Las palabras, "en el desierto de Sinai" indican que Di-s adrede eligió un desierto en el cual entregarnos Su Torá.

Hay varias razones de por qué Di-s prefirió un desierto a tierra habitada. Entre ellas:

□ Si la Torá hubiera sido entregada en Eretz Israel, sus habitantes alegarían una relación especial con la Torá. Hashem habló a los judíos en un lugar donde todos disfrutaban de libre acceso a fin de instruir que todo judío tiene una parte y obligación en la Torá igual a aquélla de todo semejante judío.

□ Revelando la Torá en el desierto. Di- s nos enseñó que a fin de volverse grande en estudio, uno debe hacerse a sí mismo como un desierto- eso es, hefker, sin dueño.

Estas palabras implican:

1. Al igual que un desierto es libre para todos para pisar sobre él, así un judío debe ser humilde.

Humildad es la conciencia de la propia pequeñez de uno. Es una virtud necesaria para tener éxito en el estudio de Torá y para una vida feliz en este mundo.

Beneficioso para la Torá:

□ Para progresar en Torá uno debe buscar la compañía de talmidei jajamím (eruditos) que son más sabios que él, y aprender de ellos. Una persona altiva no acepta consejo y guía de otros.

□ Alguien que está convencido de su propia superioridad no se esforzará a sí mismo por cumplir aquellas mitzvot (mandamientos) que él considera sin importancia, ni invertirá mucho esfuerzo para satisfacer los detallados requerimientos de otros.

□ Hashem está complacido con una persona humilde, porque tal persona constantemente revisa sus acciones a fin de corregir sus errores. Una persona vanidosa, sin embargo, no está abierta a la crítica, ni es autocrítica. Por consiguiente, está lejos de teshuvá.

Beneficios generales de la humildad:

□ Una persona humilde disfruta la vida, sin importar sus circunstancias materiales; una persona vanidosa está insatisfecha con su suerte. La persona vanidosa está convencida de que Hashem y sus semejantes están en deuda con ella por sus talentos, contribuciones o méritos. Si no está suficientemente recompensado con reconocimiento o dinero, sufre de descontento y frustración.

□ Si la mala fortuna sobreviene a una persona altiva, ella lo resiente grandemente. Una persona humilde, por el contrario, puede vencer los problemas, inconvenientes y situaciones desagradables de la vida.

□ Una persona humilde hace amigos; una persona engreída no. Ella no puede perdonar a aquéllos que la insultan o no la tratan con deferencia; por consiguiente encontrará dificultoso llevarse bien con otros.

2. "Volviéndose como un desierto" también implica que un judío debe estar listo para sacrificar el confort material por la Torá. El concepto de "desierto" sugiere lo opuesto de civilización con su confort y lujos materiales. Un judío puede tener la esperanza de progreso en el estudio de Torá y cumplimiento de mitzvot sólo si él está preparado para hacer sacrificios en cuestiones mundanas.

3. Una característica adicional del desierto es su vaciedad. El intelecto de un judío debe ser como el desierto, libre de elementos extraños, antes de que pensamientos de Torá puedan enraizarse en él.

Un rey conquistó un nuevo país y lo anexó a su reino. El deseaba que sus habitantes se sometieran a su código de leyes, y por tanto anunció que visitaría una de las ciudades a fin de ser reconocido como el nuevo gobernante.

No obstante, cuando la carroza real arribó, no fue recibida por la esperada vitoreante multitud. El rey viajó a través de calles vacías, y ni un alma pudo ser vista.

Esta ciudad estaba habitada por mercaderes prósperos. Algunos temían que un nuevo soberano recaudase más impuestos; otros estaban comprometidos en tratos deshonestos y temían que el rey pusiera fin a sus fraudes, o, aún peor, los castigara. Era aconsejable para ellos tratar de evadir la autoridad del nuevo rey.

El rey comprendió que la población de esta ciudad era reacia a reconocer su gobierno. Por consiguiente proclamó que visitaría una ciudad diferente al día siguiente.

El espectáculo del primer día se repitió; nadie estaba a la vista para saludarlo.

El rey entonces comprendió que los prósperos ciudadanos del recientemente conquistado territorio no se someterían voluntariamente a su autoridad. Más bien, él debía asegurarse seguidores entre los menos afortunados.

El repitió sus anuncios en las vecindades de ciudades que habían sido devastadas, cuyos habitantes habían perdido sus posesiones y fortunas.

Cuando este pueblo desposeído escuchó del inminente arribo, se regocijó. Un monarca significaba esperanza para el futuro. El invertiría recursos para reconstruir sus demolidos hogares y granjas; los emplearía a su servicio. Ellos no tenían dinero que el rey pudiera confiscar, ni tratos que desaprobaría. Así, en la mañana una multitud jubilosa se reunió para dar la bienvenida al rey.

Similarmente, cuando el Todopoderoso estaba buscando un sitio adecuado para revelar Su Torá, El se aproximó al Mar Rojo. Sin embargo, él huyó, como dice en Tehilím (114:3), "El mar vio (al Todopoderoso) y huyó." El mar estaba avergonzado de enfrentar a la Shejiná (divinidad), porque a su orilla estaba el ídolo Baal Tzefón, que los egipcios adoraban.

Hashem entonces consideró a las montañas como un potencial sitio para entregar la Torá, pero las montañas "saltaron como carneros" (ibid.). Ellas huyeron porque sabían que eran indignas de participar en la Revelación, desde que estatuas idólatras habían sido ubicadas sobre sus cumbres.

Finalmente, la Shejiná se aproximó al desierto, y él no retrocedió. Podía recibir al Todopoderoso sin temor o vergüenza, porque estaba totalmente desnudo, inmaculado de toda mancha de adoración de ídolos.

Por tanto, Di-s escogió el desierto para Matán Torá.

Esta alegoría transmite el mensaje de que un judío puede adquirir sabiduría de Torá sólo preparando primero su intelecto para recibirla. El debe eliminar todo pensamiento, ideal, o deseo que son antitéticos a la Torá; debe hacer de su mente un desierto. Entonces la Shejiná puede entrar.