Rabí Israel Baal Shem Tov (literalmente: "maestro del buen nombre", también conocido por el acrónimo "Besht") fue el fundador en el siglo 18 en Europa del Este del movimiento jasídico. El Baal Shem Tov era un líder que revolucionó el pensamiento judío e infundió nueva vida a una nación desalentada. Los efectos de sus enseñanzas se siguen sintiendo hoy, tanto por sus seguidores directos, conocidos como jasidim, como por los seguidores de todas las otras corrientes del pensamiento judío, que han sido profundamente afectados por sus enseñanzas y filosofía. La siguiente es una breve biografía de esta figura legendaria.
A fines del siglo 17, los judíos de Europa aún estaban conmocionados por la devastación provocada por los pogromos de Chmelnicky en 5408 y 5409 (1648-1649 EC). Las masacres habían dejado decenas de miles de judíos muertos y los sobrevivientes acongojados luchando para reconstruir sus vidas rotas y las comunidades.
A raíz de los pogromos, el infame Shabtai Zvi llevó a miles de judíos desesperados a creer que él era el Mesías esperado destinado a redimirlos de su exilio. Muchos judíos se inspiraron con la esperanza de que su sufrimiento terminaría pronto, pero después Shabtai Zvi resultó ser un fraude —se convirtió al Islam bajo la presión de los turcos otomanos —y ellos se hundieron de nuevo en la amarga realidad de la vida en el shtetl.
Después de los pogromos, muchas familias se quedaron sin medios de subsistencia y la gran mayoría de los niños se vieron obligados a abandonar su estudio de la Torá a una edad muy temprana, a veces de apenas cinco o seis años, para ayudar a mantener a sus familias. Sólo los ricos —muy pocos entre ellos —podían proveer una adecuada educación de Torá para sus hijos. Esto dio lugar a una generación de, en su mayor parte, ignorantes, pero piadosos y devotos judíos que eran, en gran medida, abandonados y despreciados por los eruditos de élite —los talmudistas. Se desarrolló una separación entre los judíos cultos e incultos, a tal punto que en muchos pueblos los dos grupos oraban en sinagogas separadas.
En este contexto preocupante, en la pequeña ciudad polaca de Tloste, Eliezer y su esposa Sarah vivían una vida de piedad sencilla, sirviendo a Di-s con un corazón puro. Aunque aparentemente ignorante, Eliezer era en realidad un miembro de la comunidad de "tzadikim ocultos", un grupo de inusualmente talentosos y dedicados judíos que, disfrazados de gente sencilla, dedicaban sus vidas a mejorar la difícil situación de sus hermanos judíos tanto espiritual como materialmente.
En su vejez, el 18 de Elul de 5458 (1698), Sara dio a luz a su único hijo, Israel.
Este niño estaba destinado a infundir vitalidad a los desfallecidos. Su nombre, Israel —es también el nombre del pueblo judío. Su nacimiento serviría como una llamada de atención para una nación profundamente sumida en un sueño espiritual.
Infancia
Cuando Israel tenía cinco años, su madre y su padre murieron. Antes de su muerte, Eliezer llamó a su hijo Israel a su cabecera y le dijo: "El temor a nadie más que Di-s. El amor a cada judío con todo tu corazón y tu alma, no importa quién sea" Estas dos directivas sirvieron de base para el servicio a Di-s de Israel y sus enseñanzas futuras.
La comunidad judía de Tloste adoptó al joven huérfano proveyéndolo de sus necesidades básicas. A menudo, después de la conclusión de sus estudios en el jéder (escuela judía) local, Israel vagaba por los campos y los bosques que rodeaban la aldea. Fue en este lugar pintoresco, aislado y alejado del bullicio de la vida cotidiana, que Israel fue capaz de meditar y reconocer las maravillas de la creación de Di-s.
En una excursión de este tipo, después de dos años del fallecimiento de sus padres, el pequeño Israel encontró por casualidad a un hombre santo orando en el bosque. Después de presentarse, Israel y el anciano se sentaron en silencio en el bosque y estudiaron las santas palabras del Talmud. La erudición del hombre, la calidad de su carácter, y la humildad evidenciaron que era un tzadik oculto. Israel se unió a él en sus andanzas, y deambularon de pueblo en pueblo, de una ciudad a otra, el mentor de Israel todo el tiempo se hacía pasar por un simple vendedor ambulante. Gran parte de su tiempo lo pasó en intenso estudio y oración ferviente. Por desgracia, Israel nunca conocería la identidad de este hombre misterioso.
