Uno de mis más profundos recuerdos de mis años de estudios en Israel es el sistema de préstamos libres que los muchachos acostumbraban practicar en nuestra Ieshivá. A pesar que pocos de los locales tenían mucho dinero disponible, no era un impedimento para la bondad. Unos cuantos estudiantes de alguna manera unieron sus ahorros y luego hicieron correr la voz que estaban "abiertos para los negocios". Cualquiera corto de efectivo sabía que podía obtener un préstamo a corto plazo libre de interés solamente con pedirlo. El sistema era un salvavidas para cualquiera en crisis y aun yo, un jutznik (un extranjero supuestamente "rico") acostumbraba ocasionalmente pedir préstamos, cuando esperaba que llegara una remesa de mis padres.
La única condición de la persona que se encargaba del tema era que insistía que un garante prometiera devolver el préstamo en el improbable caso de que el prestatario desapareciera. Era lógico, después de todo personas generosas donaban o prestaban al guemaj (fondo de préstamos libre), y hay un imperativo religioso de ser escrupuloso cuando se manejan dineros públicos. Y si el capital desaparece, no habrá nada para la próxima persona necesitada.
Ocasionalmente se me pidió que fuera aval de un préstamo. A pesar que no me sentía preocupado de que mis amigos escaparan, lo tomaba seriamente. Antes de aceptar firmar el compromiso, revisaba para asegurarme de que tenía suficientes reservas para afrontar la responsabilidad si me llamaban, y debo confesar que me sentía un poco intranquilo todo el tiempo en que el préstamo duraba.
De alguna manera Di-s operó con el mismo principio. Antes de darnos la Torá exigió un garante. En la muy repetida historia, los judíos le ofrecieron una gran variedad de opciones para avalar, pero ninguna era aceptable para Di-s. Entonces en un golpe de genio inspirado, sugerimos que los niños judíos podían firmar como garantes. Esto probó ser aceptable y Él nos dio la Torá.
La moraleja obvia de la leyenda es el imperativo de entrenar a nuestros niños cuando son pequeños, porque sólo eso puede asegurarnos la propagación de nuestra fe. Sin embargo, hay otro importante significado de la historia. Así como el garante de un préstamo sabe que puede ser llamado en cualquier momento para asumir su compromiso, y que es mejor que tenga suficientes fondos en todo momento, así también nosotros debemos educar a los niños para apreciar y vivir de acuerdo a sus responsabilidades.
Debemos enseñarles a aprender, vivir y amar el judaísmo, almacenando conocimiento y fe, así cuando sean llamados para justificar el trato que hicimos con Di-s, tendrán suficiente crédito para cubrir completamente su parte del trato.
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