena hora" (desde el amanecer), y por ende era vigente sólo durante tres horas, hasta finalizar el día (con la puesta del sol).

Esto, despierta un gran interrogante ¡¿cómo es posible que Adam, 'la creación de las palmas de las manos de Di-s' no pueda dominarse y contenerse de transgredir una prohibición vigente sólo durante tres horas?!

La Función del Instinto

Es sabido que en este tema del árbol del conocimiento hay escondidos muchos secretos de la Torá, pero es nuestro deber encontrar una explicación también en el plano de la interpretación simple del texto (pshat), ya que "el texto bíblico no deja de decir lo que expresa literalmente" 4 . A su vez, debemos extraer la enseñanza que puede derivarse de esta parshá ya que 'Torá' deriva de la palabra 'horaá' que significa indicación.

El objetivo de la creación del instinto del mal es obligar al hombre a luchar por cada cosa positiva y sagrada, y alcanzarla con su propia fuerza y libre albedrío. La función del instinto es movilizar todas sus fuerzas para impedir que el hombre cumpla con la Voluntad Divina. El instinto lleva a cabo fielmente esta función, y sabe hacer uso de diferentes caminos, entre ellos el engaño, la adulación y la inconciencia, para lograr su objetivo.

El Instinto se Fortalece

Siendo que el objetivo del instinto es impedir al hombre cumplir la voluntad de Di-s, intensifica sus esfuerzos cuando se trata de un mandato Divino de mayor importancia (por lo que afecta a la persona, al momento o al lugar). Es muy posible que en lo que respecta al mandato en sí se trata de algo muy sencillo para cumplir, pero cuando ese acto sencillo posee gran importancia, el instinto teje todo tipo de dificultades y genera argumentos de loa más variados con tal de impedir que el hombre cumpla.

Es por eso que a veces la oposición más intensa del instinto se da justamente para cumplir con un mandato establecido por los Sabios, e incluso sólo una costumbre de Israel, debido a que en lo que afecta al alma de esta persona justamente estas leyes rabínicas o costumbres de Israel tienen máxima importancia. Y como se explica en el jasidismo5 el dicho de nuestros Sabios6 "¿Tu padre, en qué es más cuidadoso?" –que cada alma posee preceptos específicos que están estrechamente vinculados con la misión de ese hombre en este mundo, a través de la cual recibe la inspiración (zahir = brillo) en su cumplimiento del resto de los preceptos.

Esto también explica la regla: "Todo aquel, que es más grande que su compañero, también su instinto es más grande". En un hombre importante, los actos poseen gran importancia y fuerza, y por eso también el instinto del mal se fortalece y lo seduce con tentaciones mayores y más difíciles, como contrapeso a su grandeza espiritual, para impedirle cumplir la voluntad de Di-s.

Aprender del Instinto

Esto nos explica el pecado del árbol del conocimiento. Justamente porque el hombre es la creación de 'las palmas de la mano del Altísimo', y específicamente por la extraordinaria importancia de la orden respecto al árbol del conocimiento (como se ve a las claras de la extraordinaria caída causada por la falta de cumplimiento de este mandato)- se erigió aquí el instinto del mal (la serpiente original) con todas sus fuerzas, y tuvo éxito en convencer a Adam a transgredir la orden de Di-s.

El aprendizaje que recibimos de esto es que cuando uno ve que su instinto se erige enfrentándolo con una potencia en demasía, e intenta impedirle cumplir con una mitzvá especifica, o lo incita a transgredir algún pecado – de ello mismo uno debe sacar como conclusión que esta mitzvá o este pecado son determinantes para él, de impacto radical.

De esta manera será el propio instinto el que le permitirá a uno tomar conciencia de la importancia de la observancia de esta conducta, y el que al fin lo llevará a cumplir la mitzvá con mayor cuidado y esmero.

(Likutei Sijot tomo 3 pagina 747)