Israel era contratado periódicamente como asistente del maestro en los jéder de los pequeños pueblos por donde pasaban. Más tarde referiría que tuvo el gran placer de acompañar a los niños a la escuela, utilizando esta oportunidad para rezar con ellos y narrarles historias de la Torá. La inocencia de los niños y la pureza con que oraban, el Baal Shem Tov explicó, provocaba una gran satisfacción al Todopoderoso. El Maguid de Mezritch, el sucesor del Baal Shem Tov, diría más tarde: "¡Si sólo besáramos un rollo de la Torá con el mismo amor que mi señor [el Baal Shem Tov] besó a los niños cuando los llevó al jéder como ayudante del maestro!"
Después de tres años de este estilo de vida nómada, Israel fue llevado por su mentor a la casa de un hombre llamado Rabí Meir, quien asumió la tutela del muchacho todavía joven. Como el primer guía de Israel, el rabino Meir también era un tzadik oculto, y mientras la gente de su pueblo pensaba que era un trabajador manual, en realidad era un gran sabio de la Torá.
Fue en la casa de Rabí Meir que Israel se introdujo, como su padre antes que él, en la comunidad secreta de tzadikim ocultos. Los grandes hombres se reunían regularmente en la casa de Rabí Meir a estudiar las obras místicas de la Cábala y orar juntos. Israel absorbió fácilmente este conocimiento, y pronto se convirtió en el discípulo del líder de esa fraternidad, el venerado rabino Baal Shem Adán. El Rabí Adán se desempeñaba como su mentor desde hacía mucho tiempo, y sus enseñanzas sentaron las bases para el propio trabajo de Israel.
El decimosexto cumpleaños de Israel, el Profeta Elías se le apareció y le describió los grandes efectos que las oraciones de la gente sencilla producían en el cielo. Su intención pura y la fe inquebrantable con la que pronuncian las palabras de las plegarias, Elías explicó, resuenan en "los mundos superiores" más que los logros académicos de los grandes sabios. Inspirado por su conversación con el profeta, Israel convirtió en su misión personal participar con los simples judíos en conversaciones sobre asuntos mundanos. Al indagar sobre su bienestar y la salud de sus familias o medios de vida, Israel fue capaz de obtener respuestas ricas en palabras de alabanza a Di-s.
Para leer una historia de una de esas conversaciones, visite Alimentación de Di-s.
Israel como un tzadik oculto
Cuando Israel tenía dieciocho años, la comunidad de Tloste sugirió una esposa para él. Poco se sabe de la primera esposa de Israel, pues murió poco después de su matrimonio.
Después de la muerte de su esposa, Israel fue contratado como profesor en el jéder de Tloste. Fue en este momento que la comprensión profunda de Israel de la naturaleza humana comenzó a brillar, y se le pidió a menudo que presidiera en los litigios civiles entre los miembros de la comunidad.
Poco tiempo después, en 5478 (1718), Israel se trasladó a la ciudad de Brody, donde fue, una vez más, contratado como profesor. En este cargo, se le pidió a Israel que fuera tutor de un joven huérfano que había sido adoptado por el ilustre Rabí Guershon de Kitov, reconocido por la amplitud de sus conocimientos tanto en el Talmud como la Cábala. Este cargo eventualmente condujo al casamiento de Israel con la hermana de Rabí Guershon, Chana.
La joven pareja dio a luz a su hija, Odl. Su hijo, Tzvi Hersh, nacería quince años después.
La estancia de Israel en Brody fue de corta duración; uno de los maestros de Israel de la comunidad de tzadikim ocultos le ordenó trasladarse a una ciudad pequeña. Y así, Israel y su esposa salieron de Brody y se establecieron en un pequeño pueblo en la profundidad de los Montes Cárpatos, al este.
Israel pasó la mayor parte de su tiempo ahí en el estudio aislado y la meditación. La joven pareja se mantenía de la minería de arcilla y cal, que Chana transportaba a pueblos vecinos con un caballo y una carreta que Rabí Guershon les había comprado. El paisaje impresionante y la relativa libertad de las exigencias de la vida cotidiana permitieron a Israel concentrarse en sus estudios y el servicio a Di-s. El Baal Shem Tov recordaría más tarde que los siete años en los Montes Cárpatos fue el período más agradable de su vida.
En 5484 (1724), en el 26 cumpleaños de Israel, el antiguo profeta Ajía Hashiloni —que había enseñado la Torá a Elías el Profeta unos 2.500 años antes —se le apareció. Ajía enseñó a partir de ese día a Israel los secretos de toda la Torá, comenzando con la primera palabra de la Torá, "Bereshit" y terminando exactamente diez años más tarde con las últimas palabras de la Torá.
En 5490 (1730), Israel encontró empleo como Shojet (matarife ritual) en Kshilowice, pero pronto pasó a administrar una taberna en Tloste que su cuñado había comprado para él. Durante su estancia en las montañas, Israel había entrado en contacto con los pobladores locales, quienes le enseñaron las propiedades curativas de varias hierbas y otras plantas. Ahora, Israel comenzó a aplicar sus conocimientos recién adquiridos mediante la prescripción de remedios y amuletos escritos para los lugareños que estaban necesitados de curación para diversas dolencias físicas. La práctica de Israel fue un éxito y su fama como Baal Shem —curandero —creció rápidamente. Cada vez más, la gente de los pueblos de los alrededores venía en busca de su experiencia.
Pero Israel Baal Shem estaba lejos de ser un curandero ordinario. Mientras que se dedicaba a curar las enfermedades físicas de sus pacientes, trató de curar sus espíritus enfermos. Israel les enseñó la importancia que la Torá da al optimismo y la alegría y los alentó en su servicio a Di-s. Fue este ejercicio único, que le valió a Israel Baal Shem el afectuoso título adicional, "Tov" ("bueno"), dando así origen a su nombre popular-el Rabí Israel Baal Shem Tov.
Revelación y Liderazgo
Mientras que el Baal Shem Tov ampliaba su círculo de influencia, ayudando a sus pacientes de a uno por vez, se mantuvo toda la extensión de su conocimiento y santidad oculta a los ojos del público. Pero en 5494 (1734) todo esto cambió. En su cumpleaños número treinta y seis, después de seis años de intensa presión de sus mentores de antaño Rabí Adán y Ajía Hashiloni para revelar públicamente su grandeza, el Besht comenzó a predicar abiertamente.
Esto marcó el comienzo de una nueva era en el pensamiento judío. En opinión del Besht, la simple bendición de los iletrados judíos era tan santa como el estudio avanzado de la Torá, la pureza de intención fue valorada más que el simple rendimiento, la alegría y la humildad eran de admirar, e incluso el más simple campesino podía servir a Di-s a través de la oración apasionada. Judíos de todas partes acudían a escuchar las palabras santas del Baal Shem Tov y observar como se consumía en la oración.
En 5800 (1740), cuando sintió que sus seguidores eran lo suficientemente fuertes, el Besht trasladó el centro del jasidismo a la pequeña ciudad de Mezhibush, donde viviría el resto de su vida. Muchas de las grandes mentes judías de la generación vinieron a estudiar en la corte del Baal Shem Tov e hicieron de Mezhibush su hogar. Rabí Iaakov Iosef de Pulnaa, Rabí Pinjas de Koritz, y Rabí DovBer (que más tarde sucedería al Besht como líder de los jasidim) fueron sólo algunos de los brillantes eruditos que llegaron a oír la sabiduría del Baal Shem Tov. Estos estudiantes fieles, los líderes por derecho propio, eventualmente, después de que el Baal Shem Tov falleció, se convirtieron en los conductos a través de los cuales se transmitió el pensamiento jasídico a los judíos europeos.
Pero incluso entonces, rodeado de genios académicos que se aferraban a sus palabras, el Baal Shem Tov continuó honrando a la gente sencilla con afecto extraordinario.
En Rosh Hashaná de 5507 (1746), el Baal Shem Tov tuvo una visión donde él ascendió al cielo y entró en la habitación del Mashíaj. El Besht preguntó al Mashíaj, "¿Cuándo el maestro [Mashíaj] vendrá?" Mashíaj respondió: "... cuando el manantial [las enseñanzas del] jasidismo se derrame hasta los extremos más lejanos".
A pesar, o quizás gracias a su popularidad, las enseñanzas del Baal Shem Tov se encontraron con la fuerte oposición de gran parte del movimiento talmudista tradicional. Los opositores del jasidismo fueron impulsados por un deseo de conservar sus posiciones de élite, así como por sus sospechas de que las connotaciones cabalísticas de las enseñanzas del Baal Shem Tov desmentían sus verdaderas intenciones —promoverse a sí mismo como un Mesías, como Shabtai Tzvi, que también había enseñado Cábala, un siglo antes. Su creciente aversión a la glorificación del Besht de los ignorantes, y su afirmación no convencional de que la Divinidad impregna hasta el más mundano de los asuntos, los llevó a rechazar toda su doctrina.
El debate ardió amargamente por varias generaciones. Con el tiempo, los adversarios del pensamiento jasídico llegarían a apreciar su verdad y santidad. Aunque no todos los talmudistas abrazarían el jasidismo, y a pesar de las diferencias ideológicas que continúan existiendo, un ambiente general de respeto mutuo sustituiría a la atroz difamación inicial.
La década de 1750 vio el surgimiento de una secta marginal del judaísmo liderado por el infame Jacob Frank. Los Frankistas, como se les llamaba comúnmente, eran los descendientes espirituales de Shabtai Tzvi, y como su predecesor, Frank afirmó ser el Mesías y trató de crear una religión que incorporaba tanto el judaísmo como el cristianismo. Los rabinos jasídicos y talmudista lucharon arduamente para poner fin a la creciente influencia herética de los Frankistas. En 5819 (1759), el Besht fue elegido para ser uno de los tres delegados que representaron a los rabinos en un debate muy publicitado con los Frankistas en Lemberg. Poco después del debate, miles de Frankistas se bautizaron para demostrar su fidelidad al cristianismo. Mientras que muchas figuras judías prominentes se sintieron aliviados por el bautismo, ya que esto demostraba claramente que los Frankistas cortaban con el judaísmo tradicional, el Baal Shem Tov estaba profundamente triste por el hecho. "Mientras un miembro enfermo está conectado al cuerpo, hay esperanzas de que éste se puede salvar, pero una vez amputado, se ha ido, y no hay esperanza", lamentó el Besht. Se dice que el sufrimiento causado al Baal Shem Tov por su terrible experiencia con los Frankistas en última instancia condujo a su muerte.
Obrador de Milagros
El Baal Shem Tov ganó la reputación de hacer milagros con el fin de ayudar a judíos en una situación desesperada, o para enseñar a sus estudiantes una profunda lección. Muchos de los relatos hablan de la capacidad sobrenatural del Baal Shem Tov para obtener la cura para el enfermo grave, o para permitir a las parejas estériles sin esperanza el tener hijos. En muchas de estas historias se dice que el Besht milagrosamente atravesaba vastas distancias en tiempos más breves que de costumbre, un fenómeno conocido como "HaDerech kfitzat" —acortamiento del camino.
Se cuenta la historia de una pelea que estalló entre dos hombres de la localidad en la sinagoga del Baal Shem Tov. En un ataque de ira, gritó uno de ellos, "yo te haré pedazos como un pez." Instruyó el Baal Shem Tov a sus estudiantes, que habían sido testigos del altercado, que se pusieran de pie cerca de él y cerraran los ojos. De pronto, los estudiantes gritaron de terror, cuando se les mostró una visión en la que el hombre al que la amenaza iba dirigida era desmembrado. Así, el Besht enseñó a sus alumnos el poderoso efecto de las palabras que, a veces, sólo se puede percibir en los reinos superiores.
Para leer más episodios de la vida del Besht, visitar Historias del Baal Shem Tov.
Fallecimiento y Sucesión
En el primer día de Shavuot de 5520 (1760), rodeado de sus alumnos más devotos, el Rabí Israel Baal Shem Tov falleció.
La muerte del Baal Shem Tov, dejó un vacío en el liderazgo que fue llenado inicialmente por su hijo, Tzvi Hersh. Pero en el primer aniversario de la muerte de su padre, Tzvi Hersh anunció que su padre se le había aparecido en sueños y le dio instrucciones para la transferencia del liderazgo al discípulo del Besht, Rabí DovBer. El Rabí DovBer pronto se trasladó a Mezritch, estableciéndola como el nuevo centro del jasidismo, y fue conocido como el Maguid de Mezritch.
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